¿Cuando les vamos a decir a todos? -pregunta Gabriel sentándose alado de mi en la cama-Cuando cumpla tres meses -digo mirándolo-
¿Por? -pregunta frunciendo el ceño-
Porque a partir de los tres meses ya es un embarazo seguro -respondo a su pregunta-
¿O sea que ahora no es un embarazo seguro? -se nota preocupado-
Tranquilo amor, lo es, pero como apenas se está empezando a formar es cuando puede ser más frágil -él asiente-
Redoblamos los cuidados -dice serio-
Eso no significa que tenga que estar postrada a la cama -le giro los ojos-
Eso significa que te tengo que cuidar a ti y a mi bebé -dice tocando mi estómago-
Y bebé y yo te lo agradecemos, te amamos con locura pero necesitamos que nos dejes ser -le hago un puchero-
Es que es mi responsabilidad cuidarlos -dice mirándome-
Si amor, te lo agradecemos, pero aún puedo bajar a comer, salir al super, ese tipo de cosas, una vida normal -él asiente-
Esta bien, pero por ningún motivo saldrás sola nunca -asentí-
No, prefiero que los chicos estén conmigo -digo con sinceridad-
Estoy loco porque llegue este bebé a nuestras vidas -dice para después dejar un beso en mi barriga-
Tenemos que preparar su llegada con mucho amor -acaricio el cabello de mi esposo-
Si, tenemos que preparar su habitación, decorarla, Jime quiero hacer todo esto contigo -dice tomándome de la mano-
Si amor, estamos juntos en esto -aprieto su mano-
Crees que nuestra casa esté lista para cuando nazca? -pregunta con interés-
Me dijeron que era una construcción de cuatro meses, para cuando la terminen tendré seis de embarazo -digo haciendo cuentas-
Y aún faltará decorarla -dice fastidiado-
Si pero creo que se puede lograr -él asiente-
No se igual les diré que metan más personas para que terminen más rápido -me río-
Dios te deben de odiar cada vez que te acercas -ahora quien ríe es él-
No me importa, ¿Qué quieres hacer? -pregunta observándome-
¿Nata está en Sonora? -me mira riéndose-
Si esta aquí, ¿lo extrañas o qué? -asiento riéndome-
Podríamos cenar aquí en casa e invitarlo, casi no sales con él -él asiente-
Va, déjame lo invito -dice acomodándose mejor en la cama-
Era sábado, habían pasado cinco días de que Gabo se entero de nuestro bebé, no habíamos salido para nada de la casa y la verdad es que sé que está aburrido, así que invitar a Nata me parece buena idea.
Para cuando Nata llega a la casa me sorprende verlo solo, pues siempre trae a una o varias chicas con él, me da risa que trae mi botella favorita de vino en sus manos.
Mira lo que te traje roba novios -le giro los ojos-
Gracias Natita -lo abrazo en saludo-
Deja de decirle que es una roba novios, tú y yo seguimos juntos -dice Gabo bromeando-
Ah es verdad, pero ese es nuestro secreto -suelto una risa cuando veo como se hacen señas-
Dejo la botella sobre la mesa del jardín pues no pienso tomarla, está más que prohibido, los chicos se entretienen prendiendo el asador, típico de sonorenses.