trece: blanco marfil, como tu inocencia (+18)

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"El momento en el que la vi, una parte de mí salió de mi cuerpo y se envolvió alrededor de ella. Y ahí, aún se mantiene." (Arundhati Roy, El Ministerio de la Felicidad Suprema)

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NOTA DE AUTORA: este capítulo contiene descripciones de abuso sexual implicado, intento de violación, altercaciones físicas explícitas y más. Recomendaría la discreción de cada lector y lectora antes de leerlo, y cómo tema principal de esta historia, te recuerdo, ante cualquier señal de abuso de cualquier tipo, no tengas miedo de hablar. Tu salud mental importa.

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Estaba sentado en la silla de comedor del departamento de Vivi y su amigo Rowoon, y la verdad es que estaba encantado con la decoración. Tenían un espacio pequeño, pero ameno: un bar de café bastante sencillo en una esquina de la cocina, usando una mesita de madera; pocos utencilios en la cocina ordenada y limpia, un pequeño televisor pantalla plana en una esquina de la sala, y dos sillas reclinables en lugar de un sofá.

La mesa sólo tenía cuatro sillas, era redonda y pequeña, de color blanco con el ramo de rosas que le di a Vivi hace días ya marchito en un jarrón blanco, la pintura pelándose por el desgaste. Hice nota mental de traer mis cosas para pintarla yo mismo, si volvía a su casa alguna vez.

Su amigo me entregó un vaso rosa coleccionable de Starbucks de edición flores de cerezo, lo que me hizo sonreír.

—Es té de Oolong helado, para ti. No sé que tanto has caminado, chico idol, pero debes tener sed.

Le sonreí cálidamente.

—Gracias, de verdad.

—Vivi está vistiéndose, ya viene. Yo, bueno, iré a mi habitación. Griten si me necesitan. Bueno, no griten si estoy en casa, ya sabes, qué vergonzoso oírles...

—Wonnie, yo me encargo, ve a dormir o a estudiar o lo que sea—oí a Vivi gemir las palabras con frustración, tomándolo de los hombros y empujándolo en dirección a la puerta del pasillo cerrada.

—Sí, ya me voy, lo siento. Voy a llamar a Anton. Adiós, Hyunjin—me despidió con la mano, girándose y dejándome con la mano en el aire por igual.

—Adiós, Rowoon-ssi—murmuré, viéndolo correr a su habitación sin que Vivi le empujara.

Ella suspiró, su cabello húmedo cayéndole en la cara y la espalda, ahora de un rojo vinotinto por la humedad. La miré, completamente enamorado, su rostro sin maquillaje sonrojado por el calor de la ducha y su ropa holgada de pijamas que abrazaba su cuerpo que (usualmente) yo veía siempre en un uniforme de barista.

Me levanté, caminando hacia ella e invadiendo su espacio personal, pero no pude evitarlo. Lo que si evité, sin embargo, fue tocarla en lo absoluto. Y me fijé que ella lo notó.

—Hola, Hyunjinnie—su voz suave apretó mi cuello y me ahorcó en el sitio. Mierda, extrañé verla.

—Me preocupaste demasiado—admití—. No contestabas a nada que te enviara, ni a mis llamadas, y me empecé a desesperar por que...

Tragué saliva.

—Pensé que ya no querías verme.

Vi cómo su respiración se entrecortó, sus ojos analizándome con cuidado.

—No te miento, Vivi, de verdad me asusté y pensé que me odiabas...

—No te odiaría nunca, Hyunjin—se acercó más a mí, su calor corporal me mareó—. Lo siento tanto. No quería ignorarte así pero... no tenía fuerzas para hacerte cara ahora mismo.

미술 (art) - hwang hyunjin (stray kids) (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora