𝗔𝗕𝗢𝗨𝗧 𝗬𝗢𝗨, park jay ( 🌙 )
━━¿aún crees que me he olvidado de ti? ⋅₊˚.
A pesar de que Jay había dejado atrás el recuerdo de la persona a la que más había amado... Areum jamás había podido olvidarlo realmente, porque había una pequeña person...
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Areum despertó a la mañana siguiente sintiendo un peso desconocido en su cuerpo. No era solo el cansancio habitual de las horas de trabajo o el agotamiento emocional que siempre la acompañaba desde lo que sucedió con Jay. Era algo físico, algo que la hacía sentir pesada, diferente. Se movió lentamente en la cama, tratando de ignorar esa sensación. Kai seguía durmiendo a su lado, acurrucada contra su brazo. Desde la conversación de la noche anterior, la niña había querido estar cerca de ella todo el tiempo. Era una pequeña muestra de afecto que a Areum le enternecía, pero también le recordaba la fragilidad de la situación.
Con cuidado, se deslizó fuera de la cama para no despertarla y se dirigió al baño. Al mirarse en el espejo, no pudo evitar notar lo pálida que estaba. Había sentido mareos y náuseas más intensas en los últimos días, pero lo atribuía al estrés del trabajo, a las largas noches sin dormir, y al embarazo mismo, que ya estaba en su segundo trimestre. Sin embargo, ahora, frente al espejo, la incomodidad en su abdomen y una ligera punzada en la parte baja de su espalda la hacían dudar.
Decidió no alarmarse. Quizá solo necesitaba descansar más. Se encontraba vistiéndose cuando sintió una nueva oleada de mareo, esta vez mucho más fuerte. Se apoyó en la pared, cerrando los ojos y respirando profundamente hasta que pasó. Pero la preocupación comenzó a asentarse en su mente, como una sombra.
—¿Y si algo no esta bien con el bebé? —susurró para sí misma.
Sacudiendo la cabeza, se obligó a continuar con su rutina. Despertó a Kai con un suave toque en la espalda y la ayudó a vestirse para la escuela, todo mientras mantenía la sonrisa forzada y trataba de ignorar las punzadas intermitentes en su abdomen. Al llegar al trabajo, el día transcurrió como cualquier otro, lleno de reuniones, revisiones de bocetos y los problemas menores que surgían en su nuevo cargo. Pero a medida que avanzaba la mañana, Areum sintió que las punzadas se hacían más fuertes y más frecuentes. Solo es el estrés, se repetía una y otra vez, intentando convencerse. Estoy bien. El bebé está bien.
No obstante, hacia el mediodía, cuando estaba revisando un diseño con su equipo, sintió un dolor agudo que la dejó sin aliento. Fue tan repentino que casi dejó caer los documentos que tenía en la mano. Su asistente, Sunhye, la miró alarmada.
—¿Señorita Choi, está bien? —preguntó, acercándose rápidamente.
Areum intentó sonreír y disimular, pero el dolor la había dejado inmóvil por unos segundos. Cuando trató de hablar, su voz salió más débil de lo que esperaba.
—Solo... un poco de mareo. Creo que necesito descansar un momento.
Sunhye la ayudó a sentarse en la sala de reuniones vacía. Esto no es normal, pensó Areum mientras se llevaba una mano al vientre, que ahora sentía tenso. El pánico comenzaba a instalarse en su pecho. Algo no está bien.
