Capítulo 16: El Duelo de Destinos

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El sonido del viento se mezclaba con el zumbido amenazante de los sables láser. Aiden se mantuvo firme, observando cada movimiento de Darth Maul mientras la tensión en el aire aumentaba. Las estrellas brillaban en el cielo nocturno de Naboo, como si fueran testigos del enfrentamiento inminente. Aiden sabía que la oscuridad que emanaba de Maul no era solo física, sino también mental. Los Sith eran maestros en usar el miedo y el odio a su favor, y Maul estaba lleno de ambos.

Con su sable de doble hoja encendido, Maul avanzó con un paso felino. Cada movimiento suyo estaba calculado, una danza mortal que Aiden podía anticipar solo parcialmente. Sabía que enfrentarse a Maul requeriría algo más que fuerza física; requeriría una mente clara y una concentración inquebrantable.

"Sidious te ha entrenado bien", comentó Aiden, tratando de mantener su calma. "Pero no eres invencible."

Maul no respondió con palabras. Los Sith no necesitaban hablar; sus acciones lo decían todo. Sin previo aviso, lanzó un ataque rápido y devastador, girando su sable con una velocidad que desafió la vista. Aiden apenas tuvo tiempo de reaccionar, bloqueando el primer golpe y retrocediendo para crear espacio. La fuerza del ataque de Maul lo sorprendió, pero no lo desanimó. Sabía que Maul luchaba con una intensidad inhumana, pero Aiden también tenía sus propios trucos.

Las hojas rojas y verdes de los sables chocaron, emitiendo destellos brillantes en la oscuridad. El enfrentamiento era rápido y feroz, con Aiden usando toda su agilidad y reflejos para mantenerse a la par. Cada vez que Maul intentaba romper su defensa, Aiden lo bloqueaba con precisión, aunque el costo de cada bloqueo era evidente: el agotamiento se acumulaba.

Aiden había enfrentado a enemigos formidables antes, pero ninguno como Maul. Cada vez que lograba detener un golpe, el Sith lanzaba otro más rápido y más fuerte. Parecía imparable, su furia alimentada por una sed de venganza.

Aiden se concentró en su respiración, recordando las lecciones que había aprendido en su vida pasada y en esta nueva vida en Naboo. Sabía que no podía enfrentarse a Maul con la misma rabia; tenía que ser estratégico. Maul podía ser más fuerte y más rápido, pero la mente de Aiden estaba afilada. Podía ver los patrones en los ataques de Maul, notar las breves pausas entre los movimientos, las pequeñas aberturas que el Sith dejaba sin darse cuenta.

De repente, Maul lanzó un ataque vertical con toda su fuerza. Aiden, anticipándolo, se deslizó hacia un lado y giró rápidamente, lanzando un corte hacia el torso de Maul. Pero el Sith era demasiado rápido. Con un giro ágil, desvió el ataque y respondió con un golpe lateral que Aiden apenas logró esquivar.

"Interesante...", murmuró Maul, con una sonrisa torcida en su rostro. A pesar de la tensión, Aiden no pudo evitar notar que Maul disfrutaba de la lucha. Para los Sith, el combate era tanto un desafío como un placer.

Aiden retrocedió unos pasos, respirando profundamente. Sabía que no podía vencer a Maul en un combate prolongado. Necesitaba una estrategia que lo pusiera en desventaja. Sus ojos recorrieron el paisaje a su alrededor: las rocas, los árboles, el terreno irregular. Podía usar todo eso a su favor si encontraba el momento adecuado.

Maul, sintiendo la pausa, aprovechó la oportunidad para avanzar de nuevo, lanzando una ráfaga de golpes rápidos que obligaron a Aiden a retroceder más. Cada vez que las espadas chocaban, el aire crepitaba con energía pura, y las chispas de los sables láser iluminaban el claro.

De repente, Maul cambió su enfoque. Con un movimiento rápido, extendió su mano hacia Aiden, utilizando la Fuerza para empujarlo violentamente hacia atrás. Aiden no tuvo tiempo de reaccionar. Fue lanzado contra una roca cercana, sintiendo el impacto en todo su cuerpo. Un dolor agudo recorrió su espalda, pero se obligó a levantarse.

Maul se acercaba lentamente, su sable girando en su mano. "No puedes ganar. La oscuridad siempre prevalece."

Aiden se limpió un hilo de sangre que salía de su boca, su mente trabajando frenéticamente en busca de una solución. No podía vencer a Maul solo con habilidad en el combate, pero podía superarlo con astucia. Mientras el Sith se acercaba, Aiden extendió su mano y utilizó la Fuerza para mover una roca cercana, lanzándola hacia Maul.

Maul, anticipando el ataque, saltó ágilmente sobre la roca. Pero justo cuando aterrizó, Aiden utilizó la Fuerza para hacer que una ráfaga de polvo y escombros volara hacia los ojos de Maul. El Sith gruñó de frustración cuando su visión se vio temporalmente obstaculizada.

Ese era el momento que Aiden había estado esperando. Aprovechando la distracción de Maul, Aiden cargó con una velocidad sorprendente, su sable láser brillando mientras lanzaba una serie de ataques rápidos y precisos. Maul, a pesar de estar cegado momentáneamente, respondió con reflejos increíbles, bloqueando la mayoría de los golpes. Pero Aiden logró cortar uno de los mangos del sable doble de Maul, dejándolo con una sola hoja.

Maul retrocedió, su furia evidente. "¡Insolente!", gritó, sus ojos destellando de ira.

Aiden lo miró con calma. Sabía que había ganado un pequeño pero crucial punto en la batalla. Maul estaba herido en su orgullo, y eso podría ser su debilidad. Sin embargo, la furia del Sith también lo hacía más peligroso.

Maul no perdió tiempo y, con su sable reducido a una sola hoja, lanzó una serie de ataques más salvajes y erráticos. Aiden tuvo que usar todo su ingenio y reflejos para esquivar y bloquear, sabiendo que cualquier error podría ser fatal.

Finalmente, en un intercambio particularmente feroz, Maul lanzó una patada que golpeó a Aiden en el estómago, haciéndolo caer al suelo. Maul se abalanzó sobre él, su sable listo para el golpe final.

Pero justo en ese momento, Aiden extendió ambas manos, canalizando toda su energía en un fuerte empujón de la Fuerza. Maul fue lanzado hacia atrás, chocando contra una roca cercana. Aunque se levantó rápidamente, Aiden ya había recuperado su posición, su sable listo.

"Esto aún no ha terminado", dijo Aiden, respirando con dificultad.

Maul sonrió, con sus dientes afilados brillando bajo la luz de su sable. "No, aún no ha terminado. Pero lo haré rápido."

Ambos sabían que el próximo intercambio sería el decisivo. Uno de ellos caería, y el otro se levantaría victorioso.

El destino de Naboo y el futuro de Aiden pendían de un hilo.

EL ASCENSO DE UN IMPERIO EN NABO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora