77. Cuatro.

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Aún derrotados por la noche anterior emprendemos camino bastante temprano hacía San Carlos que queda a hora y media, nos quedamos dormidos los tres hasta que Alex nos avisa que ya estamos por llegar.

Nuestras familias vienen en otros autos detrás de nosotros, cuando llegamos a la casa frente a la playa suspiro agradecida de pasar los siguientes días aquí, después de los días ajetreados que habíamos tenido era justo lo que necesitaba.

Después de almorzar nos quedamos un rato platicando en la mesa para después cambiarnos e irnos a la playa, a mi Gabito le encanta el agua, disfruto verlo feliz mientras Gabriel lo carga y las olas golpean en ellos.

Gracias por darme esta familia mi amor -dice Gabriel abrazándome cuando estamos en la orilla del mar-

El amor no se agradece precioso -digo dándole un beso-

Te amo -dice apretándome más contra él- ¿está todo listo para la noticia?

Te amo mi bebé grandote, sí, todo listo para contarles en la comida -digo entusiasmada-

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Esta ya me la sé -dice Moni cuando se sienta en la mesa agarrando la cajita frente a ella-

Es un regalo de parte de Gabito -les digo a todos al ver sus risas cómplices-

Vamos a ser abuelos otra vez -dice mi papá cuando la abre-

Todos comienzan a gritar alegres, Gabriel y yo cargando a nuestro bebé los miramos desde una orilla, como saltan, se ríen, lloran y después corren hacia nosotros cada uno de ellos para abrazarnos.

Que rápidos son -dice mi hermano riéndose-

Es para que Gabito no crezca solito -le dice mi esposo divertido-

Estoy muy feliz de ser tía otra vez -dice Anita-

Y nosotros estamos felices de que nos vuelvas a ayudar -le digo riéndome y ella asiente emocionada-

Nuestras mamás son un mar de lágrimas pues no se esperaban para nada la noticia, ni siquiera la vieron venir, eso es lo más bonito de está ocasión.

Gracias por estar cuidando a nuestro segundo nietecito en tu pancita -me dice mi suegra y la miro con los ojos llorosos-

Nada que agradecerme Moni, amo la familia que estamos construyendo tú hijo y yo -digo sosteniendo su mano que esta sobre mi inexistente panza de embrazada-

Gracias porque sé que eres la mujer ideal para mi hijo, la mamá perfecta para mis nietos -dice esta vez el señor Gabriel-

No me agradezcan, amo a su hijo, él me hace sentir una mujer afortunada cada día de mi vida y mis hijitos son lo más valioso que tengo -digo nostálgica y ambos me abrazan-

Mis papás prometen estar más cerca de mí en Hermosillo pues saben que tener dos hijos no será cosa sencilla, sobre todo porque sigo siendo una profesional y mi esposo se la vive viajando.

Pasamos una semana entera en San Carlos divirtiéndonos con nuestra familia, disfrutando del mar, de la calma que a veces en el día a día necesitamos, el tener a nuestra gente cerca porque gran parte del año la pasamos solitos en Hermosillo.

Fueron tardes interminables de fotos en la playa, juegos entre mis hermanos y cuñadas de voley playero, pláticas nostálgicas con los adultos de la familia, fingir que como pastelillos que "cocinan" mis sobrinos así como noches de cartas.

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