Plan B

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Yuki se arremanga y empieza a ayudar con las tareas del restaurante. Sirve mesas, limpia platos y se asegura de que los clientes estén satisfechos. A medida que trabajan juntos, Yuki observa cómo Austin maneja la presión de mantener el negocio familiar en marcha mientras cuida de su madre.

Yuki Blaze: - Debes estar agotado, Austin. No sé cómo logras equilibrar esto con el fútbol.

Austin Hobbes: - Es difícil, pero no tengo otra opción. Mi madre siempre ha hecho todo por mí, y ahora es mi turno de cuidarla. El restaurante es todo lo que tenemos, así que no puedo dejarlo.

En un momento de calma, la madre de Austin se acerca a Yuki, quien está limpiando una mesa. Aunque se nota su cansancio, su voz es cálida y agradecida.

Madre de Austin: - Gracias por ayudar a Austin, Yuki. No sé cómo lo hace para manejar todo esto solo.

Yuki Blaze: - Es un chico increíble. Tiene una gran fuerza, no solo en el fútbol, sino en cómo cuida de todo. Usted debe estar muy orgullosa.

Madre de Austin: - Lo estoy. Pero también me preocupa que esté sacrificando demasiado de su vida. No quiero que pierda su pasión por el fútbol por mi culpa.

Yuki Blaze: - No se preocupe, señora Hobbes. Austin es fuerte, pero todos necesitamos apoyo a veces. Me aseguraré de que él no pierda de vista sus sueños.

Al final de la noche, después de que el restaurante cierra y los clientes se han ido, Yuki y Austin se sientan en una de las mesas, agotados pero satisfechos por el trabajo bien hecho. La madre de Austin ya se ha retirado a descansar.

Austin Hobbes: - Gracias por estar aquí, Yuki. No sé qué habría hecho sin tu ayuda hoy.

Yuki Blaze: - No tienes que agradecerme. Somos amigos, y los amigos están para eso. Además, fue una buena manera de conocerte mejor.

Austin Hobbes: - Es difícil para mí pedir ayuda. Siempre he sentido que necesito ser fuerte por mi familia. Pero tenerte aquí hoy me hizo darme cuenta de que no tengo que hacerlo todo solo.

Yuki Blaze: - Todos necesitamos apoyo de vez en cuando. Y no solo me refiero a manejar un restaurante. Estoy aquí para ayudarte con lo que necesites, dentro y fuera del campo.

Austin asiente, sintiendo una carga menos pesada en sus hombros. Por primera vez en mucho tiempo, siente que no tiene que enfrentar todo solo.

Antes de irse, Yuki y Austin se detienen en la entrada del restaurante.

Yuki Blaze: - Austin, sé que el fútbol es importante para ti, tanto como lo es para mí. Así que te prometo que haré todo lo posible para que puedas seguir jugando sin preocuparte demasiado por las cosas aquí.

Austin Hobbes: - Gracias, Yuki. Eso significa mucho para mí. Prometo dar lo mejor de mí en el campo, por mi familia y por el equipo.

Ambos amigos se estrechan la mano, sellando un pacto silencioso de apoyo mutuo.

¿?

En un amplio salón subterráneo, solo iluminado por el parpadeo de unas pocas velas, un hombre encapuchado se sienta frente a una mesa llena de papeles, planos y fotografías del equipo Inazuma Japón. Sus manos, envueltas en guantes negros, repasan lentamente cada imagen, deteniéndose en una en particular: Yuki Blaze.

Encapuchado: - Ray Dark fracasó, como era de esperarse. Pero eso solo demuestra que necesito un enfoque más sutil, uno que explote las debilidades de estos niños prodigio desde dentro.

Se inclina hacia adelante, con una sonrisa apenas visible bajo la capucha.

Encapuchado: - Yuki Blaze... un talento formidable, pero su lealtad a sus amigos podría ser su ruina. Y luego está Austin Hobbes, un joven con talento sin explotar, pero distraído por sus responsabilidades familiares. Quizás pueda usar eso en mi favor.

El encapuchado toma una foto de Austin y la coloca junto a la de Yuki, seguido de un mapa detallado del barrio donde se encuentra el restaurante de la familia Hobbes.

Encapuchado: - El trabajo y la responsabilidad lo debilitan... podría hacer que todo eso se convierta en un peso tan grande que no pueda soportarlo. Y si Yuki se acerca más a él, podría arrastrar a ambos al abismo.

La figura encapuchada comienza a trazar líneas entre las fotos y el mapa, creando conexiones que solo él entiende.

Encapuchado: - Primero, debilitaré sus espíritus, y luego atacaré cuando estén más vulnerables. Sin embargo, no puedo permitir que los demás sospechen. Necesito a alguien que se mezcle entre ellos, alguien que ya esté cerca.

Saca un teléfono y marca un número. Tras unos segundos, una voz suave y obediente responde al otro lado.

Encapuchado: - Es el momento. Encuentra la manera de acercarte más a ellos, especialmente a Austin. Asegúrate de que su carga sea demasiado pesada para llevarla solo. Y si Yuki se involucra, haz que sus intentos de ayudarlo solo lo empeoren.

La voz al otro lado responde afirmativamente, y el encapuchado cuelga.

Encapuchado: - El destino de estos jóvenes ya está sellado. No sabrán lo que les golpeó hasta que sea demasiado tarde.

La Tormenta de Inazuma elevenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora