Día 24: Flores

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—Necesito tu ayuda desesperadamente —exclamó Shiryu, sin siquiera anunciarse o saludar en absoluto, únicamente azotando las manos en el mostrador de triaje de la Sala de Urgencias.

Shun levantó la mirada de su expediente para ver quién era el impertinente.

—¡Hola, Shiryu! ¡Buen día! ¿Qué hay? ¡Buen día, Shun! Todo en orden, ¿cómo estás? ¡Oh! Con mucho trabajo, un turno de 48 horas no es fácil y no he dormido en absoluto. Pero ¡qué va! Hablemos de ti —exclamó el peliverde, fingiendo una conversación con Shiryu para rellenar las cortesías que el Dragón se había saltado olímpicamente.

—Perdona... hola.

—Así está mejor, ¿que puedo hacer por ti, Shiryu-kun?

—Tú... sabes de flores, ¿no?

Shun abrió los ojos sorprendido. —Ah... bueno... de especies y esas cosas no mucho, tal vez deberías preguntarle a Aphrodite.

—Es algo... privado... no quiero que se meta. Pero siempre llevas bonitas flores a la casa, y cuidas el jardín y esas cosas.

—Bueno, son bonitas. Y cuidar el jardín es un hobby nada más. Puedo llevarte a la florería donde las compro, si quieres.

—Perfecto. ¿A qué hora termina tu turno?

Shun suspiró cansado. —En ocho horas... —respondió, luego miró a su amigo, por la cara que tenía se notaba que no quería esperar tanto tiempo—. Puedo tomar mi hora de almuerzo ahorita si prefieres.

A Shiryu le brillaron los ojos. —¡Gracias! ¡Eres el mejor!


🐉❤️


—Sírvete, Shiryu-kun. Aquí sólo tienen lo mejor de lo mejor.

—¿Qué me sugieres?

—No sé ni para que las quieres.

—Claro... —Shiryu dudó unos momentos—. Supongo que tengo que decirte, ¿no?

—Si quieres que sea de ayuda, sí, por favor.

Shiryu suspiró.

—Yo... quiero... pedirle a Seiya que se case conmi... —Antes de que Shiryu pudiera siquiera terminar su frase, el alarido que Shun soltó lo asustó.

—¡Oh por Dios! ¡AAAAAAAAAAAAAHHH! ¡Shiryu-kun!

—¡SHHHHHH!

Shun cubrió su boca con sus manos, intentando controlar su respiración en el proceso. Luego se acercó a Shiryu y susurró:

—Pero... ¿no es algo repentino?

—¿Qué dices?

—No sé... llevan saliendo menos de un año...

—Ocho meses —interrumpió Shiryu, orgulloso.

—Digo... es evidente que su relación es más vieja que eso, pero...

—¿Qué quieres decir?

Shun lo miró incrédulo. ¿Acaso él había sido el único que había notado algo entre Shiryu y Seiya desde el principio?

—Shiryu, por favor.

—De verdad, no sé a qué te refieres.

Shun suspiró. —Mira, su relación formal tal vez sólo sea de ocho meses, pero ustedes llevan queriéndose mucho más tiempo que eso.

—¡Pfff! ¿De qué estás hablando?

—¿Xiǎo gē gē? —Shun arqueó una ceja y Shiryu enrojeció.

30 días ShiseiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora