-"Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra"-Recitó el verso de la biblia que describía al último jinete del apocalipsis y dio por finalizada su lectura diaria. Ese sería él, no aceptaría otra posibilidad, él traería la muerte a la tierra, él sería el último jinete y el que rompería los sellos que contenían al diablo; y este le haría su mano derecha y su amante. Yacería con él y lo preñaría para que nacieran de su cuerpo criaturas oscuras como la noche y horribles como un cadáver putrefacto, estas tomarían la tierra y la purgarían de las huestes humanas, alimentándose de sus pecados y haciéndolas sufrir eternamente. Se deleitó con la idea de oír los gritos de la humanidad mientras bestias se abrían paso dentro de él para salir al mundo desgarrando sus carnes.
Cerró la biblia y estudió las sagradas escrituras, en un idioma olvidado y blasfemo, de otro libro, Uno que había "encontrado en una feria ambulante" y que se había convertido desde entonces en su único salvador.
Leyó en voz alta por donde lo había dejado la última vez, aunque esa era la vigesimoquinta vez que lo leía.
-"Y el verano, que consuela a la humanidad con el calor del sol creado por el usurpador, debe morir así el reino de Dios no tendrá esperanzas y aparecerá un mesías, el verdadero mesías, que guiará el paso de los humanos a través de las tinieblas y volverán a jurar lealtad al legítimo señor de este mundo: Satán."-En ese mismo pasaje se inspiraba su apellido. Esas mismas palabras fueron las que le vinieron a la mente en su momento más bajo, cuando arrebató su primera vida y también cuando observó sin poder hacer nada como la única persona que le importaba moría desangrada ante sus ojos.
Para romper los sellos debía sacrificar siete almas pecadoras de menos de treinta años bajo la luna llena. Y bajo su punto de vista todo el mundo era un pecador cuya mayor aportación posible al mundo sería ser sacrificado al legítimo señor, incluso debían considerarlo un honor.
Y ahora mismo iba a sacrificar a alguien, esa persona era mayor de treinta, pero no la iba a sacrificar para romper un sello sino para que su amo le mostrara la forma más eficiente de cumplir su objetivo y vengarse de su enemigos. y hablando de enemigos, su siguiente sacrificio era una persona que lo había humillado y frustrado sus planes.
Abrió la puerta y tocó la nieve, usando los poderes que el diablo le había prestado sobre la naturaleza y esta se derritió con su tacto.
Cruzó el pueblo, encapuchado para que no lo reconocieran y llegó a casa de su objetivo.
Derritió la nieve que bloqueaba la puerta y derribó esta.
Alphonse Baudelaire se sobresaltó.
-¿Qué hacéis aquí?- Dijo empuñando su sable oxidado.
-¿Eso no os servirá de nada?
Antes de que pudiera repicar se abalanzó sobre él y le atravesó el corazón.
Dibujó un círculo con su sangre y pronunció las blasfemas palabras que había memorizado.
Una vez hubo terminado se marchó y volvió a bloquear la puerta de entrada con nieve.
Lo que Mort d'ete no sabía era que Etoile había sido testigo de la escena desde el interior del armario.
Salió de este y se arrodilló sobre el cuerpo aún caliente de Alphonse, le tomó el pulso: estaba muerto.
Entonces corrió a la puerta y vio que esta estaba rota y que la nieve bloqueaba la salida.
"Es imposible, acaba de salir."
Escarbó en la nieve, con las manos llenas de la sangre del difunto , desesperadamente, pero no hacía más que provocarse heridas debidas al frío.
Pasaría el las próximas tres semanas intentando escapar y gritar por ayuda en vano.

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Oniria
ParanormalSam, un tímido niño, se pierde en el bosque. Ahí encuentra una vieja mansión, donde habita una marioneta de payaso y una muñeca de porcelana con vida. Dos almas, dos tiempos; una sola oportunidad de arreglar el pasado.