introducción

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Juanjo caminó decidido hasta la puerta del hospital en el cual iba a pasar los próximos cuatro años de su vida, y con un poco de suerte algunos años más. Quería causar una buena impresión, empezar con buen pie. Había cuidado en exceso su imagen corporal: el pelo recién cortado, la barba afeitada, ni un rastro de ojeras en su cara, su perfume favorito y su mejor sonrisa. En su mochila, sus nuevas crocs, regalo de sus amigos de toda la vida con decoraciones de dibujos animados y colores vivos. Además, su estuche tenía el pack completo preparado, a rebosar de pegatinas, bolígrafos de colores, con purpurina y plumas.

Su vida había realizado un giro de 180º casi sin darse cuenta, pasando de vivir en un pueblo con poco más de 200 habitantes perdido en la comunidad aragonesa, siempre rodeado de sus padres a cambiarlo todo por la capital madrileña. Y no había escogido un hospital pequeño, no, que va. El único e irrepetible Hospital de la Paz

Para algo me he matado un año estudiando mamá, para escoger el mejor hospital y de referencia en Pediatría. 

Esta frase la ha estado repitiendo durante el último mes a todos sus allegados en Zaragoza, pues nadie entendía como Juanjo, siendo más de campo que las amapolas, querría cambiar su querida tierra por el asfalto de la capital.

 Realmente ni él mismo lo sabe, pero quería cambiar de aires o sino su pueblo iba a acabar asfixiándole.

Tras varias indicaciones de una amable recepcionista fue capaz de llegar hasta la sala de reunión de residentes donde se iba a dar la bienvenida a los R1 de todas las especialidades. Bueno, o eso pensó Juanjo al abrir por equivocación y sin llamar a la puerta de uno de los almacenes de medicación de urgencias, encontrándose a una pelirroja llena de tatuajes y a una chica morena a la que no alcanzaba a ver la cara, liándose delante de sus narices. Las dos tenían la parte superior del uniforme desabrochada, dejando ver a través de las telas sus sujetadores de encaje.

Juanjo, escandalizado con la escena cerró la puerta con urgencia ante la mirada acusadora de ambas chicas. Tragó saliva. El día no había empezado con buen pie...

EL AMOR SE OLVIDÓ DE NOSOTROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora