Sombra Escarlata

Sombras del Abismo

Hay lugares donde la luz se desvanece y la oscuridad se convierte en la única verdad. Allí, en lo más profundo de Hallownest, donde el Vacío se arremolina en un torbellino de sombras y lamentos olvidados, yace el origen de todo. El aire en el Abismo era denso, cargado de una humedad que olía a hierro oxidado y a algo más antiguo, algo que permanecía en los rincones más oscuros del reino. Para Ghost, el Abismo era más que un lugar; era el recuerdo tangible de lo que fue y de lo que es, un eco de su propia existencia. Hornet, caminando a su lado, sentía cómo cada paso parecía acercarla a un abismo emocional tanto como físico. No podía evitar que sus pensamientos volvieran a ese lugar ominoso. El Abismo... un pozo de oscuridad donde nacen los monstruos, y también los héroes. Aunque conocía las leyendas, siempre había sentido un temor reverencial hacia ese lugar. Sabía que Ghost algún día necesitaría regresar allí, pero no esperaba que ese día llegara tan pronto.

Hornet giró su mirada hacia Ghost, notando la firmeza en sus pequeños pasos, una firmeza que no ocultaba la sombra de duda que se cernía sobre él. Sabía que la decisión de volver al Abismo no era fácil para él. "Él debe enfrentarse a su origen, descubrir lo que realmente es..." pensó, mientras un nudo se formaba en su estómago. Hornet apretó su aguja con fuerza, como si con ello pudiera transmitirle a Ghost la fortaleza que sabía que él necesitaría. Su expresión se suavizó al comprender que, por mucho que deseara protegerlo, había caminos que solo él podía recorrer. "Ghost," empezó, su voz suave pero cargada de resolución, "sé que este viaje no será fácil. El Abismo es... es algo más que un lugar, y no sé qué encontrarás allí. Pero no tienes que hacerlo solo. Estaré a tu lado hasta donde me sea posible."Ghost asintió con determinación, agradeciendo su apoyo con una mirada silenciosa. Hornet, con una leve sonrisa, supo que había tomado la decisión correcta. 

El dúo comenzó a regresar sobre sus pasos. Mientras avanzaban por las calles mojadas de la Ciudad de Lágrimas, Hornet no pudo evitar expresar sus dudas en voz alta. "Sabes que el Abismo está en lo más profundo de Hallownest, ¿verdad? No será fácil llegar allí. Podríamos rodear por los límites del reino, tomar un camino más seguro."

Ghost, en respuesta, sacó su mapa y lo desplegó ante Hornet. Sus pequeños dedos señalaron con precisión un punto: la Estación del Ciervocamino, la Estación del Rey. Hornet siguió su gesto, asintiendo al darse cuenta de su plan. "Entiendo," dijo, "es un camino más directo. Pero no será fácil... aún quedan muchos enemigos por el camino."

Continuaron su travesía, enfrentando a los restos de los guardias infectados que aún vagaban por la ciudad. Cáscaras Centinelas aladas descendieron desde las alturas, lanzando ataques rápidos con sus lanzas. Ghost y Hornet, acostumbrados a estos combates, se movían con una coordinación fluida, respondiendo con una precisión letal. Aunque los enemigos eran numerosos, los hermanos demostraron ser superiores, derribando uno tras otro, hasta que finalmente el último centinela pesado cayó con un golpe certero.

Finalmente, después de varios enfrentamientos, llegaron a la entrada de la Estación del Ciervocamino. La estructura, aunque vieja y desgastada, aún mantenía un aire de majestuosidad. Las columnas talladas con antiguos símbolos de Hallownest se alzaban imponentes, cubiertas de musgo y enredaderas. La luz que una vez iluminó este lugar era ahora débil, casi apagada, pero el espíritu de la estación seguía vivo.

Ghost se adelantó y tocó la campana. El sonido resonó en la estación vacía, como si convocara a una fuerza ancestral desde las profundidades de la tierra. No pasó mucho tiempo antes de que el Ciervocamino, con su porte imponente y su mirada sabia, apareciera desde la oscuridad. Sus ojos antiguos miraron a Ghost y Hornet con una curiosidad que solo las criaturas inmortales pueden tener.

"Hola amigos míos. ¿A dónde desean ir?" preguntó, su voz grave resonando en la sala vacía.

Ghost, sin decir una palabra, sacó su mapa y señaló la Estación Oculta. El Ciervocamino asintió en comprensión. "La Estación Oculta... Un lugar envuelto en misterio. Suban," les indicó con un leve movimiento de sus antenas.