CAP. 1 *

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ALEX

Otra vez me encontraba en aquél lugar, estaba rodeada de preciosos jardines y frente a mi se hallaba un inmenso palacio blanco marfil. El cielo era completamente azul, se respiraba tranquilidad y armonía, la brisa era perfecta. Podía escuchar la melodía que desprendía el movimiento de las hojas y los pájaros cantar.

Estaba rodeada de preciosas flores de colores, era un lugar precioso, cerré los ojos disfrutando el momento y al abrirlos de nuevo me encontré con ésa mujer de cabellos dorados y ojos celestes que siempre aparecía en mis sueños. Era hermosa y transmitía mucha paz y tranquilidad.

- Alejandra, es hora de despertar

La mujer me acababa de hablar! Nunca lo había hecho!

- Despertar de qué? - le pregunté -

De repente, la imágen despareció y noté como alguién me zarandeaba del brazo.

- Alejandra hija, despierta!

Abrí los ojos algo somnolienta y me encontré con mi querida abuela. Todo había sido otro de mis extraños sueños.

Me estiré un poco sobre la cama y sonreí.

- Buenos días abuela

- Buenos días pequeña y feliz 18 cumpleaños! - me dijo con unas de sus mejores sonrisas aunque su mirada parecía algo triste.

La rodeé con mis brazos y la besé. Amaba a mis abuelos, ellos cuidaron de mi desde que yo era una bebé, eran mi única familia.

- Muchísimas gracias abuelita!

- Vamos pequeña, aseate un poco y vayamos a desayunar que hoy va a ser un día muy especial.

- En 5 minutos bajo

Mi abuela asintió con la cabeza y salió de la habitación. Corrí a darme  una ducha rápida y después de acabar de asearme y vestirme bajé a desayunar.

- Felicidades princesa!

- Gracias abuelo! - lo abracé y besé como minutos antes había hecho con mi abuela -

Su mirada también parecía entristecia, era extraño...

Fue uno de los mejores desayunos que había tenido con ellos, nos pusimos a recordar anécdotas de mis travesuras de niña y no dejamos de reír.

- Que momentos tan buenos vivimos contigo querida y ahora eres toda una mujer de 18 años. Espero que nunca nos olvides pequeña

- Abuelo, cómo voy a olvidar a las personas que más amo en éste mundo y con las que convivo día a día? - reí -

- Tenemos algo para tí pequeña

- Para mí? Ya sabéis que mi mejor regalo sois vosotros

Mi abuela se puso a llorar. Algo les ocurría estaba segura. La rodeé con mis brazos y la besé, ella pareció relajarse y me sonrió agradecida.
Miré hacia mi abuelo y éste con la cabeza me señaló un regalo envuelto.

- Es para mí? - él me asintió sonriente, yo dí aplausos y brinquitos como una niña pequeña -

Lo abrí y me encontré con una preciosa bandolera que colgué rápidamente sobre mi hombro. Era sencilla pero muy cómoda, exactamente iba con mi estilo.

- Me encanta, es preciosa! - mis abuelos sonrieron -

- En ella encontrarás todo lo que necesites

Fui a abrirla para ver lo que había dentro, pero mi abuelo me lo impidió.

- Hay algo mas hija - buscó en sus bolsillos y extrajo dos cajitas, una celeste y otra dorada -

- No era necesario de verdad, ya bastante habéis hecho por mi durante todos estos años - me miraron enternecidos -

- Ábrelos pequeña, no esperemos más - se me escapó una risilla, parecía que el abuelo estaba más ansioso que yo -

Abrí la cajita celeste y me sorprendió lo que vi en ella. No podía ser posible... Había un anillo de esmeraldas! Éso les tenía que haber costado una fortuna y nosotros no disponíamos de ella. De dónde lo habían sacado?

- Ésto es demasiado, creo que deberías devol...

- Va pequeña, póntelo y abre el otro

- Pero abuelo, ésto vale una fortuna!

- Aja, como digas. Ahora abre el otro, no hay tiempo que perder.

Mi abuelo comenzaba a preocuparme con su desesperación, aquí ocurría algo extraño.

Cojí la cajita dorada, era algo más grande que la otra y la abrí. No me lo podía creer!
En ella había una cadenita de oro con la forma de un lobo en el centro.
El lobo era mi animal favorito y mis abuelos lo sabían pero era otro regalo demasiado costoso.
Cómo se habían podido permitir regalarme algo así?

- Ven pequeña acércate que te la pongo

Me acerqué a mi abuelo sumida en mis pensamientos, me colocó la cadenita en el cuello y tras ello los abracé a los dos.

- Os amo! - les dije entre lágrimas -

- Y nosotros a ti pequeña, no lo olvides - mi abuela volvió a llorar pero ésta vez también se le unió mi abuelo -

Pero qué...

De repente todo se volvió negro y caí al suelo, lo último que escuché fue a mi abuelo decir entre sollozos : Amor, la pequeña ya a vuelto a casa.

UN NUEVO DESTINO (Completada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora