veintiocho: negro, como mi alma (+18)

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"—Las mujeres aman a un hombre que esté orgulloso de llamarla suya—logro decir.

La estás degradando.

—Tú de todas las mujeres sabes que hay mujeres que les gusta eso." (Shantel Tessier, Carnage)

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Salimos de la casa de Donatella, entramos en el auto y comencé a conducir, con la mano libre sobre la pierna de Vivienne.

Luego de esta visita, ella estaba menos ansiosa que antes. Era nuestro segundo día en Italia, y Donatella se tomó el día de hoy para presentarle al equipo a su dispocisión si firmaba el contrato: una manager que se encargaría de conseguirle contratos de modelaje, una instructora de modelaje que se encargaría de formarla junto a otras doce modelos, y el staff dedicado a vestimenta eran tres mujeres de distintas edades.

Y aún hasta ahora, yo era el tercer hombre en su vida que podía tocarla: su padre, Rowoon, y yo.

—Iremos a cenar, amor mío—le dije, el viento sacudiendo nuestro cabello mientras conducía por las calles de Milano—, nos reservé una mesa en un restaurante algo particular.

Sentía la mirada de Vivienne sobre mí, pero no presté atención. A propósito, la ignoré y seguí mirando la carretera.

—¿Particular? ¿A qué te refieres?

Inhalé profundamente, sopesando qué tanto debería decirle sin asustarla. Pero por su naturaleza ansiosa por su trauma, decidí ser honesto con ella directamente.

—Es un restaurante exclusivo para personas que practican BDSM, como nosotros.

Me tomé un segundo para verla, sus ojos se iban a salir de su cara, el asombro plasmado en ella como si fuese una fotografía. Me reí en voz baja, no pude evitarlo.

—¿Tendremos sexo en público?—gritó, el viento ahogando su voz un poco—Hyunjin, no me gustaría terminar en la policía por exhibicionismo...

—No, Vivi, no tendré sexo contigo en público—me burlé, sin dejar de reír al conducir. Su inexperiencia era tan tierna que me mataba—. No me gustaría lucirte en público de esa forma. Hay gente que le enciende eso, pero no a mí. Soy algo celoso a veces con mis parejas, de buena manera, y eso incluye dejar el sexo sólo para los dos.

—Entonces ¿sólo comeremos algo y nos iremos? ¿Dónde está lo dominante en una comida?

Me relamí los labios.

—Jugaremos un juego, ¿bien? Puedes verlo de esa forma.

—¿Un juego?

—Sólo tú y yo, el secreto estará en que seremos tú y yo juntos en la dinámica. Y está permitido en ese tipo de sitios, bajo confidencialidad podré jugar contigo en público sin nada explícito.

Guardó silencio, pero la escuché hablar de nuevo.

—Entiendo. Un juego, entonces.

—Sí, mi amor. Más tarde, el juego se pondrá... más competitivo—sonreí más ampliamente, mis manos picaban por tocarla y hacerle el amor, pero no aún.

—¿Por eso le pediste a Donatella que me cediera esta ropa?—se refería a su falda corta de cuero y franelilla blanca, junto a zapatillas bajas blancas a juego. Sin sujetador debajo, su suéter de cuero le tapaba los pechos.

—Sí, por eso le pedí tu ropa. Iríamos a un sitio informal, pero también levemente elegante. Además, tómalo como una cita—le miré, la sonrisa aún en mi cara—. Tengo todo en mi bolsa de mano, estaremos preparados para hoy, te lo prometo. Traje tu pijama y cosas de tocador, junto a mi ropa y lo que necesitaremos para la sesión.

미술 (art) - hwang hyunjin (stray kids) (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora