✧ 21. Lo siento

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Capítulo 21.

Sus ojos se abrieron lentamente, mientras la luz que iluminaba la habitación le resultaba molesta y cegadora

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Sus ojos se abrieron lentamente, mientras la luz que iluminaba la habitación le resultaba molesta y cegadora. El cuerpo le dolía desde la cabeza hasta las puntas de los pies, sentía un peso difícil de explicar y su garganta estaba un poco reseca. Cuando todo finalmente dejó de dar vueltas, se dio cuenta de que se encontraba en el hospital. Su corazón comenzó a latir desenfrenado, observando cuidadosamente a las personas que se encontraban a su lado.

—Areum... —la ligereza con la que su madre había tomado su mano la hicieron sentir vulnerable, sin estar realmente segura de lo que estaba sucediendo.

Porque era obvio que algo malo había sucedido. Los rostros de sus padres, el de Mingyu y también el de Midori, se lo decían con claridad.

—¿Qué pasó? —preguntó débilmente, tratando de recomponerse en su lugar. Su espalda dolía, al igual que todo su cuerpo en general. Se recargó con una de sus manos en la cama, y otra tomando su vientre, mientras trataba de posicionarse mejor... Fue entonces que lo entendió— ¿Qué pasó? —esta vez, la desesperación comenzó a crecer— Mi bebé, ¿dónde está mi bebé?

La habitación del hospital se tornó aún más silenciosa, el sonido del monitor cardíaco en el fondo era lo único que rompía la calma tensa. Sus padres intercambiaron miradas preocupadas, Midori no pudo soportarlo más, y tan solo salió de la habitación mientras finalmente, podía soltarse a llorar después de haberse estado conteniendo. Mingyu se acercó un poco más al borde de la cama, con una tenue expresión de tristeza en su rostro.

Su madre, con la voz temblando, intentó calmarla: —Areum, querida, tienes que respirar profundamente...

Pero la desesperación y el miedo ya habían tomado el control: —¡No, no! —exclamó, con su voz quebrada—. Mi bebé, ¿dónde está? ¡Díganme qué pasó!

—Necesitas tranquilizarte un poco. Estás muy débil y... —su padre, quien rara vez solía demostrar con certeza sus emociones, en ese momento, se encontraba devastado—. Necesitas recuperarte.

Areum miró a su alrededor, buscando respuestas. La angustia en sus ojos era evidente, y el dolor en su cuerpo no hacía más que intensificar su desesperación: —No entiendo. ¿Dónde está mi bebé? ¿Por qué no lo veo?

—Cariño...

—No, dime que no es cierto—la voz de Areum se quebró mientras intentaba sentarse con más firmeza en la cama, pero el dolor en su cuerpo se lo impedía. Sus ojos buscaban desesperadamente a su alrededor, como si esperara que el bebé apareciera de repente, como un sueño del que recién había despertado.

—El parto se adelantó, y hubo muchas complicaciones —empezó su madre, tratando de mantener la calma—... Fue una situación muy delicada, cariño. El bebé aún era muy pequeño, Areum... Lo siento tanto.

𝐀𝐁𝐎𝐔𝐓 𝐘𝐎𝐔 | Park Jay  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora