nueve: azul turquí, como esa noche

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"No condenaba nada ni a nadie apresuradamente y sin tener en cuenta las circunstancias; y solía decir: Veamos el camino por donde ha pasado la falta." (Víctor Hugo, Los Miserables)

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Sonreí brillantemente por última vez antes de que el vidrio del auto subiera por completo, ahogando los gritos de nuestras fans que se emocionaron al verme despedirlas sacando mi cabeza por la ventana. Los chicos reían detrás de mí, insitiendo que las fotografías se harían virales.

Miré al representante Yoon, quitándome el cinturón de seguridad para acercarme a la parte delantera de la van lo más que pudiese.

—¿Vamos a casa, o iremos a JYP primero?—pregunté, ansioso. Mi cuero cabelludo picaba por el fijador, pero no podría hacer nada al respecto hasta que me duchara y lavara el pelo.

—¿Tienes que ir a algún lado? Aprovecha, usarás el auto de la empresa para ello.

—Quiere ir a ese café del que tiene tiempo hablando, ¿cierto?—preguntó Felix. Asentí con la cabeza, mordiéndome el labio y notando cómo Chan me miraba con una ceja levantada y expresión pícara.

Ah, joder, de seguro Brooklyn le contó algo. O quizás lo dedujo él sólo.

—Puedo ir yo sólo si no quieren venir conmigo.

—¿Y no vas a ducharte primero? Es un sitio público—advirtió Chan. Negué con la cabeza.

—No, estoy bien. Igual sólo fuimos a una entrevista y no sudé.

—Su sudor huele bien—volteó los ojos irritado Changbin—. Cada que volvemos del gimnasio sigue oliendo cómo si no hubiese sudado como un cerdo.

—Bin—le miré con el ceño fruncido, pero riendo por la incomodidad del tema—. ¿Por qué hablamos de mi sudor?

—Quieres ir a un café sin ducharte y quitarte el maquillaje y fijador del cabello, eso es de locos—se rio Felix.

Me encogí de hombros.

—No, no creo. Todo está bien. Sólo voy a comer algo y volveré a casa caminando.

Chan me dio su miradilla ladeada de "no te creo ni mierda" o "te estoy observando de cerca", le saqué la lengua de forma juguetona. Lo hizo reír en voz baja, y se giró a seguir escribiendo en su teléfono. Posiblemente hablando con Brooklyn, qué sé yo.

Lo que me hizo darme cuenta. No tenía forma de contactar a Vivi.

Me senté derecho en mi asiento, espabilando ante el pensamiento. Pero me decidí entonces que le pediría su número de teléfono hoy. Demonios, ni siquiera sé por qué no lo hice antes.

El camino al café lo pasamos en silencio, y una vez llegué allá, bajé de la van bajo la mirada extraña que me dieron todos de forma distinta: Chan entrecerró los ojos, Felix me pidió que le comprara postre y se lo llevara luego, Changbin me pidió café para trabajar hasta tarde hoy, y el representante Yoon me hizo prometer que le avisaría cuándo llegara a casa, por lo tarde que era.

Me eché mi bolso al hombro, los despedí, y me fui hasta la puerta del café a la par que el auto se alejaba y cruzaba en la esquina. Pero noté que la puerta estaba cerrada, las luces tenues del café dentro. Vi a Vivienne dentro, su cabello recogido en una trenza que se sacudía mientras caminaba con unas tazas en la mano, haciendo equlibrio llevándolas con los dedos por las orejeras.

Toqué el vidrio de la puerta un par de veces, y la vi saltar asustada y gritar de horror. No dejó caer las tazas, pero casi, y eso me hizo reír a carcajadas. La saludé con la mano y se llevó la mano al pecho, suspirando para calmarse.

미술 (art) - hwang hyunjin (stray kids) (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora