Ed había estado de un humor excelente los últimos días y después del "sí" de Winry, se sentía aún más pletórico. Al quería viajar a Central lo antes posible, acompañando a Pinako hasta Ciudad del Este, así que durante los últimos días estuvieron centrados en los preparativos del viaje. Winry y él apenas tuvieron tiempo para volver a hablar sobre el tema de la boda, aunque sabiendo que ocurriría, a Ed no le importaba demasiado. Ni siquiera le habían dicho nada a la abuela, aunque la mujer conoció la noticia en tiempo real. Simplemente, ambos estaban demasiado felices para preocuparse por detalles como su fecha de boda. No obstante, a Ed sí que se le había pasado por la cabeza que formalizar su relación sí que supondría una conveniente ventaja añadida: una vez fueran marido y mujer, nadie podría impedirle dormir con Winry cada noche. Era un dato importante a tener en cuenta, porque estaba deseando disfrutar de ese privilegio.
Cualquiera podría pensar que su compromiso y la inminente oportunidad para que ambos pudieran consumar su amor habrían tranquilizado a Ed, pero la realidad era que no fue así. Saber que la ocasión estaba cada vez más próxima no apaciguó ese deseo en lo más mínimo. Si acaso, lo había exacerbado aún más. Confirmar que Winry también quería hacerlo y que disfrutaba tanto como él de la intimidad cada vez mayor que compartían solo lo hacía sentirse más impaciente por tener más momentos así.
Por supuesto, estaba más tranquilo tras resolver esas importantes cuestiones pendientes, pero al liberarse de esas inquietudes, el deseo por Winry había pasado a ocupar aún más espacio en sus pensamientos. En la práctica, esto se traducía en que cada vez le resultaba más difícil mantener la manos quietas si ella estaba a su alcance, sin importar el momento o si estaban solos o no.
Además, antes de partir aún le quedaba un tema pendiente importante: la puesta a punto de su automail. Su viaje se había adelantado unos días a su revisión mensual, pero Winry no estaba dispuesta a dejarle ir sin echarle un último vistazo.
El problema no era revisión en sí. La conexión de los nervios seguía doliendo como el infierno, pero a estas alturas estaba más que acostumbrado y ahora, al menos, solo tenía que sufrir ese tormento una vez. El problema era que era el último momento a solas que tendrían antes de partir esa tarde, con un importante agravante: el uniforme de trabajo de Winry, ese mono tan poco sexy pero que se convertía en trampa mortal cuando se lo anudaba a la cintura y esos malditos tops de tirantes ajustados ante los que tantas veces había tenido que recurrir a la tabla periódica.
Su deseo ya estaba desbocado de por sí y una situación así hacía que el riesgo de perder los papeles aumentara de forma considerable. No era un buen momento para ello, porque tendrían que despedirse horas después y no habría tiempo para hablar. Esta vez estaba decidido a llevar la voz cantante para no perder el control de la situación. Por muy difícil que se lo pusiera Winry, totalmente ignorante de las tribulaciones que le estaba causando su vestuario.
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El día en el que habían decidido partir a Central llegó en un suspiro. En ese momento Ed estaba tumbado en la cama de Winry mientras ella examinaba su pierna. Desde la última noche antes del Día Prometido ella había seguido haciéndole el mantenimiento allí, en vez de usar en el taller como con cualquier cliente. Estaba muy agradecido ante este tratamiento especial, aunque ahora mismo le gustaría estar en la cama con ella de forma muy diferente. Aparte de ese pensamiento, tal y como esperaba el escote y el ombligo al aire de Winry no le estaban ayudando en nada con sus esfuerzos para mantener la compostura. Y estar sin pantalones, tampoco.
Winry parecía bastante satisfecha del estado del automail, aunque había tenido que ajustarlo un poco porque, al parecer, había crecido de nuevo, para su satisfacción. Era agradable no ser regañado y golpeado como de costumbre. También era cierto que esta vez no estaba destrozado, como también era costumbre en el pasado. No fue difícil mantener sus emociones a raya mientras ella estuvo centrada en el trabajo. Sabía que el problema vendría después.
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La cuestión de Winry
RomanceDescubrir el amor con Winry está siendo una aventura muy emocionante para Edward, pero sus sentimientos se están descontrolando hasta el punto de volverle loco. ¿Cómo iba a manejar esa situación, totalmente nueva para ambos?