La Guardiana, la Reina y la Guerrera

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El silencio del bosque era interrumpido solo por el susurro suave del viento entre las hojas y el distante canto de criaturas escondidas entre los árboles. Un cálido rayo de sol atravesaba las copas, iluminando un claro donde Cloth entrenaba en solitario. Su arma pesada se movía con precisión y gracia, balanceándose en el aire mientras ejecutaba una serie de movimientos fluidos. Cada golpe, cada paso, demostraba años de dedicación y disciplina.

La paz que la rodeaba era absoluta. El aroma de la tierra húmeda y las flores silvestres llenaba el aire, y una sensación de serenidad inundaba su corazón. Cloth cerró los ojos por un momento, disfrutando de la tranquilidad, permitiendo que sus sentidos se agudizaran.

De repente, una ligera alteración en el ambiente la hizo abrir los ojos y sonreír debajo de su máscara. Sin voltear, habló en voz alta.

"¿Crees que no te siento, Nola?" dijo con un tono juguetón.

Detrás de ella, una figura se detuvo en seco, sorprendida. "¡Vaya! Siempre arruinas mis sorpresas," respondió una voz melodiosa y llena de alegría.

Nola salió de entre los árboles, mostrando una sonrisa brillante. Aunque compartía similitudes con Cloth, era evidente que tenía sus propias características distintivas. Su figura era más esbelta, menos robusta pero igualmente fuerte. Vestía ropajes más limpios y detallados: una armadura ligera que permitía mayor movilidad, adornada con patrones intrincados que reflejaban la luz del sol. Sus ropas tenían tonos claros, con destellos dorados que acentuaban su presencia. Llevaba una capa corta que ondeaba suavemente con la brisa, y su casco, el cual tenía grabados elegantes que realzaban su belleza.

Sus ojos, visibles a través de la apertura del casco, brillaban con una chispa de picardía y determinación. El rostro que asomaba bajo la sombra del yelmo mostraba una piel suave y bien cuidada, contrastando con el aspecto más rudo de Cloth.

"Algún día lograré tomarte por sorpresa," declaró Nola, colocando sus manos en la cintura y fingiendo estar ofendida.

Cloth se giró para enfrentarla, apoyando su arma en el suelo y cruzando los brazos. "Cuando ese día llegue, admitiré la derrota," respondió con una sonrisa que se podía sentir en su voz.

Nola rió suavemente, acercándose unos pasos. "¿Te importa si me uno a tu entrenamiento? Necesito afinar mis habilidades."

"Será un honor," contestó Cloth, inclinando ligeramente la cabeza en señal de respeto.

Sin más preámbulos, ambas adoptaron posiciones de combate. Nola desenfundó una espada elegante, de hoja gruesa y brillante, que manejaba con una sola mano. Comenzaron a moverse en círculos, estudiándose mutuamente, aunque con la familiaridad de quienes han compartido innumerables batallas juntos.

Nola fue la primera en atacar, lanzándose con rapidez y gracia. Su espada cortó el aire en un arco perfecto, dirigido hacia el costado de Cloth. Esta reaccionó al instante, levantando su arma pesada para bloquear el golpe. El choque de metal resonó en el claro, pero en lugar de tensión, había una armonía en sus movimientos.

"Sigues siendo tan rápida como siempre," comentó Cloth, retrocediendo un paso y contraatacando con un golpe descendente.

"Y tú, tan fuerte como una roca," replicó Nola, esquivando el ataque con una elegante pirueta.

El intercambio continuó, cada una demostrando sus habilidades y empujándose a ser mejores. Aunque estaban en combate, no había hostilidad. Al contrario, cada golpe y cada bloqueo estaban llenos de respeto y afecto mutuo. Sus risas ocasionales rompían la seriedad de la práctica, creando un ambiente cálido y acogedor.

"¿Recuerdas cuando empezamos a entrenar juntas?" preguntó Nola, dando un salto hacia atrás para tomar distancia.

"¿Cómo olvidarlo? Eras tan insistente," respondió Cloth, girando su arma con facilidad.

Sombra EscarlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora