El amanecer llegó, pero el ambiente en el apartamento seguía tan sombrío como la noche anterior. Jimin estaba profundamente dormido, su respiración pesada y su expresión finalmente relajada, aunque las marcas de las lágrimas aún eran visibles en sus mejillas. Yoongi, sin embargo, solo había podido dormido solo un poco. Permaneció junto a Jimin toda la noche, sosteniéndolo, velando por él, pero también hundido en sus propios pensamientos.
Cada vez que Jimin se movía o murmuraba en sueños, Yoongi sentía un peso nuevo en el pecho, como si cada pequeño gesto fuera un recordatorio de lo mucho que había dañado lo que alguna vez fue un amor lleno de confianza y seguridad. Había pasado horas repasando en su mente cómo habían llegado a este punto. La infidelidad, un momento de debilidad, había sembrado las semillas de la inseguridad y el dolor en la relación que ahora parecía a punto de desmoronarse.
Finalmente, cuando los primeros rayos de sol se filtraron por las cortinas, Yoongi sintió a Jimin moverse ligeramente. Lentamente, el menor abrió los ojos, parpadeando mientras trataba de adaptarse a la luz. Estaba desorientado y su cabeza le dolía, pero lo primero que sintió al despertar fue la calidez de los brazos de Yoongi alrededor de él. Por un breve segundo, casi había olvidado todo lo que había pasado la noche anterior, pero la realidad pronto lo golpeó.
Jimin se tensó y, aunque Yoongi sintió ese cambio, no lo soltó. No quería que Jimin se sintiera atrapado, pero tampoco estaba listo para dejar que se alejara. Sabía que, en cuanto el contacto se rompiera, la distancia emocional entre ellos volvería a crecer.
—Buenos días —susurró Yoongi, intentando sonar calmado, aunque la ansiedad era evidente en su voz.
Jimin no respondió al principio. Su cabeza era un caos, y el dolor de la resaca solo intensificaba la confusión y la tristeza que sentía. Después de unos segundos, se incorporó lentamente, soltándose del agarre de Yoongi, y se sentó en el borde del sofá, con la mirada fija en el suelo. Había tantas emociones contradictorias que no sabía por dónde empezar. El amor seguía ahí, pero la herida también. Quería odiarlo por lo que había hecho, pero también lo necesitaba.
—¿Te sientes mejor? —preguntó Yoongi, sin atreverse a acercarse más. Sabía que cualquier paso en falso podría hacer que Jimin se cerrara de nuevo.
—No lo sé... —respondió Jimin con la voz ronca y apenas audible. El dolor no solo estaba en su cuerpo; estaba profundamente arraigado en su corazón. Aún podía sentir la desesperación de la noche anterior, la sensación de haber perdido algo, que tal vez no volvería.
Yoongi tragó con dificultad al escuchar la respuesta vacilante de Jimin. Un silencio incómodo llenó la habitación, mientras el peso de lo no dicho crecía entre los dos. La tensión era palpable, y Yoongi sabía que no podía seguir evitando la verdad, por dolorosa que fuera. Apretó los labios, tomando aire antes de decir lo que le había estado carcomiendo por dentro.
—Jimin... tenemos que hablar —dijo finalmente, su voz temblando levemente. Jimin levantó la cabeza lentamente, encontrando la mirada de Yoongi. Había dolor en esos ojos, pero también una resignación que hacía que el pecho de Yoongi se apretara aún más.
—Ya sé lo que vas a decir —interrumpió Jimin, con un susurro apenas audible—. Lo sentí desde hace tiempo, pero no quería aceptarlo. Siempre pensé que lo nuestro podría superar cualquier cosa, incluso esto. Pero sé que no es así... tú ya no me amas como antes, ¿verdad?
El silencio que siguió fue devastador. Yoongi apretó los puños, odiándose por no poder negar esas palabras. Su mirada se desvió hacia el suelo, incapaz de sostener la de Jimin por más tiempo. Era verdad, su corazón había cambiado de rumbo, aunque no de la manera en la que habría querido. Hyuna, había sido un respiro en medio del caos que él mismo había creado. No podía decir que estaba completamente enamorado de ella, pero la atracción y el afecto que sentía hacia ella habían despertado dudas sobre su matrimonio.
—No es justo para ti, Jimin... ni para mí —continuó Yoongi, con la voz quebrada—. He estado engañándote y engañándome a mí mismo. No sé si lo que siento por Hyuna es amor o solo una distracción, pero sé que lo que teníamos se ha roto. Y no quiero seguir lastimándote más de lo que ya lo he hecho.
Jimin cerró los ojos, sintiendo cómo una nueva oleada de lágrimas amenazaba con brotar. Parte de él había esperado escuchar una disculpa, una súplica de perdón, pero en su lugar recibió la confirmación de sus peores temores. Aún así, por doloroso que fuera, otra parte de él se sintió aliviada de que la verdad finalmente estuviera saliendo a la luz.
—Entonces... ¿esto es un adiós? —preguntó Jimin, su voz temblando mientras las lágrimas escapaban lentamente por sus mejillas.
Yoongi se acercó un poco más, queriendo consolarlo, pero sabiendo que cualquier intento de consuelo sería inútil. Quería tocarlo, abrazarlo y borrar todo el dolor que había causado, pero sabía que eso no sería suficiente para sanar lo que había roto.
—Creo que lo mejor es que nos divorciemos —admitió Yoongi con un nudo en la garganta—. No quiero seguir haciéndote daño, Jimin. Mereces alguien que te ame completamente, que esté contigo sin dudas ni sombras. Y yo... no puedo darte eso ahora.
Jimin dejó escapar un sollozo ahogado, cubriéndose el rostro con las manos. No era solo la traición, sino la pérdida de todo lo que habían construido juntos, el futuro que habían soñado y que ahora se desvanecía. Pero, en medio de ese dolor, también comprendió que aferrarse a algo roto solo prolongaría su sufrimiento.
—Entonces supongo que esto es lo mejor... aunque duela tanto que apenas pueda respirar —respondió Jimin con una voz quebrada, finalmente dejándose llevar por el llanto que había estado reprimiendo.
Yoongi, con el corazón destrozado, solo pudo quedarse ahí, observando a la persona que una vez había sido su todo desmoronarse frente a él, sabiendo que no había nada más que pudiera hacer para arreglar lo que había destruido.
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TRUE LOVE YOONMIN
FanfictionEra el amor de su vida pero aún así se acostaba con su secretaria.