Día 7: Risas

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—¿Sabían que reír por un minuto completo te da un año más de vida?

El silencio de la perezosa tarde de domingo en la sala principal de la Mansión Kido fue interrumpido por Shun, quien de tanto en tanto hablaba para compartir alguna cosa interesante que leyera en su último número del Reader's Digest.

Ikki estaba desparramado en un sofá, recosatado de forma casi horizontal y una pierna colgando, leyendo el último tomo de su shonen preferido. Shun estaba en el sofá contiguo, leyendo su revista con la cabeza de Hyoga sobre su regazo. El Cisne ocupaba el resto del sofá, muy entretenido con el Tamagotchi de Shun. Finalmente, en el loveseat de enfrente estaban Seiya y Shiryu. El Dragón leía muy seriamente un libro, ciertamente su cara no era prueba contundente del contenido del libro, este era por demás interesante; Seiya estaba recostado sobre su hombro, pasando constantemente el dedo por la pantalla de su celular, y riendo ocasionalmente al encontrarse con algún meme gracioso.

—¿De verdad? —preguntó Ikki, sin quitarle los ojos de encima a su manga.

Shun asintió pronunciando una respuesta positiva entre labios.

—Entonces viviremos mucho, gracias, Seiya.

El resto de la sala estalló en risas.

—Un placer.

—Shiryu vivirá más —agregó Shun.

—¿Y eso? —inquirió el Dragón.

—Con él, nunca vas a aburrirte.

—¿Hablas por experiencia? —interrumpió Hyoga. Shun notó un sutil tono celoso en su voz.

—Pues... después de Shiryu-kun, soy quien más tiempo pasa con él. Hemos pasado por muchas cosas divertidas.

—¡Legendarias, diría yo! —secundó Seiya.

—La vez del refugio de animales fue graciosa.

—¡Bebé! ¡No te vayas! —gritaron al unísono, recordando aquella vez, cuando Shun fue prácticamente arrastrado por un enorme Golden Retriever.

Shiryu no entendía nada, igual rió. La risa de Seiya era contagiosa, sin mencionar que era graciosa de por sí. Era imposible no reírse con él, junto a él... de él.

Ciertamente, Shiryu no solía reír a carcajadas, pero si lo hacía, seguramente el responsable era Seiya.

Pero Seiya no era el único que provocaba risas en su pareja. Shiryu podía hacerlo reír con un método infalible, pero de lo más natural:

Siempre que Pegaso estaba inmerso en alguna actividad sedentaria —platicando, leyendo, viendo la tele, etc...—, y Shiryu estaba junto a él, bastaba una mirada, atenta y cautivadora, para provocar a Seiya, quien al volverse hacia su novio y encontrarse con aquel par de ojos arrebatadores, inevitablemente comenzaba a reír. Era una risa nerviosa, pero genuina. Única y reservada solo para Shiryu, una que sólo Dragón podía conseguir.

Shiryu esbozó una leve sonrisa al recordar aquello, aunque sus pensamientos fueron interrumpidos por una carcajada sonora e impetuosa de Pegaso, quien luchaba por respirar después de haberse encontrado con un comiquísimo video en Instagram.

Shiryu lo miró y comenzó a reír también. Con él... de él, por su risa, por todo. Seiya era increíble.

Shun tenía razón.

Jamás se iba a aburrir.




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Hola!!!

Ustedes disculpen si están quedando muy cortitos jejeje. No todos son así, hay otros más largos más adelante ^^'

Muchas gracias por leer! 💕

30 días ShiseiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora