Capítulo 9: El Primer Movimiento de la Federación

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El sonido del viento silbando a través de los exuberantes campos de Naboo era casi pacífico, pero Aiden sabía que esa calma era solo la antesala de la tormenta. Las noticias llegadas en las últimas horas confirmaban lo inevitable: las naves de la Federación de Comercio estaban en movimiento, y pronto el bloqueo se haría realidad. A pesar de sus preparativos, sentía la creciente presión del tiempo.

Se encontraba en una torre de observación en Theed, observando el horizonte. Desde su posición, podía ver los techos dorados del palacio real, las cúpulas resplandecientes de los edificios y los tranquilos ríos que cruzaban la ciudad. En circunstancias normales, esta visión lo tranquilizaría, pero hoy sus pensamientos estaban concentrados en los informes que había recibido.

Mara, fiel a su deber, subió rápidamente las escaleras hasta donde él estaba. "Señor Dallen, han llegado más detalles. El bloqueo de la Federación ha comenzado en los sistemas exteriores de Naboo. Los primeros cargueros han sido detenidos y confiscados."

Aiden apretó la barandilla de la torre con fuerza. "¿Alguna respuesta del Senado?"

Mara negó con la cabeza, su expresión sombría. "Parece que el Senado está atrapado en interminables debates. Algunos senadores están tratando de apelar a la Federación de Comercio, pero hasta ahora no hay una respuesta unificada. Y con Sidious moviendo los hilos, las cosas están mucho más confusas en Coruscant."

Aiden suspiró. Había contado con la posibilidad de que el Senado pudiera intervenir, pero sabía que la política de la República era un juego complicado, lleno de intereses contrapuestos. Y ahora, más que nunca, esos intereses estaban siendo manipulados por fuerzas que ni siquiera los propios senadores comprendían del todo.

"Es peor de lo que esperaba", murmuró, sus pensamientos corriendo. “Si no actuamos pronto, este bloqueo solo será el primer paso hacia una invasión total.”

Mara lo miró fijamente, esperando instrucciones. Sabía que Aiden siempre tenía un plan, una manera de avanzar, incluso cuando la situación parecía desesperada.

"Vamos a necesitar hacer un movimiento", dijo Aiden finalmente, apartándose de la barandilla. "No podemos permitir que la Federación piense que puede aplastarnos sin resistencia. Quiero que los oficiales de Theed coordinen con las otras ciudades importantes de Naboo para asegurarnos de que todas las defensas estén activadas y preparadas para lo peor."

Mara asintió de inmediato. "¿Y qué hay de la Reina? ¿Debemos informarla del bloqueo?"

Aiden reflexionó por un momento. Amidala era fuerte, pero también joven y sin experiencia en este tipo de crisis. Sin embargo, sabía que ocultarle la verdad no era una opción. Ella debía saber lo que estaba ocurriendo.

"Sí, debemos informarla", respondió Aiden con un tono firme. "Pero debemos hacerlo con tacto. No quiero que entre en pánico. Ella debe entender que, aunque la situación es crítica, aún tenemos tiempo para prepararnos."

Mara se retiró para llevar a cabo las órdenes, dejando a Aiden solo una vez más. Mientras descendía de la torre, Aiden sentía el peso de las decisiones que debía tomar. Necesitaba una estrategia que no solo protegiera Naboo, sino que también ganara tiempo. Si la Federación de Comercio planeaba una invasión, tendrían que ser más creativos que simplemente levantar escudos y esperar lo inevitable.

Esa tarde, Aiden se reunió con el capitán Panaka en una sala de guerra improvisada dentro de la residencia real. El capitán, un hombre que rara vez mostraba emociones, parecía más preocupado de lo habitual.

"Señor Dallen", comenzó Panaka mientras desplegaba un mapa táctico sobre la mesa, "hemos observado las primeras naves de la Federación estacionándose en la órbita superior. Están instalando un bloqueo completo. Ninguna nave puede entrar o salir de Naboo sin ser interceptada."

Aiden examinó el mapa. Las posiciones de las naves de la Federación formaban una red densa alrededor del planeta, un cerco diseñado para sofocar cualquier resistencia antes de que comenzara. Aiden frunció el ceño.

"Sabía que llegaría este momento", dijo en voz baja. "¿Algún intento de comunicación?"

Panaka asintió. "Sí, hemos intentado contactar con ellos, pero sus respuestas son vagas. Insisten en que están aquí por razones de 'seguridad comercial'. Una excusa vacía."

Aiden sabía que esto no era solo una cuestión de comercio. Era un juego de poder. Y con Sidious moviendo las piezas detrás de escena, la Federación tenía su apoyo en las sombras, lo que los hacía más atrevidos. El verdadero conflicto estaba por comenzar.

"Capitán, quiero que despliegues patrullas terrestres adicionales en los alrededores de Theed", ordenó Aiden. "Que estén listas para cualquier movimiento en el suelo. Además, refuercen las rutas subterráneas. Si tenemos que evacuar, quiero que nuestras vías de escape estén seguras."

Panaka asintió con determinación y salió a cumplir con sus órdenes.

Esa noche, mientras Aiden repasaba sus planes de contingencia, llegó otro mensaje cifrado de Lyria. Esta vez, el tono del mensaje era aún más urgente que antes.

"Aiden", comenzó la voz de Lyria mientras su holograma parpadeaba frente a él, "he descubierto más sobre los planes de Sidious. Está presionando a la Federación para que acelere su invasión de Naboo. Quiere que esto sea un ejemplo, una señal para el resto de la galaxia. Si Naboo cae, otros sistemas seguirán. Y no se detendrá aquí. Él tiene a la República en su mira."

Aiden sintió cómo su pecho se apretaba al escuchar esas palabras. Sabía que Naboo era importante, pero ahora comprendía que era mucho más que un simple objetivo para la Federación de Comercio. Era un símbolo. Si Naboo caía, sería una victoria no solo para la Federación, sino también para Sidious y sus oscuros planes.

"Gracias, Lyria", respondió Aiden, su mente ya trabajando para procesar esta nueva información. "Voy a necesitar más detalles sobre los movimientos de la Federación. Necesito saber cuándo exactamente piensan atacar."

Lyria asintió. "Seguiré investigando. Mantente alerta. La tormenta se avecina."

La transmisión se cortó, y Aiden quedó solo una vez más en su oficina. El tiempo se estaba agotando, y el destino de Naboo pendía de un hilo. Necesitaba una estrategia, algo que les diera una ventaja inesperada frente a una fuerza tan grande.

De repente, una idea comenzó a formarse en su mente. Sabía que Naboo tenía un recurso que aún no había utilizado plenamente: los gungan. La relación entre los humanos y los gungan siempre había sido complicada, pero en un momento como este, la unión de ambos pueblos podría marcar la diferencia entre la supervivencia y la derrota.

Aiden sabía que convencer a los gungan no sería fácil. Sin embargo, con la invasión inminente, ambos pueblos se enfrentarían al mismo destino si no trabajaban juntos.

Al día siguiente, Aiden se dirigió hacia las profundidades de los bosques de Naboo. Su objetivo era claro: encontrar a los gungan y convencerlos de que unieran fuerzas con el pueblo de Naboo. Si lograba este acuerdo, la defensa del planeta tendría una oportunidad real.

Mientras su nave se adentraba en el espeso follaje, Aiden no podía evitar preguntarse cómo serían los próximos días. Sabía que la Federación de Comercio estaba preparándose para atacar, y que detrás de ellos había una fuerza mucho más oscura. Pero también sabía que si lograba unir a Naboo y a los gungan en una alianza, aún tendrían una posibilidad de resistir.

La verdadera batalla por Naboo estaba a punto de comenzar.

EL ASCENSO DE UN IMPERIO EN NABO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora