—No puedo seguir así —comenzó Jimin, su voz firme aunque quebrada por el dolor—. No puedo seguir fingiendo que todo está bien, cuando me has roto de una forma que no sé si podré reparar. Me traicionaste, Yoongi. Nos traicionaste.Yoongi cerró los ojos por un momento, incapaz de mirar a Jimin. Sabía que todo lo que estaba diciendo era cierto, y el peso de su culpa era insoportable. Había fallado a la única persona que lo había amado de verdad.
—No hay excusas para lo que hice —admitió Yoongi, con la voz rota—. Me equivoqué, Jimin. Te fallé de la peor manera posible, y lamento haberte herido. Pero aún te amo, eso no ha cambiado.
Jimin sintió como esas palabras calaban en su corazón, pero no lograban borrar el dolor. Todo lo que habían construido, todo lo que había creído inquebrantable, estaba destrozado. Pero las emociones dentro de él eran un torbellino: rabia, decepción, pero también el amor que, a pesar de todo, seguía latiendo.
—¿Por qué lo hiciste? —preguntó Jimin, su voz quebrada—. Yo estaba aquí para ti, Yoongi. Siempre lo estuve. ¿Por qué no me dijiste lo que sentías? ¿Por qué fuiste a alguien más?
Yoongi apretó los puños, sus ojos llenos de arrepentimiento mientras miraba a la ventana.
—Estaba asustado —susurró—. Me sentía atrapado en el trabajo, en las decisiones, en todo lo que la empresa requería de mí. Y en lugar de confiar en ti, me alejé. Fui débil, y no hay justificación para lo que hice.
El aire entre ellos se llenó de una tensión palpable. Jimin quería odiarlo, quería gritarle y desquitarse, pero al mismo tiempo, su corazón aún latía por él. Esa contradicción lo desgarraba por dentro.
—Yoongi... —susurró, con los ojos llenos de lágrimas—. No sé si puedo perdonarte. Cada vez que te miro, recuerdo lo que hiciste. Me rompiste, y no sé si puedo volver a confiar en ti.
Yoongi no dijo nada al principio, simplemente dejó que el silencio hablara por él. Lentamente, se acercó a Jimin, su mirada desesperada buscando algún indicio de esperanza. El aire se volvió más denso cuando estuvo a solo unos centímetros de él.
—No espero que me perdones hoy, ni mañana —dijo Yoongi, su voz un susurro—. Pero quiero luchar por nosotros. No quiero perderte, Jimin.
Jimin lo miró, su corazón latiendo frenéticamente. El dolor aún estaba ahí, pero debajo de todo eso, el deseo de estar cerca de Yoongi seguía presente, implacable. Sin poder contenerse más, dio un paso hacia él, acortando la distancia. El aire se sintió eléctrico, cargado de una tensión que había estado acumulándose durante semanas.
Yoongi levantó una mano, lentamente, como si temiera que Jimin pudiera retroceder en cualquier momento. Sus dedos rozaron la mejilla de Jimin con una suavidad que le hizo estremecerse. Jimin cerró los ojos por un segundo, sintiendo el calor de ese toque, y antes de que pudiera detenerse, cedió.
El beso que siguió no fue suave ni dulce. Fue una explosión de emociones contenidas, una mezcla de desesperación, dolor, y una pasión que ninguno de los dos había podido reprimir. Los labios de Yoongi chocaron contra los de Jimin con una urgencia casi desesperada, buscando consuelo en medio del caos. Jimin respondió con la misma intensidad, agarrando la camisa de Yoongi como si necesitara aferrarse a algo para no caer.
El sabor del beso era amargo por el resentimiento, pero también embriagador por el deseo que aún ardía entre ellos. Las manos de Yoongi se deslizaron por la cintura de Jimin, atrayéndolo más hacia él, como si pudiera borrar la distancia que había creado con sus errores. Jimin, por su parte, lo besaba con fuerza, pero también con lágrimas en los ojos, porque sabía que ese beso no arreglaba nada. Era solo una muestra de todo lo que aún quedaba, todo lo que estaba en juego.
Sus bocas se movían con una sincronía desesperada, sus respiraciones entrecortadas mientras el beso se volvía más profundo, más voraz. Era como si ambos intentaran encontrar en ese beso las respuestas a todas las preguntas sin resolver, como si el contacto físico pudiera llenar los vacíos que las palabras no podían.
Pero entonces, en un momento de claridad, Jimin rompió el beso abruptamente, empujando a Yoongi con suavidad, como si necesitara espacio para respirar. Los dos quedaron allí, jadeando, con las frentes apenas tocándose, sus labios rojos y entreabiertos.
—Esto... —Jimin murmuró con la voz temblorosa, sus manos todavía apretando la camisa de Yoongi—. Esto no arregla nada, Yoongi.
Yoongi asintió, su mirada llena de culpa y arrepentimiento.
—Lo sé —susurró—. Pero no puedo dejar de intentarlo, Jimin. No puedo dejar de luchar por ti.
El pecho de Jimin se apretó, el conflicto en su interior era insoportable. Aún lo amaba, pero la herida seguía abierta, y no sabía si el tiempo sería suficiente para cerrarla. Sin decir una palabra más, Jimin se apartó de Yoongi, sus ojos llenos de lágrimas no derramadas, y salió de la habitación.
Yoongi lo observó irse, sintiendo el frío que dejaba su ausencia, mientras una sola pregunta resonaba en su mente: ¿sería suficiente el amor para sanar lo que él mismo había destruido?
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TRUE LOVE YOONMIN
FanfictionEra el amor de su vida pero aún así se acostaba con su secretaria.