En busca del lobo

280 16 1
                                    

El sol estaba a punto de ocultarse tras el horizonte cuando Aurora decidió aventurarse al bosque donde había visto por primera vez al lobo en sus sueños. Aunque el aire fresco de la tarde comenzaba a enfriarse, sentía que debía seguir sus instintos y explorar el lugar que había estado en el centro de sus pensamientos.

Con una linterna en la mano y una sensación de anticipación en el corazón, Aurora se adentró en el bosque, su respiración ligera y sus pasos cuidadosos. La luz del sol se filtraba a través de las copas de los árboles, creando patrones de sombras danzantes en el suelo. Cada crujido y susurro del bosque parecía amplificar la intensidad de su búsqueda.

Mientras caminaba, Aurora se concentraba en los recuerdos de su sueño, tratando de revivir la sensación de la presencia del lobo. El bosque parecía más silencioso de lo habitual, como si estuviera esperando algo. Se detuvo en un claro que le parecía familiar, el mismo que había visto en sus sueños. A su alrededor, el entorno parecía casi mágico, envuelto en un halo de misterio.

-Aquí fue donde lo vi -murmuró Aurora, mirando alrededor con una mezcla de esperanza y ansiedad-. Debe haber algo aquí que pueda ayudarme a entenderlo todo.

Aurora se adentró en el claro, buscando cualquier señal del lobo o de algo que pudiera haber sido dejado atrás. Observó el suelo cubierto de hojas secas y ramas caídas, esperando encontrar alguna huella o marca que pudiera indicar la presencia del lobo.

El bosque estaba en calma, excepto por el suave murmullo de las hojas movidas por el viento. Aurora sintió un escalofrío en la piel, pero se obligó a seguir adelante. Sus pasos la llevaron hacia un viejo roble en el centro del claro, un árbol majestuoso que parecía haber sido testigo de muchas cosas a lo largo de los años. Se detuvo frente al roble, sintiendo una conexión inexplicable con el lugar.

-¿Hay alguien aquí? -preguntó en voz alta, su voz resonando en el silencio del bosque-. Necesito entender lo que está pasando.

Mientras hablaba, Aurora se inclinó hacia el roble y tocó su corteza rugosa, sintiendo una vibración sutil que la sorprendió. La sensación era familiar, casi como si el árbol mismo estuviera respondiendo a su presencia. De repente, un sonido en la distancia la hizo volverse. Era un susurro suave, como si alguien estuviera moviéndose entre los árboles.

Aurora se tensó, tratando de localizar la fuente del sonido. Sus sentidos estaban agudizados por la tensión y el deseo de encontrar respuestas. El susurro se volvió más claro y comenzó a tomar forma, como si estuviera guiándola. Decidió seguir el sonido, adentrándose más en el bosque.

El camino se volvió más sinuoso y el bosque más denso. Aurora caminó con cuidado, su linterna iluminando el sendero mientras los árboles parecían cerrarse a su alrededor. La sensación de ser observada se intensificó, y sus pasos se volvieron más cautelosos.

Finalmente, llegó a un pequeño arroyo que fluía suavemente entre las rocas. Se detuvo un momento para observar el agua cristalina, que reflejaba los últimos rayos del sol. El susurro se hizo más fuerte, casi como si el bosque mismo estuviera hablando.

De repente, escuchó un ruido detrás de ella. Se dio la vuelta rápidamente y vio una figura emergiendo entre los árboles. Era el lobo de sus sueños, grande y majestuoso, con un pelaje plateado que brillaba a la luz de la linterna. Sus ojos dorados se encontraron con los de Aurora, y en esos momentos, el tiempo pareció detenerse.

Aurora sintió un nudo en el estómago y el corazón acelerado. No podía apartar la vista del lobo, que la miraba con una intensidad que parecía atravesar su alma. El lobo se acercó lentamente, moviéndose con una elegancia que parecía natural en el entorno.

-¿Eres tú el que me salvó en el sueño? -preguntó Aurora, su voz temblando-. ¿Por qué estás aquí? ¿Qué significa todo esto?

El lobo se detuvo a unos pocos pasos de ella, su mirada fija en la de Aurora. Por un momento, sintió que podía comprender sus pensamientos, como si hubiera una conexión profunda entre ellos. Luego, el lobo dio un paso atrás y, con un último vistazo hacia Aurora, se internó en el bosque, desapareciendo entre las sombras.

Aurora permaneció en el mismo lugar, atónita por lo que acababa de suceder. La presencia del lobo le había proporcionado una claridad temporal, pero también la había dejado con más preguntas que respuestas. Sabía que su búsqueda no había terminado; más bien, había dado un nuevo giro.

Con el corazón aún latiendo con fuerza, Aurora decidió regresar a la biblioteca, determinada a investigar más sobre el lobo y la conexión que sentía con él. El bosque se quedó en silencio mientras se alejaba, y el crepúsculo comenzaba a envolver el lugar en una penumbra tranquila.

La búsqueda de Aurora continuaba, pero ahora tenía una dirección más clara. La conexión con el lobo y la promesa de descubrir su propio potencial la mantenían en movimiento, lista para enfrentar cualquier desafío que viniera a su encuentro.

Luna de AlmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora