Día 11: Quedándose a dormir

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No habían dado ni las nueve de la noche cuando los Santos de Bronce y Saori ya se encontraban de regreso en la Mansión Kido. A pesar del clima, se habían divertido.

Cada uno fue a su respectiva habitación, para secarse y darse una ducha.

Como era habitual en él, Shiryu se puso su pijama al salir del baño, para luego comenzar a cepillar su largo y abundante cabello, y posteriormente pasarle la secadora. Normalmente dejaba que se secara solo, pues el calor constante resecaba su cabello; pero en estos momentos, lo que quería era descansar, y con el clima que hacía, estaría despierto hasta medianoche esperando a que su cabello se secara.

En medio del estruendo de la secadora, la puerta de su habitación se entreabrió; acto seguido, Seiya se hizo pasar.

El Dragón apagó el aparato al ver a su novio entrar.

—¿Tocaste? Disculpa, no te escuché.

—No te preocupes, lo imaginé —Seiya sonrió, sentándose sobre la cama con demasiada familiaridad.

—¿A qué debo el honor de tu presencia? —preguntó Shiryu, su novio amplió su sonrisa.

—Quería ver si me prestabas tu secadora. Pero creo que la estás ocupando. ¡Cuando termines! No hay prisa... —concluyó Seiya, echándose para atrás sobre el colchón mullido.

—Tienes poco cabello, xiâo gē gē, una toalla basta, ¿no crees? Digo, igual te la presto.

Seiya rió, incorporándose con dificultad.

—¡No es para mi cabello! Es para esto —aclaró, levantando la muñeca enyesada—. Shun dijo que podía pasarle la secadora, en lo que voy al hospital a que lo cambien.

Shiryu bufó una risa —Shun es inteligente, pero deberíamos pedir la opinión de un médico.

—¡Shun es casi uno! —interrumpió—. Cuarto semestre de medicina, no lo olvides.

—Uno de verdad.

—¡Ouch! Que nadie te oiga, philtatos, o el de los huesos rotos será otro. —Ambos compartieron una carcajada. —¡Vamos! No lo voy a dejar así, mañana Shun me acompañará a que lo cambien.

—No querrá hacerlo él, ¿o sí?

—Shun-chan no merece tu desconfianza. ¡Es tarde, Shiryu! —Seiya se desparramó sobre la cama una vez más— ¡No quiero ir al hospital ahorita! ¡El cielo se está cayendo! ¿Recuerdas?

Shiryu respondió encendiendo la secadora de nuevo.

—¿Qué? ¡No te oigo, Sei! —gritó con una sonrisa traviesa, mientras pasaba la secadora por su cabello húmedo—. ¡Hay mucho ruido!

Cuando estuvo seguro que su cabello estaba bien seco, apagó el aparato. Lo desconectó del multi contacto y se dirigió a la cama con la secadora en mano, Seiya seguía recostado ahí. Se colocó sobre él y pegó su frente contra la suya.

—Está bien —susurró—, pero con una condición.

—¿Cuál?

—Yo te acompaño mañana. —Tras aquella declaración, Shiryu estampó sus labios contra los de Seiya, quien lo recibió sonriente.

Le ayudó a secar el interior del yeso, Seiya jamás lo habría logrado solo. Charlaron un rato, sobre cosas mundanas, en los descansos que le daban a la secadora para que no se sobrecalentara. Cuando terminaron, pasaron la conversación de regreso a la cama, compartieron una bolsa de arándanos deshidratados que Shiryu tenía en el cajón de su cómoda, ninguno quería dejar la habitación para ir por una cena más adecuada.

Cerca de la medianoche, los arándanos ya eran historia, y tanto las risas como la charla se fueron apagando lentamente.

—Creo que ese género está sobrevalorado, prefiero el xianxia —comentó Shiryu, quitando la bolsa vacía de arándanos de en medio.

—Ah sí... tus chinos voladores... —respondió Seiya, medio somnoliento.

—¡Que no vuelan!

—¡Sí lo hacen! Sobre sus espadas... se ven chistosos... —Los ojos de Seiya se cerraban poco a poco, cada vez le costaba más trabajo mantenerlos abiertos.

—¿Es lo único que se te queda del xianxia? ¿Qué vuelan en sus espadas? ¿No las artes marciales geniales que ejecutan?

—Iré con mi hermana, seguro... —Shiryu frunció el ceño a la vez que intentaba contener su risa. Seiya estaba ya del otro lado, y comenzaba a desvariar, mezclando las palabras de Shiryu con las de sus sueños.

—Seguro que sí, xiâo gē gē —dijo, besando la frente de Seiya. Todo parecía indicar que pasaría la noche con él.

Shiryu lo terminó de tapar con el edredón, apagó la lámpara sobre su mesita de noche y se acomodó junto a su novio.

—Buenas noches, xiâo gē gē




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* Xianxia - Género de ficción chino parecido al wuxia que involucra artes marciales y fantasía histórica. (Como Mo Dao Zu Shi y así ^^)

30 días ShiseiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora