Antes de adoptar el apellido Mort d'ete Pierre era un muchacho humilde de una familia sin honor ni reputación.
Su madre los abandonó y su padre tenía un caro vicio por las mujeres, lo que provocó que muchas veces su familia pasara hambre , si se le podía llamar familia a un grupo emparentado formado por un putero, un hijo enfermizo y dos niñas repelentes.
Había pasado gran parte de su infancia en cama, pues tenía una rara enfermedad que le debilitaba lo suficiente para impedirle caminar por sí mismo. Por supuesto su padre lo dejó a su suerte, no contrató ningún médico: el dinero, hasta que se acabó, lo invertía en su vicio carnal.
Nunca se había llevado bien con sus hermanas, pues tampoco lo habían ayudado en sus largos días de convalecencia, por lo que no sintió pena cuando una cayó por la escaleras torciéndose el cuello.
Entonces la situación empeoró: el humor de su padre empeoró y su hermana restante lloraba cada noche.
En cambio a él el luto no le afectó. Quizás por apenas haber intercambiado unas pocas palabras con la difunta, pues esta evitaba visitarlo por si se contagiaba de la enfermedad. Incluso se alegró de su muerte, creía que lo tenía merecido.
Entonces llegó el milagro: un día recuperó las fuerzas suficientes para caminar. Para celebrarlo fue a una feria ambulante que hacía una parada en su ruta en los barrios más miserables de París.
Se puso una chaqueta, que le quedaba pequeña y acompañado de su bastón, por si le fallaban las fuerzas. Y salió a la calle y caminó hasta ver algo que le llamara la atención: habían tragasables, ilusionistas y demás magos callejeros, pero lo que por algún extraño motivo le llamó la atención era un puesto de adivinación.
Entró a la carpa y vio una anciana.
-¿Supongo que querrá que le lea el futuro?, ¿Qué va a ser? ¿Amor? ¿Fortuna? ¿Familia?-Preguntó la vieja hechicera.
Entonces una voz dijo su nombre, una voz que encogía su alma con dolor. Dicha voz provenía del interior de un libro en una estantería tras la anciana.
-Quiero que me hable de ese libro.
-¿Ese libro? Nadie debería conocer las palabras que hay escritas en él.
-¿Por qué?
-No es de su incumbencia, pero se lo contare pues los espíritus quieren que lo sepa.-Dijo sin saber que aquellos espíritus eran malignos.-Vengo de un largo linaje de hechiceros, mi tatarabuelo frenó a una secta cuyo nombre nadie recuerda y puso bajo custodia este maldito libro.
-¿Por qué?
-No lo puedo decir, gana poder cuanto más lo temamos.-Zanjó el tema.- Déjame leerte la fortuna.-Se sumergió en las visiones y empezó a gritar de puro terror.-Para, para.-Suplicó la anciana.-Ayuda, Asesino.- Gritó.- Guardias.
No tuvo otra opción que estrangularla hasta hacer la callar para siempre.
Entonces el libro cayó, haciendo caer también el manto que cubría el espejo.
No sabía por qué pero leyó la página por la que se abrió.
Entonces entraron los guardias con sus lanzas en alto preparados para abatirle.
Alzó la mano para suplicar que tuvieran piedad y el tiempo se detuvo.
Su reflejo salió del espejo y se situó frente a él.
-Soy la maldad del mundo y consecuentemente la tuya propia: me conocen como El Adversario, pues me enfrento a los pecados de la humanidad y los purifico. Como los pecados de tu padre: él asesinó a tu hermana cuando se negó a acostarse con él y lo hizo pasar por un accidente, ¿Lo sabías verdad?, Pues claro que lo sabías, recuerda que soy tú.
-Sí, jamás os mentiría pues sois la manifestación de los males de la humanidad y los míos propios, tú eres yo tanto como yo soy tú.
-Acéptame y te dejaré ser mi verdugo.
-El más de leal de todos.-Dijo como hipnotizado.
-¿Me aceptas?
Asintió sin ser consciente de la magnitud del trato.
Entonces se vio como si fuera se viera desde los ojos de otra persona, su cuerpo se elevó y entró en él su otro yo en forma de oscura bruma. Su parte sensata y la poca bondad que le quedaba le instó a moverse, pero no pudo sino observar como su parte negativa tomaba el control de su cuerpo físico: su parte positiva se había quedado atrapada para siempre en aquel espejo.
Su nuevo ser volvió a casa, nunca encontraron pruebas contra él por el asesinato de la vidente y menos del que siguió : el de su padre, que fue su primer sacrificio consciente.
De ahí en adelante su vida fue mejor, pero nunca se sintió satisfecho, pues todavía había una parte de él que había escapado a ser encerrada en aquella prisión de cristal: la parte que necesitaba el afecto de alguien. El señor oscuro diría que esa parte le volvía débil, pero la verdad es que le llevó a su victoria.
Tras la muerte de su padre fue a parar a un hogar de huérfanos y ahí hubo una visita del que más adelante sería consejero del rey buscando a un pobre joven sin padre del que aprovecharse y convertir en su escudero para protegerlo en la guerra de los siete años.
Pero aquel noble era puro corazón, lo trató como si fuese su hijo y la parte carente de afecto de él lo consideró su padre. No tenían parentesco pero fue el único que se comportó como tal al fin y al cabo.
Lo acompañó a la guerra, en busca de gloria y de protegerlo; pero el primer día le encajaron una bala en la rodilla, Antoine le socorrió y no perdió la pierna, pero tuvo que despedirse de la gloria por el momento pues se pasó el resto del servicio en la enfermería. Cuando se hubo recuperado volvió al frente, pero la guerra estaba finalizando.
Poco antes de que acabara y Francia firmara el Tratado de París, estaban en plena batalla en el continente americano cuando Antoine cayó en foso hecho por la colisión de una bala de cañón y otra se dirigía hacia él, Pierre corrió para ayudarle pero llegó tarde, otro hombre lo sacó y arrastró hasta un lugar seguro salvándole la vida.
Frenó a media carrera cuando lo vio y una bala le alcanzó en el hombro, pero lo que de verdad le hirió fue el hecho de que Antoine le miró caer al suelo herido y no lo reconoció (Fue por la confusión del campo de batalla), pero le dañó el orgullo que el hombre que consideraba un padre y por el cual casi daba la vida no lo reconociera ni socorriera.
Dos años más tarde estaba invitado a un baile de primavera en la casa de los Voland, al que no pensaba ir, pero oyó que asistiría Antoine así que fue.
Ahí lo encontró y por algún motivo, como si fuera cosa del destino, lo reconoció.
-¿Qué le ha pasado en el hombro?-Dijo al ver su brazo en un cabestrillo. El ver que le recordaba le calmó el dolor que sentía desde aquella batalla.
-Heridas de guerra.
-Creía que le hirieron en la pierna.-De verdad no le reconoció en aquella masacre donde casi mueren. Tenía sentido, o eso pensó, pues otra persona había ocupado el lugar en su corazón.
"Será cabrón"
-Le daré su dirección al médico de la corte, es el mejor en heridas de guerra.
-No hace falta.-Dijo malhumorado.
-Insisto, os tengo en alta estima y no permitiré vuestro mal.- El corazón de Pierre latió con fuerza.
Pasó un año hasta que se recuperó y le escribió una carta a la que no respondió hasta doce años después con una invitación a palacio.
Ahí se reunieron.
-Tengo una oferta para usted, sé que tiene ambición así que escuche.
-Le escucho, señor.
-¿Qué te parecería ser mi mano derecha?
Eso encendió el alma de Mort d'ete como el sol de verano que tanto aborrecía su amo.
-He oído que ya teníais sirviente ¿Me equivoco?
-No se equivoca, tenía un sirviente, ahora es de mi hijo. Pero permítame decirle que ese pobre hombre no tenía lo que hacía falta para ascender en nuestra sociedad.-Habló desde el poco resentimiento que le guardaba a su amigo, que como descubriría más tarde se acentuaba en presencia de Pierre.-Por eso le ofrezco esa oportunidad a usted.
La aceptó y fue su sirviente hasta aquel fatídico día en que sus planes se vieron truncados de nuevo.
Pierre había acompañado a Antoine a todas sus reuniones clandestinas con las familias poderosas que a cambio del apoyo de la iglesia para coronar a Antoine como rey, y que este les jure lealtad y privilegios como vasallos de éste a las familias ,les pedía volver a aprobar y endurecer la ley contra la sodomía y demás delitos carnales.
Fue por ese proyecto de ley que el hijo de Antoine se reunió con él aquel invierno: le iba a pedir que no apoyara la propuesta, en lo que Pierre pensó que sería una discusión pacífica, pero no fue así.
Antoine le ordenó abandonar su despacho ante la llegada de su hijo, así lo hizo, pero escuchó a escondidas.
Así descubrió el secreto de Rene y escuchó el tajo que puso fin a la vida de su amado.
Entró enseguida seguido de los guardias que avisó previamente, en un intento desesperado de intervenir antes de que fuera tarde, pero fue inutil se la persona a la que tanto había amado se desangró en sus brazos.
-Te amo.-Le susurró al moribundo, y estas fueron las últimas palabras que escuchó. Su vida fue a la deriva hasta sumergirse en el amor de Dios, un amor que Pierre no iba a experimentar jamás.
Ese día juró venganza: seguiría las escrituras y sacrificaría a siete jóvenes damas bajo la luna llena para liberar al diablo y que este a cambio reviva a su amor. Con el tiempo su idea se fue radicalizando debido al odio con el que se alimentaba y ya no solo le valía con resucitar a su amado sino quería el fin de la humanidad.
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Oniria
ParanormalSam, un tímido niño, se pierde en el bosque. Ahí encuentra una vieja mansión, donde habita una marioneta de payaso y una muñeca de porcelana con vida. Dos almas, dos tiempos; una sola oportunidad de arreglar el pasado.