La cuestión de Winry

Los pasos del padre

Durante las siguientes semanas, la vida familiar estuvo centrada en los preparativos de Al de cara a su nuevo viaje. Después de recibir la llamada del hospital de Central dándole luz verde, el pequeño de los Elric estaba entusiasmado ante la gran aventura que tenía por delante. Los dos hermanos pasaron mucho tiempo juntos durante esos días, recordando el pasado y hablando del futuro.

—Por cierto, hermano —preguntó Al en una de esas conversaciones—. ¿Has pensado que vamos a seguir el mismo camino que nuestro padre y el homúnculo en el pasado?

—Ahora que lo dices, así es... —respondió Ed, reflexionando sobre ello— Si Hohenheim se hubiera dirigido al oeste en un primer momento, quizá las cosas habrían sido de otra forma.

—Si hubiera sido así, es posible que fuera Xing el que hubiera desaparecido.

—Nunca podremos saberlo, supongo -dijo Ed, encogiéndose de hombros.

—¿Aún te resiste a llamarle padre? Mira que eres terco a veces...

Ed bufó como respuesta a su comentario. Seguía siendo él, lo llamara como lo llamara. Se alegraba de haberlo hecho por lo menos una vez, aunque nunca lo admitiría en voz alta.

—Hermano... ¿Por qué propusiste dirigirte hacia el oeste desde el principio? —preguntó Al.

—Hmmm... Supuse que tú preferirías ir hacia el este ya que es la dirección en la que está Xing. Puedes considerarlo una forma de devolver tu generosidad y tu apoyo con la cuestión de Winry.

Al rompió a reír ante la explicación de Ed. Su sentido del romanticismo seguía dejando mucho que desear, pero desde que estaba con Winry había mejorado mucho. No esperaba escuchar algo como "deseo que tú también encuentres el amor" de labios de su hermano, pero su actitud demostraba que sus buenas intenciones. A su manera, Ed era capaz de tener gestos realmente tiernos, por mucho que se empeñara en negarlo.

—Aceptaré tu amabilidad con gusto, entonces. Aunque lo cierto es que pensaba que tenías otra razón para tomar esa decisión— apuntó Al.

—¿Qué razón?— preguntó Ed levantando una ceja, intrigado.

—Bueno, ya sabes, teniendo en cuenta lo mucho que discutías con papá...

—¿Qué quieres decir?

—Es como si quisieras seguir llevándole la contraria, haciendo justo lo opuesto a lo que hizo él —apuntó Al entre risas.

Era cierto que quizá sus caminos no fueran a seguir la misma dirección, pero Ed y su padre tenían muchas más cosas en común de las que quería reconocer.

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Entre unas cosas y otras, los días fueron pasando y por fin llegó el momento de emprender el viaje. Esa despedida también era muy diferente a todas las anteriores porque por primera vez los hermanos Elric separaban sus caminos. Esta vez, solo Al diría adiós desde el tren, aunque Pinako le acompañaría brevemente durante la primera parte del trayecto. La mujer parecía contenta de ver a su vieja amiga, aunque por dentro se estuviera riendo pensando en aquella tierna pareja de enamorados y deseando ver su cara cuando volvieran. Seguro que esos días iban a ser mucho más emocionantes para los que se quedaba en casa que para ella, aunque no estaba mal cambiar de aires. "Quizá debería hacerlo más a menudo", pensó.

Después de una emotiva despedida, los dos subieron al tren para acomodar su equipaje y Al se asomó por la ventanilla, como siempre solían hacer.

—¡Estaré deseando volver a veros! —dijo, guiñándoles el ojo a Ed y Winry.

Su futuro enlace aún seguía siendo un secreto y los dos querían que siguiera siendo así tanto como fuera posible. Con lo pequeño que era Resembool, el acontecimiento podía convertirse en una de las noticias del año y seguro que generaría un interés excesivo entre los vecinos, casi siempre bienintencionados pero demasiado curiosos, que preferían evitar. Especialmente Ed, que no tenía ninguna gana de responder a preguntas indiscretas cada vez que asomara por el pueblo.

—Si todo va bien, puedes traer a May contigo —sugirió Winry.

—Bueno, ya veremos... —dijo Al, riendo— Sin duda, se lo preguntaré.

El repique de la campana de la estación anunciando la inminente salida del tren les indicó que debían terminar de despedirse. Winry ya había vivido muchos momentos como ese pero para los dos hermanos la situación era insólita. Después de tantos años de aventuras juntos, esta vez era la primera vez que Al volaba en solitario, eligiendo su propio camino igual que lo había hecho él. Para Ed resultaba muy extraño estar diciendo adiós a su hermano desde el andén. No podía negar que iba a echarle de menos, pero también se alegraba por él.

Cuando el tren comenzó a moverse, le deseó un buen viaje por última vez junto a Winry, mientras él agitaba la mano en señal de despedida con una gran sonrisa, asomado a la ventana junto a la abuela Pinako. Y así, Al comenzó su nuevo viaje...

Mientras veía como el tren se alejaba entre las colinas verdes, Ed pensó en las incontables ocasiones en las que Winry había estado en el mismo lugar que él. Nunca se había parado a considerar lo duro que era despedirse para el que se queda esperando. Adivinando sus pensamientos, la joven se acercó a él y lo cogió de la mano, intentando reconfortarlo.

—Estará bien.

—Claro que sí. Después de todo, es Al. Seguro que tendrá muchas aventuras que contar a su regreso— respondió, entrelazando sus dedos con los de ella.

Permanecieron en silencio en el andén hasta que el tren se perdió en el horizonte. Ed sonrió una última vez, apretó los dedos de Winry entre los suyos y echó a andar sin soltar su mano. Ni siquiera se dio cuenta de ello, aunque algunas se las personas que seguían en la estación si que tomaron buena nota de este detalle, que no tardó en convertirse en un rumor de lo más jugoso.

Los dos jóvenes recorrieron todo el camino de regreso a casa cogidos de la mano bajo el cielo anaranjado del atardecer. Sentirla junto a él en ese momento era tan reconfortante para Ed que la idea de soltarla ni se le pasó por la cabeza. Cuando estaban solos, sus manos se movían sin pensarlo buscando su calor. Se había convertido en un acto natural para él, igual de necesario que comer o respirar. Así de sencillo. Su amor por Winry había crecido tanto que ya era imposible de ocultar.