Espisodio 15

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A pesar de todo lo ocurrido, Yoongi no se despegaba del lado de Jimin, preocupado por su estado físico, pero también con la culpa pesándole como una losa sobre el pecho. A cada instante, el divorcio parecía un fantasma inevitable, una decisión tomada antes del accidente, pero que ahora se sentía más lejana y dolorosa.

Una tarde, mientras Yoongi lo observaba desde la silla al lado de la cama, Jimin rompió el silencio con una voz suave pero decidida.

—Yoongi... ¿Qué vamos a hacer con todo esto? —dijo sin levantar la mirada, sus dedos jugando nerviosamente con la sábana. Su rostro estaba aún pálido, marcado por el cansancio, pero la sombra del embarazo ya no podía ser ignorada.

Yoongi tragó con dificultad. Sabía que este momento llegaría, pero no estaba preparado. A pesar de haber pedido el divorcio, ahora sentía que cualquier palabra podría arruinarlo todo. Sin embargo, sabía que debía ser honesto.

—No lo sé... —respondió Yoongi con un susurro, su voz entrecortada—. Lo único que sé es que quiero que estés bien... y quiero hacer lo que sea mejor para ti y para el bebé.

Jimin finalmente lo miró, con los ojos llenos de lágrimas contenidas, esas que había reprimido desde que despertó tras el accidente. No había tiempo para procesar la realidad de que su matrimonio estaba al borde del colapso, ni tampoco lo que significaba traer un bebé al mundo en medio de todo ese caos.

—¿Y qué pasa con nosotros? —preguntó Jimin con voz temblorosa—. Porque... yo aún no puedo... no sé cómo sentirme con todo lo que pasó. Tú querías el divorcio, Yoongi... y ahora... ¿qué hacemos?

Yoongi se inclinó hacia adelante, cubriendo su rostro con las manos. Sentía que la situación lo superaba, pero sabía que, de algún modo, tendría que enfrentarlo. Quería pedir perdón, quería prometer que cambiaría, pero no estaba seguro de si eso sería suficiente. Ni siquiera sabía si Jimin quería perdonar.

—Jimin-ah... te pedí el divorcio porque sentía que era lo que merecías después de lo que hice... —admitió Yoongi, con la voz quebrándose—. Te fallé de tantas maneras, y lo sé. No estaba pensando en ti, ni en nosotros. Pero ahora... —miró la barriga de Jimin, apenas perceptible—, no sé qué es lo correcto. No sé si el divorcio aún es la respuesta, pero tampoco quiero forzarte a nada.

Jimin se quedó en silencio, asimilando las palabras de Yoongi. El dolor de la traición seguía allí, latente, pero ahora había un nuevo ser que complicaba aún más las cosas. No podía negar que aún amaba a Yoongi, pero tampoco podía olvidar el dolor.

—Yoongi... —comenzó Jimin, secándose las lágrimas con el dorso de la mano—, no puedo prometerte que todo volverá a ser como antes. Aún me duele... me duele mucho lo que pasó. Pero este bebé... cambia todo.

Yoongi asintió, sus ojos fijos en los de Jimin, con la esperanza de que hubiera una salida, un camino que les permitiera sanar.

—Sé que no será fácil, Jimin. Pero si hay algo que pueda hacer... lo haré. Solo quiero que sepas que no importa lo que decidas, estaré aquí para ti y para el bebé. No estoy huyendo, no esta vez.

Jimin se quedó en silencio, contemplando las palabras de Yoongi. Tal vez el tiempo ayudaría a que las heridas comenzaran a cerrarse, o tal vez no. Pero por primera vez en mucho tiempo, había un rayo de esperanza. Un futuro incierto, pero con una pequeña chispa de luz en medio de la tormenta.

TRUE  LOVE YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora