capítulo 2. dónde

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Álvaro caminó junto a Juanjo a través de los largos pasillos del hospital, mostrándole todas y cada una de las estancias para que empezara a familiarizarse con el espacio poco a poco. El chico alto era bastante dicharachero y le encantaba parlotear sin parar, gesticulando en exceso con sus manos lo que hizo a Juanjo sentirse tranquilo con su compañía. Todo el personal que se encontraba con él lo saludaba efusivamente. Se notaba que le tenían especial cariño.

Ojalá estar igual que él y que la gente me quiera aquí ... - pensó Juanjo.

 Su uniforme estaba perfectamente colocado y llevaba un Lanyard de Disney colgado sobre su cuello dejando ver en su pecho su acreditación. Sus bolígrafos de múltiples colores asomaban en el bolsillo superior y tenía manchas secas de yeso por sus antebrazos.

Álvaro se disculpó por ello y le explicó que actualmente estaba rotando en el Servicio de Urgencias en la zona de Pediatría traumatológica y llevaba todo el día vendando y escayolando a niños con brazos y piernas rotas. ¡Era agotador!

-¿Tú sabes cuántos niños se caen a lo largo de un día y que tenemos que vendarles? - suspiró agotado.

Pasó a fijarse en la parte inferior del mayor, se dio cuenta de que los pantalones le quedaban un poquito cortos. Juanjo pensó que necesitaba una talla más. Sus zuecos de un color verde vivo, eran la parte que más llamaba la atención del outfit, seguro que ningún niño podía resistirse a las chapas de Monstruos S.A decorativas que llevaba encima de los mismos, lo que logró sacar una sonrisa a Juanjo. Se sentía completamente en casa, siempre había querido estar igual que Álvaro se encontraba en ese momento, y estaba un paso de empezar su camino.

- Mira Juanjo aquí está la sala de descanso de Urgencias, donde la mayor parte del tiempo nos reunimos todos los médicos de diferentes especialidades cuando nos toca hacer guardia en esta zona - explicó Álvaro abriendo la puerta.

En la sala observó a la misma chica pelirroja con tatuajes sentada mirando el móvil tranquilamente y a un chico que no conocía, tenía el pelo castaño largo.

- ¡Qué pasa Alvarito! - llamó la atención el uruguayo mientras comía una manzana - ¿Qué estás haciendo de profesor?

- ¡Sí chicos! Ya que estáis aquí voy a aprovechar para presentaros a Juanjo -dijo haciéndose a un lado para que todos vieran al maño - es el nuevo R1 de Pediatría, ¡así que portaros bien con él eh!

La pelirroja levantó la mirada, esta vez sin un gesto de malicia en sus ojos.

-¡Qué pasa wacho! Esta es Rus y yo soy Lucas y somos resis de Traumatología así que si tienes algún problema con los huesos de algún peque, ya sabes a quién llamar -expresó con una sonrisa conciliadora el uruguayo.

-Bueno que tampoco nos pida mucho que ya bastantes guardias de mierda tenemos- rebatió la pelirroja fulminando a su compañero con la mirada.

- No hagas ni caso vamos a ser grandes amigos, vente para acá -dijo levantándose y colocando un brazo sobre los hombros de Juanjo.

Juanjo se fijó en las vendas que colgaban de su bolsillo y los restos de yeso del uruguayo por la camisa. ¡Qué diferencia de uniformes!

-Bueno chicos lamento interrumpir pero tengo que seguir enseñándole a Juanjo el hospital...

- Seguro que coincidimos en alguna guardia encantado de conocerte Juanjo -se despidió el uruguayo con una sonrisa.

-Si nos vemos -se limitó a responder la pelirroja.

Juanjo trató de ignorar lo borde y seca que había resultado la pelirroja para continuar siguiendo a Álvaro que ya se había adelantado unos cuantos pasos. Le siguió hasta la zona en la que se reunían los pacientes de Pediatría y allí el mayor le entregó una hoja con las guardias del mes organizadas para él y le dijo que si necesitaba algún cambio podían hablarlo entre ellos sin ningún problema. Guardó sus cosas en la taquilla correspondiente, deseando que llegara mañana para poder ser utilizado.

EL AMOR SE OLVIDÓ DE NOSOTROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora