doce: púrpura cardenal, como la yo que murió

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"Si esto era cierto, debió haber sentido que había perdido su viejo y cálido mundo, que había pagado un precio demasiado alto por vivir con un solo sueño." (F. Scott Fitzgerald, El Gran Gatsby)

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—Por el amor de dios, Vivienne, sal de la cama ya—gruñó Rowoon, arrancando la sábana de mi cuerpo, encontrándome sólo en ropa interior—. Tu teléfono no deja de sonar por que Hyunjin te está llamando desde ayer.

Cerré los ojos, abrazando mi peluche de Jiniret y sintiéndo las lágrimas tibias caer en mis mejillas de nuevo. Hyunjin no fue al café ayer, me dijo que por su agenda apretada de ensayos y consultas médicas, y no pudo visitarme.

Y no pude decirle nada a Wonnie sobre lo que Daeho hizo al verme volver sola a casa. Me siguió desde el café y comencé a correr, pero cuando casi llegaba al edificio, no evité el cansarme y me alcanzó. Y por más que luchara, contra la pared de una casa, tocó mi entrepierna por encima de mi ropa.

Volví a casa luego de los peores cinco minutos de mi vida, en los que sentí que otra parte de mí murió en ese momento. Entré directo a mi habitación, me quité toda la ropa y me duché por horas mientras gastaba media botella de jabón para lavar frenéticamente mi cuerpo. No había forma que dejara de llorar, y que dejara de sentirme asqueada, y llorar tan fuerte por tanto tiempo me hizo vomitar en el váter.

Me sentía sucia, vacía y triste. Y no quería salir de mi habitación. No podía ver a nadie por que no quería que me vieran así. Estaba avergonzada, por que incluso cuando intenté luchar, no pude evitar que pasara de nuevo.

—¿Quieres decirme qué te pasa, por favor?—preguntó Rowoon, desesperado—Por qué, maldición, Vivienne. Estás deprimida y no me dices por qué—sus ojos se llenaron de lágrimas, me senté en la cama, mirándolo mientras yo lloraba también. La voz de Rowoon se rompió cuando habló de nuevo—, es como si... No tienes que sufrir sola, lo sabes, ¿cierto?

Jesús. Estaba lastimando a mi mejor amigo y el hermano que nunca tuve, por culpa de mi acosador. Y no quería decírselo por que no quería meterlo en mi problema.

—Wonnie, es que... estoy pasando por algo...

—Pasando por qué, Vivi—dijo frustrado, parado frente a mí, llorando—. ¿Qué problema es tan grande que no puedes decírmelo?

Eso sólo me hizo llorar más fuerte. Negué con la cabeza.

—No puedo decírtelo, Wonnie. No me hagas decírtelo. Por favor. Sólo confía en que podré lidiar con esto sola—le rogué.

Parece que eso fue lo último que podía decir antes de destruir a Wonnie emocionalmente, lo que mataba.

—No quiero herirte, te juro que por eso no quiero decírtelo. Es... mi culpa—susurré.

Rowoon sólo lloraba en silencio, mirándome a los ojos.

—¿No confías en mí?

—Sí, confío en ti hasta la muerte—afirmé, viendo como sus ojos se ablandaban un poco más con compasión—pero esto es algo que tengo que resolver sola. Es algo que me avergüenza, y que no quiero que nadie más sepa...

Rowoon me tomó de las manos, sentándose en la cama conmigo y mirándome a la cara fijamente.

—Vivi, por favor, dímelo—me pidió—. Dime qué es tan grave que no quieres salir de la cama algunos días, sólo lloras, abrazas ese peluche de tu grupo idol favorito, y te ves cada vez más... más...

Mi labio tembló, esperando que lo dijera.

Muerta en vida. Vacía. Sin emociones. Demacrada. Nada de lo que dijera se acercaría a cómo me sentía realmente.

미술 (art) - hwang hyunjin (stray kids) (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora