Por mucho que atesoremos los momentos que vivimos, es imposible detener el paso del tiempo y así, tras la felicidad de esos días, finalmente había llegado la última noche que Ed y Winry compartirían antes de separar sus caminos por un tiempo. Ver su vieja maleta esperando junto a la puerta era una imagen casi nostálgica para Ed, que ya estaba en la cama, recostado sobre el cabecero mientras esperaba la llegada de la mujer de la que se despediría a la mañana siguiente. Por mucho que estuviera seguro de que su corazón no cambiaría en nada durante el tiempo que pasara lejos de ella, esa noche el joven notaba que sus sentimientos estaban a flor de piel.
Esa inminente despedida le estaba provocando una sensación extraña. No era exactamente tristeza, pero se sentía tremendamente conmovido, como si la perspectiva de su despedida magnificara cada una de las emociones que se agitaban en su interior con solo pensar en ella.
Si echaba la vista atrás, le asombraba lo mucho que había cambiado su vida en apenas dos años. Ed sonrió recordando en las vueltas que le había dado a toda la cuestión de Winry mientras se recuperaba en el hospital de Central después de la gran batalla del Día Prometido. Desde luego, las cosas no habían ido tal y como esperaba en aquel entonces. El ingenuo plan que había ideado esos días no funcionó como pensaba. Jamás imaginó que se vería sobrepasado de tal forma por sus sentimientos y hubo momentos en los que realmente había sentido que estaba a punto de volverse loco, pero al final, el resultado superaba con mucho sus expectativas más optimistas.
¿Quién iba a decirle entonces que un par de años después iba a encontrarse donde estaba ahora? Recién casado y recostado cómodamente en una gran cama de matrimonio, esperando que Winry se uniera a él para compartir otra noche juntos. ¡Ojalá pudiera viajar en el tiempo para decirse a sí mismo que todo iba a salir así de bien!
Pero en fin, lo importante era que, a pesar de todos sus desvelos, había conseguido cumplir todos los deseos que ocupaban su corazón en aquel entonces y otros muchos que ni siquiera sabía que tenía. Tenía que reconocer que era un hombre con suerte. ¡Con muchísima suerte!
Y finalmente, mañana llegaría el momento de separarse... Después de ese tiempo con Winry, sabía de sobra que no iba a resultar nada fácil, pero, como siempre, una cosa era saber lo que ocurriría y otra muy distinta, experimentarlo en primera persona. Sentía que ya la echaba de menos, aunque aún no se hubieran despedido. Por mucho que se hubiera hecho a la idea, era incapaz de controlar los sentimientos que le invadían aquella noche, en la que Ed iba a aprender la última lección que le restaba acerca de la cuestión de Winry: decirla adiós y partir con una sonrisa, sabiendo lo mucho que iba a extrañarla.
Su memoria había guardado como un tesoro cada mirada, cada sonrisa, cara roce y cada beso que habían compartido ese día. Recordaba cada palabra que habían cruzado, aunque no hubieran hablado de temas especialmente importantes. Ya estaba casi todo dicho, excepto una última cosa que se había reservado para aquella noche.
Podía ser la persona más pragmática y racional del mundo, pero, aún así, Ed llevaba todo el día sintiendo que su corazón temblaba ante la mera presencia de aquella joven de la que se había enamorado de una forma que nunca creyó posible. Por mucho que se repitiera lo contrario, esa noche era especial...
El sonido de la puerta abriéndose interrumpió sus pensamientos y sus ojos dorados se volvieron hacia ella, ansiosos por contemplar a la mujer que llevaba todo el día danzando por su mente. Cuando Winry entró en la habitación, esos ojos anhelantes se abrieron sorprendidos mientras una sonrisa asomaba a sus labios. Por lo que parecía, la joven también había considerado que aquella se trataba de una ocasión especial, porque llevaba puesto ese precioso kimono de seda azul que había estrenado en su luna de miel. ¡Y vaya estreno había sido ese!
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La cuestión de Winry
RomanceDescubrir el amor con Winry está siendo una aventura muy emocionante para Edward, pero sus sentimientos se están descontrolando hasta el punto de volverle loco. ¿Cómo iba a manejar esa situación, totalmente nueva para ambos?