capítulo 13. la Conferencia

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Martin esa mañana se había despertado descansado. A pesar de haberle costado conciliar el sueño la noche anterior, había dormido bien y eso que la preocupación por el maño seguía instalada en su pecho. No tardó mucho tiempo en ducharse y desayunar haciendo videollamada con su madre. Decidió prepararse un bol con avena, chocolate, chía, plátano y arándanos.

-Mucha suerte maitia - dijo su madre emocionada - ¡qué mayor estás hecho y qué cosas más importantes estás consiguiendo!

-Me encantaría que estuvierais aquí - añadió con un puchero en su cara, mientras terminaba el bol de avena y chocolate. 

-Ya sabes que me encantaría estar ahí mi amor, pero el trabajo no me lo ha permitido - mintió su madre.

Estuvieron un rato más hablando. Lucía también se unió a la videollamada mientras desayunaban juntos. No era la primera vez que veían a la pequeña y ya hasta sus padres le habían cogido cariño. Era imposible no quererla. Poco tiempo después, colgaron y se prepararon. Ambos ya tenían sus outfits sobre la silla, desde el día anterior. 

El vasco seguía con los ojos molestos después de haber estado llorando el día anterior, así que decidió a usar sus gafas para la Conferencia. Todo el mundo le decía que le daba un aire más interesante. Así lograría llamar la atención del público.

No estaba realmente nervioso por tener que hablar delante del salón de actos abarrotado de gente, no era la primera vez que hacía algo así. Era más bien por decepcionar a Lucía o a Omar. No lograr su propósito. La pequeña merecía que se invirtiera dinero en el proyecto. Culminó su outfit con el collar de conchas que la misma Lucía había hecho después del viaje que hicieron a Valencia tras el diagnóstico de la enfermedad. La pequeña solo pidió bañarse en la playa antes de tener que estar encerrada entre hospitales y Martin no pudo hacer otra cosa que concederle el deseo. Lo colocó alrededor de su cuello con cuidado de no romperlo y se echó un poco de colonia sobre la camisa.

Lucía entró al baño cuando estaba terminando de peinarse, pidiéndole que le terminase de atar el nudo del turbante. Omar le había comprado un vestido azul marino a juego con el mismo y anoche se había pintado las uñas de rojo como sus manoletinas.

Ambos caminaron hacia el hospital sobre las 11:00 para probar que la presentación funcionara en la gran pantalla del salón de actos. Omar estaba ya en el hospital, a saber dónde. La pequeña se sentó en primera fila, cerca del atril desde el que Martin iba a hablar. Realmente el vasco creía que la pequeña con tan solo 9 años y medio iba a aburrirse mucho escuchando hablar de datos médicos. Sin embargo, fue ella misma quien se empeñó en acudir.

La sala comenzó a llenarse de gente, reconoció a sus adjuntos que le dedicaron una mirada llena de confianza. También aparecieron residentes de otras especialidades, más tarde sus amigos. Pero ni rastro de Juanjo.

-Mucha mierda tío - expresó Álvaro acercándose a darle un abrazo - sé que lo vas a bordar.

-Gracias- se limitó a decir, frustrado de no ver al maño por ninguna parte.

Claudia y Clara también se acercaron a darle un abrazo, Ruslana, Chiara, Denna y Álex se unieron poco después y charlaron brevemente dejándole poco tiempo después solo, para no ponerle más nervioso. Perdido en sus pensamientos. 

No pudo evitar derramar varias lágrimas al ver aparecer a sus padres en la sala. Salió corriendo a sus brazos.

-¡Qué mentirosos sois! - dijo sollozando.

-¿Cómo íbamos a perdernos un momento tan importante de nuestro hijo? - bromeó su padre apretándole fuerte contra él.

-Dios mío, mi pequeño - lloró su madre - que mayor estás - dijo colocándole bien la americana negra. Esa clase de gestos que las madres tienen que hacer siempre, aunque esté perfectamente colocada.

EL AMOR SE OLVIDÓ DE NOSOTROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora