Los días fueron pasando igual de rápido que los turnos en el hospital, siempre atareados y sin casi tiempo para respirar. Juanjo poco a poco estaba ganando seguridad en sí mismo. No había vuelto a coincidir con Martin desde su primer día, pues el vasco al llevar más tiempo que él y tener más experiencia, rotaba por zonas más complicadas como Hematología o estaba en el quirófano asistiendo alguna cirugía.
El maño realmente respiraba tranquilo, Martin era un sinvergüenza con todas las letras. Sabía cómo ponerle entre la espada y la pared. Pero a pesar de eso, no podía dejar de pensar en él. Aún retumbaba en su cabeza antes de dormir cada día la frase que le dijo en la sala de urgencias: "No sabía que te fueran los almacenes. Cuando quieras lo probamos tú y yo..."
-Juanjo ¿me estás escuchando? - preguntó Claudia, sentada a su lado en el ordenador de la sala de estar de enfermería, jugueteando con los bolígrafos.
-No ves que no - rió Clara uniéndose a ambos - estará pensando en su novia o novio, no sé.
-Perdona, Claudia... - dijo sonrojándose avergonzado -Últimamente no estoy durmiendo muy bien ¿qué me decías?
Y era verdad, desde que había aparecido en su vida cierto vasco con bigote no era capaz de pensar con claridad, se despistaba con frecuencia aunque Juanjo trataba de enmascararlo con la inexperiencia de los primeros días.
Llevaba 3 días sin ver a Martin y ni con esas estaba más tranquilo. Estaba alerta pensando que en cualquier momento iba a aparecer por la puerta con esa maravillosa sonrisa y la camiseta ligeramente desabrochada, diciendo alguna de sus burradas y conseguir sacarle los colores. Lo odiaba.
Claudia y Clara habían sido un gran apoyo en su adaptación al hospital, las dos enfermeras le habían integrado sin problema en la planta de Pediatría. Les estaba gratamente agradecido. Los turnos durante la primera semana no habrían sido lo mismo sin ellas. Había sido capaz de solicitar todo tipo de pruebas a los pacientes, ganándose los elogios de sus adjuntos.
Con Álvaro no tenía los mismos problemas que con Martin, el sevillano era atento, nunca le decía cosas fuera de lugar para que se encontrase nervioso y a pesar de ser un gran pediatra, no podía dejar de compararle con Martin. Nadie podía llegarle a la suela de los pies, y todo el mundo en ese hospital parecía saberlo.
-¡Juanjo! - llamó Álvaro desde el marco de la puerta - ¿te vienes? Tenemos que hacer cosas en urgencias.
-Sí, claro - dijo cerrando sesión en el ordenador - ¡nos vemos chicas! - se despidió de ambas enfermeras.
Ambos chicos caminaron por los sótanos del hospital en dirección a urgencias.
- Y bueno... ¿Qué te vas a poner mañana? - preguntó curioso Álvaro.
-Pues aún no lo tengo claro, pero supongo que algo normal... No me he traído nada especialmente elegante - explico Juanjo- unos vaqueros y alguna camisa, no sé. ¿Por? ¿Se suele ir muy arreglado?
-No, que va, tranqui - dijo Álvaro dándole un par de palmadas en el hombro - ¡Qué ganas de salir todos juntos!
(...)
-¿Te gusta este? - dijo la rubia mostrando a la cámara un vestido rojo.
-¿Muy sugerente, no? ¿A quién quieres conquistar tú? - preguntó Juanjo entre risas.
La rubia rodó los ojos. Juanjo no pudo evitar soltar una carcajada. La dinámica entre los dos chicos era así desde el principio. Se llevaban bien y hacían videollamadas casi todos los días. Por mensajes hablaban las 24 horas sin cansarse, relatando todos y cada uno de los detalles que les iban aconteciendo. Denna le había contado hacía varios días su crush con el residente de Oftalmología y aunque Juanjo le había avisado de que le pilló en actitud cariñosa con Lucas a la rubia le daba exactamente igual.
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EL AMOR SE OLVIDÓ DE NOSOTROS
Fiksi PenggemarJuanjo llega a la arrolladora vida de la capital en su primer año de residencia como pediatra. Dejar su vida tranquila en el pueblo y zambullirse en el mundo hospitalario va a ser todo un reto para él pero... ¿será por el ámbito sanitario o por la c...