Rene reunió todo su valor y golpeó tres veces la puerta de la cocina.
-Pase.
Delroy se giró para verle.
-Yo...
Delroy lo interrumpió.
-No hace falta que se disculpe, señor. Aunque me siento honrado, ningún padre soporta ver a su hijo llorar. Pues aunque no llevéis mi apellido, mi sangre corre por vuestras venas y os crié como tal.
-No, en serio, me debo disculpar. Lo hicistes todo por mi bien y yo os eché en cara vuestro errores.
-No hay mejor ungüento para las heridas que el aprecio de un hijo, pero yo soy quien debe disculparse, no hay día que no me arrepienta de mis errores y rezo para que Dios me pase factura de un modo que solo me afecte a mí. Pero me temo que Dios me quitará lo que más me importa: usted. Rezo cada día para que no suceda así.- Sus rezos no sirvieron de nada.
-No os disculpéis, tuve una buena educación en los valores cristianos y sé que Dios perdona a quien se arrepiente de sus pecados, no te preocupes por ellos, solo tienes que buscar redención. Y se me ocurre un buen punto de partida.
-A mí también, creo que estamos pensando lo mismo.
-Así es.
A partir de ese momento en las dos semanas siguientes se estrecharon más su relación, no como sirviente y amo sino como padre e hijo.
También durante esas semanas, antes de la devastadora noticia, Alize ayudó y asistió psicológicamente a Rene para habituarse al cambio. Y sin saberlo sus florecientes sentimientos se intensificaron. O al menos hasta que su relación empeoró un día antes de recibir la noticia que la acabó de destrozar.
Aquel día Rene estaba aún más encantador con ella. Él estaba muy agradecido con ella así que actuaba en consecuencia. Cada ciertos le traía las pocas flores que Delroy había podido cultivar, en el alféizar de la ventana del segundo piso, con aquel clima.Entonces la reunió en el vestidor.
-¿Qué querías?-Preguntó Alize sonrojada.
-Tengo una cosa que contarte.
-Ah, ¿Sí?- Preguntó nerviosa.- Yo también.-Dijo dispuesta a revelar sus sentimientos.
-Te ruego que me escuches primero. Puede que después no quieras hacerlo.-Dijo con claros nervios.-Me has ayudado mucho, como compensación te regalaré el vestido que elijas entre mi antigua colección y cuando la nieve se funda mandaré a Delroy a encargar otro al mejor diseñador del país para mostrarte mi gratitud.
-Muchisimas gracias, lo que quería contarte era que yo...
La calló con un siseo.
-No hables, pues me temo que te arrepentirás de tus palabras cuando escuches lo siguiente: Te contaré la verdad por la que me escondo en esta casa, lejos de la sociedad y lejos de la justicia, así es soy un fugitivo...
Le contó la verdad de la muerte de su padre, pero se arrepintió de no empezar el relato con el motivo de este pues ella empezó a llorar asustada a media historia.
-No llores, mi amor, te lo explicaré todo.-La consoló pidiendo la mano en la mejilla.- Después podrás decidir si creerme o no hacerlo y llevarme a la justicia en cuanto el sol se lleve la nieve a las profundidades de la tierra.
Alize le apartó la mano y sollozó más fuerte.
-No me llame tu amor, yo y tú no somos nada. Y pensar que te iba a confesar mis sentimientos, estos ahora están dos metros bajo tierra al igual que el hombre al que asesinaste. ¡Monstruo!, ¡Asesino! No quiero saber nada más de ti.- Se llevó la mano al interior de vestido, donde guardaba el colgante que encontró aquel día en los arbustos junto al lago.
-Yo...-Intentó excusarse
-Eres un degenerado, ¿Y tu te quieres hacer llamar caballero? No sois más que un pervertido que espía jóvenes desnudas en un momento de vulnerabilidad.
-No es lo que piensas...
Le abofeteó.
-En cuanto suceda el deshielo me marcharé, os ruego que no os acerquéis a mí en ese tiempo, pues si lo hacéis me tomaré la justicia por mi mano y os reuniré con vuestro padre.- Le advirtió y se fue a encerrarse en su habitación.
Rene corrió a contarle desconsolado y confundido por la reacción de Alize (aunque ya había considerado la posibilidad) la situación a Delroy en busca de consejo. Este le dijo que poco podía hacer y que era tiempo de tomar una decisión: podía entregarse a la justicia, huir de ella escondiéndose en otro lugar o reunirse con los rumoreados revolucionarios que tanto conocía Delroy y encabezar las revueltas hasta llegar al poder.
Pero el destino, o quizás el diablo, tenía otros planes para ellos.
A la mañana siguiente Alize despertó y Delroy le llevó café y pastas a sus aposentos, antes de marcharse a la ciudad a comprar provisiones pues la mayoría de la nieve se había marchado durante la noche anterior. No se lo dijo todavía, quería hacer tiempo para que ella y su hijo se reconciliaran, cosa que consideraba imposible.
"Pero un més antes consideraría imposible que nevara en pleno verano y así ha sucedido"-Pensó queriendo conservar las esperanzas.
Fue entonces cuando se enteró de la noticia.
Alize se asomó a la ventana y observó a Delroy marcharse en su carro.
Primero suspiró por poder escapar, pero luego pensó que no llegaría muy lejos corriendo por la nieve, ya que el bosque estaba a dos horas de la ciudad más próxima. Además si Delroy no le había ofrecido llevarla a la ciudad sólo podía significar que no la dejarían contar lo que Rene le había confesado. La eliminarían para que el joven fugitivo no fuera llevado nunca a la justicia.
Se encogió abrazando sus rodillas y lloró de impotencia ante la idea de ser asesinada. No sabía que una horas después lloraría aún más.
Pasaron seis horas, eran las dos de la tarde cuando Delroy regresó.
Rene le intentó hablar en vano para decirle que se iba a entregar a la justicia, que ya estaba cansado de huir y que sucediera lo que sucediera era su destino, pero que él huyera pues no quería arrastrarlo al patíbulo.
Este le ignoró y subió al cuarto que ocupaba la joven.
Esta se acorraló contra la ventana amenazando con saltar si se acercaban a hacerle daño,
Delroy se detuvo en la puerta, dejándole espacio, y empezó a hablar.
-Lo siento, Alize, pero su padre ha muerto.
-¿Qué? No mientas. Seguro que es una falacia para que no me resista y me deje asesinar.
-No miento, tengo un contacto en la guarida de la ciudad y me cuenta todo lo que se cuece en ella. Me contó un asesinato y lo relacioné con usted al oir su apellido: Alphonse Baudelaire murió asesinado en un ritual satanico.- Por su tono supo que no mentía.
-¡Asesino, lo has matado!
-Yo no fui.- Contestó y se dio cuenta de que ella miraba fijamente a la ventana, se iba a arrojar al vacío.
Corrió hacia ella y la sujetó antes de que trepara la ventana.
-¡No!- Lloró desconsolada.
-Shhhh, tranquila. Juro por los dioses que me encargaré del asesino como si hubiera derramado mi propia sangre.-Dijo y por la convicción que lo dijo sabía quién había sido.- Su motivo es la venganza hacia mi familia, todo por mi pecado. El diablo viene a cobrarse su alimento.
-¿Quién fue?
-Quien encontró el cuerpo fue Pierre Mort d'ete, un viejo conocido que probablemente quisiera cobrarse venganza contra nosotros. Pero no me explico por qué mataría a vuestro padre. Siempre sospeché de que estaba desquiciado, pero no sé que motivos tenía para dañar a vuestro padre. Quizás sabía que estabais aquí, cosa que veo imposible, en ese caso me disculpo pues los pecados siempre se pagan con sangre, pero debía ser la mía no la de un inocente.
Pero Alize sí creyó saber la razón, y no creía en las casualidades.

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Oniria
FantastiqueSam, un tímido niño, se pierde en el bosque. Ahí encuentra una vieja mansión, donde habita una marioneta de payaso y una muñeca de porcelana con vida. Dos almas, dos tiempos; una sola oportunidad de arreglar el pasado.