Día 28: Familiares

25 3 8
                                    

Pasajeros con destino a Nanchang, favor de abordar por la Puerta 6.

—¡Noooo! ¡Es nuestro vuelo! ¡Corran! ¡Corran! —gritó Shiryu levantando a un niño en cada brazo para poder correr a voluntad.

—¡Espera, Shiryu! ¡Olvidas las maletas! —gritó Seiya, pero su esposo ya estaba muy lejos.

Ninguno sabía que había salido mal. Naturalmente, Shiryu había elaborado un detallado itinerario para que todo en esa mañana de febrero fluyera sin contratiempos, además de que había planeado llegar al aeropuerto una hora antes de lo necesario, por cualquier cosa. Sin embargo, el despertador le falló y no sonó. Quizás no lo programó bien, u olvidó hacerlo, o simplemente fue una de esas veces en las que no suena y echa todo a perder. Era una pena que hubiera sucedido ese día precisamente. El único día en el que Shiryu no podía permitirse retrasos. El único día en que era imperativo que se encontrara en Lushan antes del día siguiente:

El Año Nuevo Lunar.

El primero que pasaban como familia, y el primero en el que Dohko le había prometido que los recogería en el aeropuerto, para pasar tiempo de calidad con sus "nietos".

Ahora, no sólo no llegarían en el día planeado, sino que plantarían al Caballero de Libra en el aeropuerto de Nanchang. Eso sí que le traería problemas.

Shiryu se imaginaba a su maestro parado en la terminal, con un letrero que él mismo había decorado, viendo a todas las personas pasarlo de largo y preguntándose porque su pupilo no aparecía. Luego de esperarlo por varias horas —porque Dohko era persistente— se decepcionaría de él, llamaría a Shunrei para que lo fuera a recoger y tramaría su venganza de regreso a los Cinco Picos.

—¡Ah, rayos! Papá... creo que dejé mi suéter en seguridad... —exclamó Ryuho, quien no entendía porque uno de sus padres, tan sereno todo el tiempo, había perdido la chaveta de repente.

—¡Tu papá se quedó atrás! Si dejaron algo seguro lo trae con él.

—¿Cómo nuestro equipaje?

—¡Sí!

—¡Pero de nada sirve si no nos alcanza! —gritó Koga.

—¡Lo hará! No te preocupes, si alguien puede correr largas distancias es él.

Última llamada para aboradar el vuelo 410112 con destino a Nanchang.

—¡AAAAAAAAAAAAAHHHHHHHH!

Finalmente, Shiryu y los niños llegaron a la puerta de abordaje justo a tiempo.

—¡Por poco no llegan! Sus pases de abordar, por favor. —La mujer los recibió con una sonrisa, estaba a punto de cerrar las puertas.

—Nos falta una persona —se apresuró a aclarar Shiryu, bajando a los niños y buscando frenéticamente los pases de abordar en su bolsa de mano.

—Me temo que no podemos esperar más.

—¡Por favor! No tardará mucho, venía justo detrás de nosotros.

—Pero muy atrás... —murmuró Koga.

—Y con las maletas... —añadió Ryuho.

—Lo siento señor, si desea abordar este avión, tiene que hacerlo ya.

—Sólo... —Shiryu no logró terminar su frase.

—Aquí estoy —jadeó Seiya con una maleta colgada en cada hombro y una en cada mano—. Él trae mi pase de abordar —agregó, dirigiéndose a la mujer y señalando a Shiryu con la cabeza.

Shiryu suspiró aliviado, el Año Nuevo se había salvado. Le entregó a la mujer los pases de abordar e ingresaron al avión.

—¡Ufff! Creí que no llegábamos. —Shiryu había pasado de la locura absoluta a un estado extraño, y algo aterrador, de felicidad pura y risas incontrolables. Seiya lo miró algo molesto, Koga frunció el ceño y Ryuho alzaba las cejas, había sido adoptado por un lunático, al parecer.

30 días ShiseiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora