Capítulo 24: El Duelo en las Sombras

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Los túneles subterráneos de Naboo parecían aún más oscuros y claustrofóbicos mientras Aiden y Mara se enfrentaban al imponente Darth Maul. El Sith caminaba lentamente hacia ellos, sus ojos amarillos llenos de odio y confianza. El sonido de su sable doble encendiéndose resonó en las paredes de piedra, iluminando brevemente las sombras que los rodeaban.

Aiden y Mara, ambos con sus sables de luz encendidos, se colocaron en posición de combate. Sabían que no había escapatoria esta vez. Maul había encontrado su rastro, y estaba claro que no se iría sin una confrontación.

"¿Por qué sigues con esto, Maul?", preguntó Aiden, intentando ganar tiempo mientras analizaba su entorno. "El lado oscuro no te llevará a nada más que destrucción."

Maul sonrió, su rostro tatuado de rojo y negro parecía una máscara de maldad. "El lado oscuro es poder. Es el verdadero camino. Ustedes, los débiles seguidores de la luz, no lo entienden. Están destinados a ser aplastados por los fuertes."

"Tu arrogancia será tu perdición", replicó Mara, acercándose un paso, con su sable en alto.

"Ya he derrotado a muchos como ustedes", dijo Maul con frialdad. "Hoy no será diferente."

Y sin más palabras, Maul se lanzó hacia ellos con una velocidad devastadora. Su sable doble giraba en el aire como un torbellino mortal, atacando a Aiden y Mara con una fuerza inigualable. Los dos Jedi se vieron obligados a moverse rápidamente para evitar los golpes, bloqueando los ataques como podían.

El espacio reducido de los túneles hacía que la pelea fuera aún más peligrosa. Aiden y Mara no tenían mucho espacio para maniobrar, mientras que Maul, con su estilo agresivo, parecía dominar el terreno. Cada movimiento del Sith era calculado, cada golpe dirigido a desequilibrarlos.

"¡No podemos luchar contra él aquí!", gritó Mara, mientras esquivaba por poco un golpe que podría haberla decapitado.

"Lo sé", respondió Aiden, buscando desesperadamente una salida. Sabía que no podían permitirse luchar en esos estrechos túneles. Necesitaban espacio para moverse, para usar la Fuerza de manera más efectiva.

Pero Maul no les dio tregua. Con un movimiento rápido, Maul lanzó una patada que golpeó a Aiden en el pecho, haciéndolo retroceder y caer contra la pared. Antes de que pudiera recuperarse, Maul giró su sable hacia Mara, lanzando una ráfaga de ataques tan rápidos que ella apenas pudo defenderse.

Mara, sintiendo que estaba al borde de ser superada, decidió arriesgarse. Con un grito de esfuerzo, usó la Fuerza para empujar a Maul hacia atrás, creando un breve espacio entre ellos. "¡Aiden, ahora!", gritó.

Aiden, aún aturdido por el golpe, se levantó rápidamente y vio la oportunidad. Con un movimiento rápido de su mano, usó la Fuerza para derrumbar una sección del techo del túnel justo sobre Maul. Las piedras cayeron en una cascada, bloqueando temporalmente el avance del Sith.

"Vamos", dijo Aiden, ayudando a Mara a levantarse. "Tenemos que salir de aquí antes de que sea demasiado tarde."

Sin perder tiempo, ambos comenzaron a correr por el túnel, sabiendo que la barricada de rocas no detendría a Maul por mucho tiempo. La única opción era llegar al centro de comunicaciones enemigo y destruirlo antes de que el Sith los alcanzara de nuevo.

Mientras corrían por los oscuros pasadizos, Aiden sintió el peso de la situación. Sabía que, aunque habían escapado momentáneamente, la batalla no había terminado. Maul los perseguiría hasta el fin del universo si era necesario. Y cuanto más cerca estuvieran del centro de comunicaciones, más vulnerables serían.

"Estamos cerca", dijo Mara, consultando su datapad. "El centro de comunicaciones debería estar justo al otro lado de este túnel."

Aiden asintió, pero antes de que pudieran avanzar más, un rugido de furia resonó a sus espaldas. El derrumbe que habían causado no había detenido a Maul, quien ahora los perseguía con una velocidad aún mayor, impulsado por su odio.

"¡Corre!", gritó Aiden, y ambos aumentaron su ritmo, sabiendo que Maul estaba justo detrás de ellos.

Finalmente, llegaron a una cámara más amplia, donde los restos del centro de comunicaciones enemigo eran visibles. Una gran torre de antenas y paneles de control se alzaba en el centro de la sala. Sabían que si destruían ese equipo, la Federación perdería su capacidad de coordinar el ataque sobre Theed.

"Tenemos que hacerlo rápido", dijo Mara, mientras comenzaba a colocar explosivos alrededor de los paneles de control.

Pero no habían terminado cuando Maul apareció en la entrada de la sala, su sable rojo brillando como una amenaza mortal. "No escaparás esta vez", dijo, con su voz cargada de odio.

Aiden se colocó frente a Mara, listo para enfrentar a Maul una vez más. "Solo necesitamos unos segundos más", pensó, mientras intentaba mantener la calma. Sabía que no podían permitirse perder aquí.

Maul se lanzó hacia adelante, atacando con toda su furia. Aiden bloqueó los golpes como pudo, pero la fuerza del Sith era abrumadora. Cada choque de sus sables parecía acercarlo más a la derrota.

Mara, mientras tanto, trabajaba frenéticamente para armar las cargas explosivas. Sabía que su tiempo era limitado, pero también que si lograban destruir ese centro, le darían a Naboo una oportunidad real de resistir.

Finalmente, Mara gritó: "¡Listo!"

Aiden, al escucharla, supo que era el momento. Con una última ráfaga de energía, empujó a Maul hacia atrás con la Fuerza, dándole tiempo para correr hacia la salida junto con Mara.

Maul, recuperándose rápidamente, los persiguió, pero ya era demasiado tarde. Cuando los Jedi llegaron a una distancia segura, Mara activó los explosivos. Una explosión ensordecedora sacudió el túnel, y la estructura del centro de comunicaciones colapsó sobre sí misma.

Maul, atrapado entre los escombros y la furia, dejó escapar un grito de frustración. Aiden y Mara, aunque agotados, habían logrado lo que se proponían: habían desorganizado a la Federación y retrasado su ataque.

"Lo logramos", dijo Aiden, jadeando, mientras se apoyaba contra una pared.

Mara sonrió débilmente. "Por ahora. Pero Maul no ha terminado con nosotros."

"Lo sé", respondió Aiden, mirando hacia las sombras donde Maul había quedado enterrado bajo los escombros. "La próxima vez, será aún más peligroso."

De vuelta en el palacio de Theed, las noticias del éxito de la misión llegaron rápidamente. La destrucción del centro de comunicaciones había desorganizado a las tropas de la Federación de Comercio, dándoles a los defensores de Naboo un respiro muy necesario.

El Capitán Panaka, al recibir el informe, sonrió con satisfacción. "Este es el golpe que necesitábamos. Ahora tenemos una oportunidad real."

Pero Aiden, aunque satisfecho con el éxito de la misión, sabía que la batalla estaba lejos de terminar. Darth Maul seguía siendo una amenaza, y mientras Sidious estuviera manipulando desde las sombras, la guerra por Naboo no acabaría pronto.

Sin embargo, por ahora, habían ganado tiempo. Y en una guerra como esta, cada segundo contaba.

EL ASCENSO DE UN IMPERIO EN NABO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora