Capítulo 3: Conociendo el Terreno

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Aiden se levantó temprano una vez más, decidido a seguir profundizando en su nuevo entorno. Aunque había comenzado a establecer las primeras bases de su estrategia en Naboo, aún quedaba mucho por hacer. El día anterior le había servido para familiarizarse con los alrededores de la finca y con Theed, pero necesitaba conocer a las personas clave que gobernaban el planeta si quería comenzar a influir en los eventos que estaban por venir.

Uno de los recuerdos más vívidos de Edran era el de las frecuentes visitas al Senado de Naboo, un lugar donde los nobles y los líderes de la sociedad se reunían para discutir asuntos importantes. Aunque Edran no había sido una figura destacada, había sido suficientemente conocido como para asistir a esas reuniones, lo que proporcionaba a Aiden una oportunidad perfecta para integrarse.

Después de un desayuno ligero, Aiden se vistió con una túnica más formal, adecuada para las reuniones oficiales. El atuendo estaba compuesto por un tejido fino de color verde oscuro, bordado con detalles dorados, y un cinturón de cuero que llevaba el escudo de la familia Dallen. Se miró en el espejo, ajustando la capa sobre sus hombros. El reflejo que lo observaba era el de un joven noble, pero sus ojos ocultaban la experiencia de una vida pasada, llena de desafíos y sacrificios. Estaba listo para lo que venía.

Mara, siempre atenta, lo esperaba en la entrada principal cuando salió de su habitación. "Señor Dallen, el speeder está preparado para llevarlo al Senado. ¿Quiere que le acompañe algún guardia?"

Aiden negó con la cabeza. "No es necesario, Mara. Estaré bien. Gracias por tu ayuda".

La gobernanta le dedicó una sonrisa cálida antes de hacer una ligera reverencia. "Cuídese, señor".

Aiden se dirigió hacia el speeder, un elegante vehículo diseñado para la comodidad y la velocidad, y en poco tiempo estaba volando sobre las colinas que rodeaban Theed. La ciudad se extendía bajo él como un mosaico de calles, plazas y edificios de piedra blanca, con el majestuoso Palacio Real en el centro. Mientras se acercaba al Senado, podía sentir la energía del lugar, un centro de poder y decisiones que influirían en el destino de todo el planeta, y quizás más allá.

El edificio del Senado era imponente, con columnas altas que se alzaban hacia el cielo y una gran cúpula dorada que reflejaba la luz del sol. Aiden aterrizó el speeder en un área designada y descendió con calma, observando a su alrededor. Los guardias en la entrada le saludaron con cortesía, reconociendo al joven noble, y le permitieron entrar sin problemas.

El interior del Senado estaba lleno de actividad. Nobles, políticos y oficiales militares se movían por los pasillos, discutiendo asuntos de estado y relaciones interplanetarias. Aiden avanzó con seguridad, dejando que los recuerdos de Edran lo guiaran. Sabía a dónde ir, a quién buscar.

La primera persona a la que decidió acercarse fue un hombre de mediana edad con una expresión seria y un porte distinguido. Se trataba de Varro Antilles, un senador influyente y un amigo cercano de la familia Dallen. Aunque no pertenecía a las casas más poderosas, Varro tenía una mente astuta y una habilidad natural para la diplomacia.

"Senador Antilles", saludó Aiden con una ligera inclinación de cabeza.

Varro se giró y sonrió al verlo. "¡Edran! Me alegra verte de nuevo, muchacho. He oído sobre tu accidente. ¿Cómo te encuentras?"

Aiden sonrió, agradecido por la calidez en las palabras de Varro. "Estoy mucho mejor, gracias. Aunque la caída me dejó algo desorientado. Pensé que lo mejor sería volver a mis deberes, y qué mejor lugar para empezar que aquí".

Varro asintió con comprensión. "Es bueno verte recuperado y con determinación. El Senado ha estado movido últimamente, con todos estos rumores sobre la Federación de Comercio. ¿Qué opinas de la situación?"

Aiden mantuvo la calma, consciente de que debía medir sus palabras con cuidado. "He estado escuchando las preocupaciones, y creo que es importante estar preparados para cualquier eventualidad. La Federación ha estado acumulando poder, y no podemos ignorar la posibilidad de que eso nos afecte directamente. Naboo siempre ha sido un objetivo valioso debido a su riqueza y su posición estratégica".

Varro lo observó detenidamente, como si evaluara cada palabra. "Es cierto, muchacho. De hecho, algunos de nosotros hemos estado discutiendo la necesidad de reforzar nuestras defensas. A pesar de que Naboo siempre ha sido un planeta pacífico, los tiempos están cambiando".

Aiden aprovechó la oportunidad. "Si puedo ser de alguna ayuda, estaré más que dispuesto. Mi familia tiene algunos recursos que podríamos movilizar para apoyar cualquier esfuerzo en ese sentido".

El senador asintió lentamente, claramente impresionado por la disposición de Aiden. "Es bueno escuchar eso, Edran. Estaremos en contacto. Es posible que tu apoyo sea más necesario de lo que imaginas".

Después de intercambiar algunas palabras más, Aiden se despidió de Varro y continuó recorriendo los pasillos del Senado. Quería observar y escuchar, aprender lo más posible sobre las dinámicas de poder dentro de esa estructura. Había otras figuras importantes a las que necesitaba acercarse, pero debía hacerlo con cuidado, sin parecer demasiado ansioso o sospechoso.

Mientras caminaba, se encontró con otra persona que reconoció de los recuerdos de Edran: el Capitán Panaka, jefe de seguridad de la Reina. El Capitán era un hombre serio, siempre atento a cualquier peligro que pudiera amenazar a Naboo o a su soberana. Aunque su relación con Edran había sido limitada, Aiden sabía que Panaka era un hombre de principios y que valoraba la lealtad.

"Capitán Panaka", lo saludó Aiden con respeto. "Es un honor verlo de nuevo".

Panaka lo miró con sus ojos oscuros y penetrantes antes de asentir. "Joven Dallen, es bueno ver que se ha recuperado. Naboo necesita a todos sus defensores en estos tiempos inciertos".

Aiden asintió, tomando nota del tono de Panaka. "He escuchado sobre la creciente amenaza de la Federación de Comercio. Estoy dispuesto a ofrecer mi apoyo en lo que sea necesario para proteger a nuestro planeta".

Panaka lo estudió por un momento antes de responder. "Es bueno saberlo, Dallen. Naboo podría enfrentar desafíos en el futuro cercano. Mantente cerca, y estoy seguro de que encontraremos una manera de trabajar juntos".

La conversación con Panaka fue breve, pero Aiden sintió que había dado un paso importante al establecer una conexión con alguien tan cercano a la Reina. Sabía que ganarse la confianza del Capitán podría abrirle puertas en el futuro.

Con su día en el Senado concluyendo, Aiden decidió que era momento de regresar a la finca. Había logrado hacer contactos importantes y comenzaba a entender mejor las dinámicas políticas de Naboo. Sin embargo, todavía quedaba mucho por hacer. Tendría que continuar cultivando estas relaciones y asegurar que, cuando llegara el momento, tendría los aliados necesarios para ejecutar sus planes.

Al salir del Senado y subir a su speeder, Aiden sentía que había avanzado significativamente. No estaba seguro de lo que le depararía el futuro, pero sabía que estaba en el camino correcto. Había plantado las primeras semillas de su influencia en Naboo, y si jugaba bien sus cartas, podría construir un imperio desde las sombras, preparándose para enfrentar cualquier desafío que el universo le lanzara.

EL ASCENSO DE UN IMPERIO EN NABO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora