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Alize despertó de la siesta cuando el sol ya estaba a punto de descender, cosa que le permitía saber que había llegado tarde a la comida. Tenía un hambre atroz. Pero no le importaba saciar el estómago, cuando su corazón se sentía igual de vacío y convaleciente.

Echaba tanto de menos a su pobre padre, no soportaba la idea de que él estuviera desolado ante la posibilidad de que su hija se hubiera unido a la lista de jóvenes que desaparecieron en los últimos meses o peor aún que estuviera muerta. Estaba segura de que, ante la sospecha de haber perdido a la única persona que le quedaba en ese mundo y con su honor en duda tras la fuga de Alize, estaba barajando la idea de quitarse la vida. Ella misma también lo había considerado varias veces en la penumbra entre la vigilia y el mundo onírico, pero no lo hacía porque sabía que eso no haría más que añadir otro clavo al ataúd de su alegría. Esperaba que él tuviera una fuerza de voluntad semejante.

Se volteó hacia el otro lado de la cama.

Dio un respingo sobresaltada al notar la presencia de Rene en pie junto a la cama.

-Lo siento, no planeaba despertarte.-Dijo y por primera vez Alize percibió sinceridad en él.

-¿Qué hace aquí?-Preguntó tapándose con la manta, ya que ella tendía a dormir desnuda, y no recordaba si se había desvestido para dormir, y no notaba el vestido porque este era demasiado ligero y cómodo, además de que todavía no se le habían despertado todos sus sentidos en todo su esplendor.

-Por favor tutéame, yo lo haré también, pues me gustaría pensar que somos iguales.

-Bien, ¿Qué haces aquí?

-Empezamos por mal píe y quería disculparme. La verdad es que quería impresionarte ya que me temo que siento atracción por ti.-Se sinceró siendo quizás demasiado directo, pero si algo no le gustaba a Rene y menos a Alize eran las personas que ocultaban las intenciones tras sus acciones.

-Bueno disculpas aceptadas, pero ¿No crees que es un poco patético enamorarse de alguien que has conocido hace menos de dos días?-Dijo con intención de ser lo suficientemente cruel para que su precoz enamoramiento fuera fugaz(Aunque ella no creía que se hubiera enamorado de verdad, pues nunca había vivido amor a primera vista ni de ningún tipo.)

-Eso ha sido un golpe bajo.-Dijo y se dispuso a marcharse.

Pero entonces un pensamiento cruzó la mente de ella, un pensamiento inteligente.

"No seas tonta, si él cree que eres una mujer desalmada y descortés hará de tu vida un infierno el tiempo que tengas que pasar confinada entre estás malditas paredes cubiertas de nieve. Deberías hacer lo posible para que la convivencia sea soportable."-Ese mismo pensamiento la llevaría a su perdición.

-Espera.-Dijo.- He sido cruel, no debí burlarme de tus sentimientos.

Rene se giró y se disculpó.

-No, la culpa es mía. No estoy acostumbrado a tratar con mujeres, es la primera vez que me enamoro y no he tenido oportunidad de entender el arte de la seducción.

"Hace una semana estaba en la misma situación, pero entonces mi mundo se sacudió, se rompieron todos los esquemas que me había construido oyendo historias de amor: No consideraba lo suyo con Etoile como amor, sino como una aventura puramente carnal, pero cuando la veía o pensaba en ella su corazón y sus partes le latía con intensidad." La verdad es que le despertaba cierta ternura por su ignorancia fruto de no haber tenido una madre, al igual que ella.

-No pasa nada, tienes tiempo para aprender a convivir con una dama y con suerte a conquistarla.-Dijo con cierto pesar en sus palabras al enunciar por primera vez la posibilidad de que tardaría mucho más tiempo del que creía al principio en poder abandonar la casa.- ¿Dónde está tu padre? Él se supone que debería formarte en esos temas.

-Mi padre murió hace unos años.

-Lo siento. Entonces piensa en que te hubiera dicho, si ha estado en los primeros años de tu vida lo conocerás bien, o puedes preguntar alguien que lo conociese bien.

Lo pensó durante unos instantes.

-Eso haré. Me marcho ahora.-Le hizo una reverencia.-Por cierto le dije a Delroy que esperara para preparar la comida hasta que despertaras.- Le informó.- Estará en una hora.

Salió y la dejó en el cuarto, pensando en lo que implicaba el hecho de que su mente acababa de aceptar que no saldría de esa casa en al menos una semana, y el hecho de decirlo en voz alta, como si de alguna manera considerarlo en su propia voz conjurara un hechizo que lo hacía realidad y de otro modo no pasaría , le sentó como un jarro de agua fría.

Mientras tanto Rene bajó a la cocina, era hora de tener una conversación con su sirviente.

OniriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora