El cielo tras las ventanas se tornaba cada vez más encapotado mientras Winry y Pinako terminaban de cenar. Todo apuntaba a que llovería esa noche. Después de su llamada para confirmar que habían llegado a Central sin incidentes no habían recibido más noticias de los dos hermanos Elric, por lo que suponían que cogerían el primer tren al día siguiente y estarían de nuevo en casa a mediodía. Winry estaba tan emocionada por su regreso que hasta había preparado la tarta de manzana con la que les recibió la primera vez. Después de hacerlo, pensó que quizá era un poco exagerado tras una ausencia de solo unos días, así que disimuló sus intenciones poniéndola sobre la mesa esa noche a la hora del postre.
Durante esos días, la joven mecánica había estado trabajando a destajo para mantener la mente ocupada y de paso, liberar un poco su agenda pensando en su reencuentro. Llegar a la cama cansada la ayudaba a dormir, pero aún así cada día que pasaba se notaba más inquieta. "Solo una noche más", pensó mientras recogía los platos. Qué solitario se sentía fregar la vajilla sin Ed a su lado...
En ese momento ya habían acabado con la cena y estaban dando buena cuenta de un buen trozo de tarta mientras disfrutaban de la sobremesa antes de acostarse. Las primeras gotas de lluvia resbalaban sobre el cristal de las ventanas cuando oyeron que alguien golpeaba la puerta principal.
—¿Quién será a estas horas? ¿Será alguna urgencia? —preguntó Winry extrañada mientras se dirigía a la entrada.
Al abrir la puerta, casi gritó de sorpresa al encontrarse con las caras sonrientes de los dos hermanos, saludándola de pie en el umbral. Creyó que iba a morir de alegría.
—¡Estamos de vuelta!— exclamaron ellos al unísono.
—¿Pero... no llegabais mañana? —preguntó, aún recuperándose de la impresión.
Por costumbre, miró a Ed, preocupada por un momento por si había destrozado el automail, pero todo parecía en orden. Al menos, no había daños en su pierna a simple vista. Por primera vez, parecía que había conseguido volver sin verse envuelto en una pelea. Todo un logro, viniendo de él.
—Nos dimos prisa para coger el último tren y darte una sorpresa. Bueno, a las dos —se explicó él, siguiendo la dirección de su mirada—. ¿No te alegras?
—¡Por supuesto que sí!— respondió con una gran sonrisa —Bienvenidos a casa.
Era el mejor regalo que había podido pedir: no tener que esperar un día más para volver a ver a Ed. Bueno, y a Al, por supuesto. Pero sobre todo a Ed, para que negarlo.
Emocionada, se hizo a un lado para que ambos entraran en casa. Al se adelantó para saludarla con un abrazo, como solía hacer, y se dirigió hacia la puerta de la cocina. Allí le aguardaba la abuela que se había asomado al escuchar la voz familiar de los jóvenes. Ed le siguió, abrazándola también, lo que era mucho más raro de ver. De hecho, hasta donde podía recordar, era la primera vez que lo hacía —delante de más gente, claro está—, sin contar con su primer abrazo al volver a casa. Esa vez no no tuvieron mucha opción, ya que se lanzó sobre ellos con tal fuerza que los tres acabaron en el suelo.
Era la segunda sorpresa de la noche y no tardó en llegar una tercera, cuando sintió como mientras la estrechaba entre sus brazos de una forma muy diferente a la de Al, los labios de Ed rozaron su cuello en un beso breve, discreto y totalmente inesperado.
Y para terminar de rematarla, después de hacerlo la dedicó una sonrisa que derritió su corazón. "Dios mío, vaya entrada triunfal", pensó.
—¡No puedo creerlo! ¿Eso que huelo es tarta de manzana?— preguntó Al desde la cocina.
Al final había sido una buena idea prepararla esa tarde. Los cuatro se sentaron a la mesa y escucharon las noticias que traían los dos hermanos. Por lo visto, Al estaba en plena forma, aunque los resultados de algunas pruebas aún tardarían un poco. La noticia del compromiso entre Roy Mustang y Riza Hawkeye fue una verdadera sorpresa, aunque no le sorprendió tanto como a los demás. Ya intuía que esa mujer tenía alguien especial en su corazón, aunque hasta ahora no supiera quién era. "Tiene sentido", pensó.
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La cuestión de Winry
RomansDescubrir el amor con Winry está siendo una aventura muy emocionante para Edward, pero sus sentimientos se están descontrolando hasta el punto de volverle loco. ¿Cómo iba a manejar esa situación, totalmente nueva para ambos?