➥ Dos mejores amigos que desde pequeños se prometieron crear el circo más inigualable y famoso que haya podido haber en el planeta tierra, pero para eso, tendrían que encontrar personas únicas en su travesía.
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➺ Zodiaco BL/OMEGAVER...
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Arien era un chico muy hiperactivo, sus padres no sabían cómo mantenerlo quieto.
Desde muy pequeño aprendió a subirse a los árboles sin ningún tipo de ayuda, su lugar favorito era el techo de su casa donde se podía ver el pueblo. Amaba ver las estrellas y apreciar las constelaciones que le otorgaba la gran vista.
—Ari, baja de ahí, cariño—su madre siempre entraba en un pequeño pánico cuando veía a su hijo no tenerle miedo a nada.
El pequeño Arien de 4 años le sonrió de forma suave bajando con agilidad hasta llegar al frente de su madre.
Quien se sostenía el pecho sintiendo como su corazón latía con miedo a que su cachorro se lastimara.
—De verdad tienes que dejar de hacer eso—suspiró la mujer abrazando a su cachorro.
El pequeño alfa solo se acurrucó en los brazos de su madre.
Aunque Arien siguió así y sus padres realmente dejaron de asustarse tanto cuando lo veían trepar lugares.
El signo de fuego disfrutaba tanto ir por los techos de las casas, amaba sentir el viento en su rostro y la adrenalina al lanzarse desde las alturas.
Se sentía libre.
Pero aún así era aburrido, no sabía qué más hacer y odiaba ir a la escuela porque los idiotas de sus compañeros le ponían apodos horribles por su, según ellos, "extraña" personalidad.
Eran unos estúpidos, bueno, es por eso que peleaba demasiado.
—¡Suéltenme!—les gruñó desesperado.
Los malditos lo tenían agarrado de ambos brazos.
Estaba en desventaja, maldita sea.
Definitivamente esperaba el maldito golpe, que llegó, pero solo fue uno porque alguien alto jaló al tipo hacia atrás haciéndolo caer de trasero al suelo.
Arien se rió y se quitó del agarre de ambos chicos que debido a la impresión habían afianzado el agarre.
—Desaparezcan, ahora—gruñó el alfa de cabellos negros.
Los niños salieron corriendo y Arien salió corriendo de igual forma trepando un gran árbol con maestría.
Los ojos del joven alto se abrieron y una gran sonrisa apareció en sus labios.
—Das miedo con ese parche, pareces raptor de niños—habló Arien mirándolo desde arriba.
El hombre alto se tensó y luego movió sus manos rápidamente.
—No, me llamo Cassian Decker, no soy ningún secuestrador de niños—soltó con una sonrisa avergonzada.