Después de haberse despedido de Ghost y Scarlett, Hornet decidió comenzar su búsqueda en los Acantilados Aulladores. El terreno era traicionero, lleno de plataformas y caminos estrechos, pero Hornet se movía con agilidad, saltando de un lugar a otro con facilidad.
Exploró durante horas, revisando cada centímetro, hasta que llegó a una cueva oculta, una que no había notado antes. Al adentrarse en ella, la sensación de inquietud que la había acompañado desde que inició su búsqueda se intensificó.
Dentro de la cueva, Hornet descubrió un pequeño altar, y junto a él, una antorcha con una llama escarlata que ardía con un brillo inusual. Al acercarse, un recuerdo vago cruzó por su mente: la compañía de Grimm, las llamas, y la pequeña Scarlett. Aunque no entendía del todo lo que había sucedido en este lugar, las llamas le parecían peligrosamente familiares, casi como si bailaran en una invitación silenciosa, intentando captar su atención. Sin embargo, algo en su interior le advirtió que debía marcharse.
"Esto... tiene que ver con la compañía," se dijo a sí misma, observando la llama con el ceño fruncido. Pero no tenía tiempo para indagar más en sus sospechas. Sabía que su misión era urgente y no podía permitirse distracciones.
Sin darle más vueltas, Hornet decidió continuar su camino, saliendo rápidamente de la cueva. Mientras se alejaba, sentía la mirada de las llamas en su espalda, una sensación persistente que decidió ignorar. Tenía un objetivo claro y debía concentrarse en él.
Apenas unos instantes después de que Hornet se alejara, una figura silenciosa emergió de las sombras de la cueva. El bicho, cuya apariencia era apenas visible bajo la tenue luz de la llama escarlata, se acercó al altar con cautela. Sus ojos se estrecharon mientras analizaba el entorno, intentando recordar dónde había visto algo similar antes.
"Esto es... inusual," murmuró para sí mismo, su voz apenas audible en el silencio de la cueva. "Una llama como esta... tiene un propósito específico. Pero, ¿qué clase de ritual tuvo lugar aquí? ¿Y por qué me resulta tan familiar?"
El bicho dio un paso más cerca de la antorcha, observando con más atención. Sentía un eco en su memoria, algo que intentaba salir a la superficie, pero que se mantenía esquivo. "Debe ser... algo que aprendí hace mucho tiempo... Pero ahora no tengo tiempo para esto," se dijo, sacudiendo la cabeza para despejar sus pensamientos.
Se detuvo un momento, observando la antorcha y el altar, como si buscará respuestas en los detalles que lo rodeaban. Algo en su memoria resonaba, un eco distante de enseñanzas pasadas, pero los detalles seguían siendo solo eso, ecos vacios, deslizándose entre sus pensamientos como arena entre los dedos.
"Esto no es algo que deba ignorar," continuó en voz baja, todavía perdido en sus reflexiones. Sin embargo, la urgencia de su misión prevaleció. Tenía que seguir adelante. Había alguien a quien debía alcanzar, y no podía permitirse más retrasos.
Con un último vistazo al altar, el bicho se dio la vuelta, moviéndose con una agilidad y sigilo que sugerían una familiaridad con tales situaciones. Desapareció en las sombras, siguiendo el rastro de la figura que había salido de la cueva momentos antes.
Después de dejar atrás la cueva con la llama escarlata, Hornet continuó su exploración por los Acantilados Aulladores. Su determinación la llevó a los lugares más recónditos y traicioneros de la zona, hasta que finalmente llegó a un área que no había visitado antes. El aire se sentía denso, cargado con una energía peculiar, y pronto comprendió la razón.
Frente a ella, en un claro entre las rocas, estaba Mato, el maestro del aguijón de la zona. Su figura era imponente, pero transmitía una calma y sabiduría que sólo los años de dedicación al arte del combate podían otorgar. Al ver a Hornet acercarse, Mato la saludó con una inclinación de su cabeza.
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Sombra Escarlata
FanfictionEn el sombrío y misterioso reino de Hallownest, Ghost, un ser aparentemente sin emociones y propósito fijo, y Scarlett, hija del enigmático Grimm, emprenden un viaje inesperado. Unidos por un destino que desafía las sombras, ambos deben enfrentar lo...