EL AMOR SE OLVIDÓ DE NOSOTROS

capítulo 26. la cita y las sorpresas

Ha pasado una semana desde el incidente en la guardia con Chiara, parece como si hubiera sido ayer y no era para menos, Martin había estado más tiempo en el hospital que en su casa. Puede que todo hubiera sido demasiado exagerado pero el vasco estaba dolido. Chiara había sido su mejor amiga durante los dos primeros años de residencia y no sabía que le pasaba por la cabeza para estar actuando de esa forma. Con Ruslana no tenía una relación cercana, pero tampoco como para hablarse de las formas en las que lo hicieron. No le había dicho nada a Omar de lo sucedido ni lo que había escuchado cuando había vuelto del pueblo. Prefería ahorrarle disgustos innecesarios hasta que se encontrase mejor y pudiera pasar página.

Chiara había intentado acercarse a Martin pero este le había rechazado todos los intentos. Necesitaba tiempo para pensar y así se lo hizo saber cuando le llamó con décima vez y recibió cientos de mensajes de texto. La morena lo entendió y le dio el espacio que requiriera, alegando que estaría dispuesta a hablar cuando él quisiera. El vasco aún no había encontrado el momento, o al menos no estaba entre sus prioridades en ese instante.

La semana había sido bastante aburrida, para que mentirnos. Martin había pasado casi toda la semana entre la UCI y el quirófano de Pediatría por las tardes. Juanjo por el contrario estaba rotando en las Consultas Externas ese mes, es decir, que estaba de lunes a viernes de turno de mañana, librando los fines de semana. La diferencia de turnos, sumado a que las consultas estaban en otro edificio hacía imposible verse. Juanjo había hecho todo lo que estaba en su mano para acercarse a verle, aunque fuera 5 minutos pero no les bastaba. Ambos querían más y más tiempo a solas. El vasco había tenido que rogar en un intento desesperado a Álvaro para que le cambiase una guardia y así poder tener unos días libres juntos. 

Realmente estaba agotado. Había pasado casi toda la semana sin dormir ni descansar más de 6 horas. Las pocas horas libres que tenía en el día las pasaba hablando con Juanjo. Se había convertido en su barco y la forma de mantenerse a flote. De no desquiciarse. Si no se estaban mandando mensajes estaban en videollamada. También había dedicado gran parte del tiempo libre en el hospital para hablar con los oncólogos que le habían ofrecido ayuda a Lucía para escoger un mejor tratamiento dirigido a su patología concreta y eso le ilusionaba también, pero se le desbordaba de las manos. No podía con todo.

Echaba de menos el tacto del maño. Pero sabía que ese esfuerzo merecería la pena por pasar el fin de semana juntos. Había tenido que mentir un poco, diciéndole a Álvaro que su familia venía ese fin de semana a visitarlo para no levantar sospechas. 

Juanjo tampoco sabía nada de lo que estaba planeando, bueno, sí que sabía que iban a pasar el finde juntos pero no tenía ni idea de lo que Martin había preparado para él. Quería agradecerle todo lo que estaba haciendo por él y no encontraba mejor manera de agradecérselo que darle varias sorpresas. Ya lo tenía todo pensado.

Eran las 14:56 del viernes cuando Martin, que solo había dormido 5 horas después de salir de su guardia, esperaba a Juanjo en los bancos entre árboles, cerca de la entrada del Hospital. No quería estar en mitad para no levantar sospechas. Escuchaba música en sus cascos tranquilamente intentando no dormirse. El maño se había empeñado en invitarle a comer a su casa, eso había hecho que Martin tuviera que cambiar un poco los planes pero no iba a negarle nada a su chico.

Unas manos tapándole los ojos y un suave beso en su cuello le sacaron de la música y le hicieron girarse con ilusión.

-Por fin - dijo con efusividad Martin levantándose del banco y tirándose encima de los brazos de Juanjo.

El maño soltó una suave risa y le cargó con facilidad, agarrándole del culo mientras el vasco rodeaba su cintura con las piernas. Se besaron en medio de la sonrisa. Fueron muchos besos en realidad.