Día 9: Abrazo por detrás

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—Podemos ir esta noche, se ve despejado y no creo que vaya a llover.

—Por mi está bien, mientras los chicos regresen a tiempo para irnos.

Seiya y Shun compartían una linda charla mientras bebían limonada. Ikki, Shiryu y Hyoga estaban fuera, haciendo algunos mandados para Saori.

La primavera había hecho su aparición, y los cerezos estaban en su punto. Naturalmente, además de disfrutar de la caída de los pétalos rosados, asistir a los festivales de primavera era una parte fundamental para Seiya y Shun, y que igualmente el resto de los chicos disfrutaban.

—¿Cómo van las cosas con Shiryu? —Shun cambió el tema drásticamente, acomodándose en su lugar para escuchar cómodamente lo que Seiya tenía para contarle.

—¡Bien! Normal, supongo.

—¿¡Cómo que bien!? ¡Hizo doscientas abdominales de más sólo para besarte! ¡Creo que va genial!

Seiya cubrió su rostro con las manos, esperando que su rubor pasara desapercibido.

—¡Lo sé! Pero no siento que nada haya cambiado. Creo que siempre fuimos así.

—¿Siempre andaban de las manos, besándose a cada oportunidad?

—Bueno... eso no, pero... como que "las vibras"—Seiya hizo comillas con sus manossiguen igual. Nosotros no hemos cambiado. Sólo que ahora lo demostramos frente a ustedes.

Shun escuchaba atentamente con una sonrisa soñadora.

—Lo sé. No es amor a primera vista, pero desde el principio sabías que te ibas a enamorar.

—¡Sí! —exclamó Seiya, acercándose a Shun—. Es lindo tener con quien charlar de esto. —Shun rió—. Siempre me caíste bien, Shunny, pero ahora siento que nos entendemos en todos los niveles imaginables.

Antes de que la conversación pudiera continuar, Ikki, Hyoga y Shiryu entraron por la puerta.

—¡Tadaima! —exclamó Ikki, botando la bolsa con el mandando en la mesita de centro de la sala y desplomándose en el sofá. No tenía intenciones de ir a saludar personalmente, no estaba de humor para ver las muestras de afecto en las que los otros cuatro se entretendrían.

—Hola, mi amor —saludó Hyoga, depositando un beso en la mejilla de Shun y tomando asiento a su lado.

Seiya se volteó, esperando que Shiryu hiciera lo mismo, pero fue sorprendido con una cálida sensación en su espalda. Los brazos de Shiryu lo rodeaban por detrás, y posteriormente recibió su beso en la mejilla.

—¿Cómo estás? —le susurró al oído. Seiya sonrió.

Tenía razón, nada había cambiado realmente, sólo que ahora se hacía evidente ante los demás e incluso a ellos mismos.

Y en lo que a Seiya respectaba, se sentía mil veces mejor recibir muestras de afecto físicamente que únicamente con miradas y vibras, como había dicho.

—Genial.

30 días ShiseiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora