Quinta Parte: Refugiados
Punto de Vista de Levi
Joshua trajo a mi padre de vuelta, cuando creía que no volvería a verlo nunca más, después de que mi mamá se sacrificara por nosotros, ojalá no se hubiera ido, no tenemos más que el adiestramiento básico, sólo para mantener a nuestros heridos vivos. ¿Valdría la pena este sufrimiento si es que no contamos con nadie más?
Mi papá sigue inconsciente, lo peor que pudiera pasarnos es que él se muriera. No quiero que pase eso, ni por mí, ni por Liz, ni Alán, él merece lo que mi hermana y yo tuvimos, al menos una parte. Me duele pensar que mi hermano menor no conocerá a la maravillosa mujer que fue nuestra madre. Fue egoísta... ¿lo fue?
Miro a Liz dormida al lado de Joshua, no creo que ella haya escuchado el plan de Marcos y Rafael, se hubiera puesto histérica de nuevo. Por el bien de Liz espero que ellos vuelvan antes de que ella despierte, si lo hace y se pone histérica, Joshua tendrá que golpearla para dejarla inconsciente, yo no podría.
—¿Qué tanto piensas? –pregunta Elin, sentándose a mi lado, entre sus brazos trae a Alán.
—Por fin se ha quedado dormido. –comento.
—Sí, es que ahorita no tiene tanto calor.
—Pero lo vas a tapar más tarde, ¿verdad?
—¡Por supuesto, Levi! Incluso ya le cambié la ropa húmeda de sudor. –ella sonríe, no parece enojada por lo que le dije–. Está bien que te preocupes, es tu hermanito.
—Yo... es que... –no sé qué decirle, siento las mejillas calientes.
—¿Quieres cargarlo? –pregunta.
—¿Yo? Es muy chiquito, se me hace que se me va a caer.
Elin sonríe y se mueve hacia mí, moviendo el pequeño cuerpo de mi hermanito, yo de forma automática extiendo las manos.
—Nada más tienes que agarrarle bien la cabeza, no dejes que se caiga.
Miro al niño que se removió incómodo cuando fue el cambio de brazos. De nuevo, ojalá que no... la mirada se me puso borrosa. No había querido ni siquiera pensarlo, pero la verdad es que mi mamá no se ha ido, ella está muerta. Ya no distingo la pacífica carita de Alán, deforme por las lágrimas.
—Ay, bebé... –Elin me abraza, no muy fuerte porque todavía sostengo a mi hermanito–, sé lo que es perder a tu madre. Lo que sientes, yo también lo sentí. –dice ella.
—¿Va a dejar de doler?
—No, nunca dejará de doler la pérdida de un ser querido. –me responde–. Sólo te queda el consuelo de lo que ellos dejaron atrás.
Me alejo del abrazo de Elin y miro a Alán otra vez.
—Lo vas a cuidar bien, ¿verdad? –pregunto, sin levantar la mirada.
—Sí.
—¿Y lo vas a querer?
Ella toma a Alán de mis brazos, con diestra delicadeza y se le queda mirando por un rato antes de contestar mi pregunta.
—De hecho, Levi, ya lo quiero. –no ha dejado de verlo–. Es como si fuera mío. –levanta la mirada, yo le sonrío, de pronto se crispa–. Perdón, no es lo que quería decir... es que...
No me está viendo a mí, mira sobre mi hombro. Al darme vuelta, me doy cuenta de que mi papá está sentado detrás de mí, no veo gesto alguno, como si estuviera frente a un comité al que no quisiera demostrar sus debilidades.

ESTÁS LEYENDO
Ciudadanos
Science FictionUn grupo de personas intenta salir de su Ciudad, un enorme edificio donde los pisos más bajos son los más pobres, no así lo más altos, hacia un mundo desconocido y peligroso, diferente del que han conocido en la Ciudad, donde la desolación y la muer...