Capítulo 29

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La tarde caía con una calma inquietante. Jimin estaba en casa, absorto en sus propios pensamientos mientras la luz del sol entraba suavemente por las ventanas del amplio departamento que compartía con Yoongi. Sentado en el sofá, con las piernas recogidas y su mirada perdida en el exterior, trataba de encontrar un poco de paz. Su vida había dado un giro tan inesperado en los últimos meses que a veces le costaba asimilar todo lo que había ocurrido. El embarazo, la tensión con Yoongi, el accidente... era mucho para procesar.

Suspiró y tomó su teléfono, distraídamente revisando los mensajes sin mucho interés. Hasta que un número desconocido apareció en la pantalla. Dudó un momento, pero finalmente deslizó el dedo para contestar.

—¿Hola? —respondió con voz baja, esperando que fuera solo una llamada equivocada.

—Jimin, soy Sehun —dijo la voz al otro lado, haciéndolo enderezarse en el sofá de inmediato. Su corazón dio un pequeño vuelco de sorpresa.

Sehun. El chico de la fiesta, el mismo que había estado con él y Taehyung en el accidente. Hacía mucho que no sabía nada de él, y no había esperado volver a escucharlo tan pronto. Sin embargo, la familiaridad en su voz le trajo un extraño consuelo.

—Sehun... —murmuró Jimin—. Vaya, no esperaba tu llamada. ¿Cómo has estado?

—He estado bien, gracias. La verdad, te llamo porque he pensado mucho en ti desde el accidente. Quería saber cómo estabas —respondió Sehun con un tono de sincera preocupación.

Jimin sonrió ligeramente, aunque su mente seguía trabajando a mil por hora. Era extraño que Sehun se acordara de él, pero a la vez no lo era tanto. Había compartido un momento significativo, una conexión en aquella fiesta, y luego el accidente que había marcado un antes y un después en sus vidas.

—Estoy bien, supongo. Ya sabes, fue un poco caótico, pero Taehyung y yo nos recuperamos. Tú también saliste bien, ¿verdad?

—Sí, nada grave. Solo algunos raspones y el susto de nuestras vidas —bromeó Sehun, su voz relajada—. Pero lo que quería realmente era verte. Tal vez salir, no sé... una charla relajada, algo sin complicaciones. ¿Qué dices?

La propuesta tomó a Jimin por sorpresa. No había esperado que Sehun quisiera verlo después de todo lo que había pasado. Su primera reacción fue sentir una especie de nerviosismo mezclado con emoción. Salir con Sehun sonaba tentador, especialmente porque sentía que necesitaba despejar su mente. Pero entonces, la realidad de su situación le golpeó de golpe. Estaba esperando un bebé, y su relación con Yoongi, aunque complicada, seguía siendo lo más importante en su vida. No quería causar más problemas.

—No lo sé, Sehun... mi vida está un poco... complicada ahora mismo —dijo Jimin con sinceridad, mordiéndose el labio mientras pensaba en la respuesta correcta.

—Lo entiendo —respondió Sehun, su tono suave, pero persistente—. Solo pensé que una salida casual, sin compromisos, podría ayudarte a despejarte un poco. Nada más. Solo nosotros dos, una charla tranquila.

Jimin dejó escapar un suspiro. Había algo en la voz de Sehun que lo tranquilizaba, y quizá eso era justo lo que necesitaba. Una oportunidad de desconectarse de todo, aunque solo fuera por un par de horas.

—Está bien —dijo finalmente, sorprendiendo incluso a sí mismo—. Podemos vernos. ¿Cuándo?

—¿Mañana por la tarde? Conozco un lugar bastante tranquilo. A las cinco, si te parece —respondió Sehun rápidamente, como si temiera que Jimin cambiara de opinión.

—Perfecto. Nos vemos entonces.

Cuando colgó, Jimin se quedó mirando el teléfono durante unos minutos, aún intentando procesar lo que acababa de acordar. No había nada de malo en salir a tomar algo, se repetía. Después de todo, no estaba haciendo nada que fuera a comprometer su relación con Yoongi, ¿verdad? Pero una pequeña parte de él sabía que la situación no era tan sencilla. Sehun le atraía, aunque lo negara. Había algo en él que le provocaba sensaciones confusas, como las que había sentido aquella noche en la fiesta, justo antes de enterarse de que estaba esperando un bebé.

Esa noche, durante la cena, Jimin sintió un peso en el ambiente. Yoongi estaba más callado de lo normal, y aunque trataban de mantener una conversación ligera, ambos sabían que había cosas no dichas entre ellos. Yoongi no había preguntado más sobre sus salidas, y Jimin prefería que las cosas se quedaran así por el momento. No quería complicar más lo que ya era una situación bastante delicada.

Mientras recogía los platos, Jimin sintió los ojos de Yoongi sobre él. Era como si quisiera decirle algo, pero al mismo tiempo, no supiera cómo empezar. Jimin también lo sentía. Había tantas emociones reprimidas, tantos sentimientos no resueltos. Sin embargo, no era el momento de abordar ese tema. Ambos estaban exhaustos por la tensión que ya se cernía sobre ellos.

—Jimin —comenzó Yoongi finalmente, rompiendo el incómodo silencio—, sé que hemos estado... distantes últimamente, pero quiero que sepas que quiero que las cosas funcionen entre nosotros. Quiero estar aquí para ti y para nuestro bebé.

Jimin sintió un nudo en la garganta, pero no sabía cómo responder. Las palabras de Yoongi eran sinceras, pero algo en él aún no estaba listo para bajar las defensas completamente.

—Lo sé, Yoongi... —murmuró Jimin, apartando la mirada mientras recogía la mesa—. Lo sé.

Esa noche, cuando se acostaron, Jimin se dio cuenta de que no podía seguir evadiendo la realidad por mucho más tiempo. Tenía que tomar decisiones, pero la salida con Sehun, aunque sencilla y sin intenciones ocultas, complicaba más sus emociones.

Al día siguiente, Jimin se preparó para el encuentro. Se sentía nervioso, no solo por la idea de ver a Sehun, sino por lo que significaba para él alejarse, aunque fuera por unas horas, de la situación en la que estaba inmerso. Se vistió con algo sencillo, pero elegante, tratando de no darle demasiada importancia a la salida.

Cuando llegó al lugar acordado, Sehun ya estaba allí, sentado en una mesa al aire libre. Al verlo, Jimin sintió una pequeña ola de calma. Sehun sonrió al levantarse para saludarlo, y ese gesto amistoso alivió parte de la tensión que había estado acumulando en su interior.

—Me alegra que vinieras —dijo Sehun, sonriendo con sinceridad mientras le ofrecía una silla—. Pensé que tal vez lo habías reconsiderado.

—Estuve a punto —bromeó Jimin, dejándose caer en la silla frente a él—. Pero pensé que necesitaba esto. Una pequeña desconexión.

Sehun lo miró con una sonrisa cómplice, y Jimin sintió que, por un momento, podía relajarse. Mientras conversaban sobre cosas triviales, las preocupaciones que lo habían atormentado empezaron a desvanecerse, al menos por un rato.

TRUE  LOVE YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora