El cigarrillo encendido se desvanecía entre mis dedos, convirtiendo las espirales de humo en fragmentos de recuerdos inhóspitos de mi mente.
Desgraciadamente había caído una vez más al fondo de aquellos fantasmas que solían perseguirme.
El haber puesto un pie nuevamente en este lugar me había abierto de nuevo a aquella vulnerabilidad de la cual yo había escapado hacia años, gracias a la cual había creado un muro de piedra solida a mí alrededor.Afuera había comenzado a nevar, caían los copos de nieve lentamente ignorantes a la tormenta que asediada adentro en mi antigua casa y dentro de mi cabeza.
Dí una calada al cigarrillo y cerré mis ojos reteniendo por un tiempo el humo como si con ello pudiera asfixiar esos malos recuerdos y después lo dejé salir lento.
—Si,la maté —dije con la voz suave, como queriendo que esa acción redujera la gravedad de mis acciones —. Maté a mi madre.
Yo estaba parado frente a la ventana, Jimin permanecía acurrucado sobre el sofá, con una herida en su frente que goteaba sangre todavía. Las mías no estaban mejor, pero gracias a Jimin fue que logre volver a la realidad, salí a flote de donde me estaba hundiendo. Aunque estaba seguro de que me había golpeado por venganza a que casi lo mataba, no por ayudarme.
Afuera la noche había caído y consumido todo a su paso, no se veía nada pero mis ojos claramente podían visualizar aquel rosal sin rosas ni espinas que yacía bajo la noche, ocultando un cadáver debajo de sus raíces.
—Le rebane el cuello y dejé que agonizara aquí mismo, después la enterré ahí afuera bajo aquél viejo y podrido rosal, tan podrido como ella.
Jimin solo prestaba atención a lo que yo estaba diciendo. Él me había preguntado a quien había matado, ya que me había escuchado gritarlo.
Podía recordarlo tan bien, tenía un año de haberme ido a la universidad, tenía apenas 18 años recién cumplidos. Recibí a finales de ese invierno dos cartas de ella, una preguntando si iría de vacaciones para navidad a casa, la otra insistía en que debía ir, en que no debía olvidarme que tenía una madre.
Una madre…
El rencor había comenzado a hacer presencia en mí, una emoción negativa que se manifestaba cada día en mi cabeza, cuando leía sus cartas no podía sentir más que hostilidad y un profundo resentimiento hacia ella.
No fue hasta que me fui lejos de ella que pude percibirla como mi ofensora.
Aquéllas dos cartas fueron el detonante de todo aquello que yo tenía acumulado en mi interior, su cinismo de llamarse mi madre no podía dejarlo pasar, ella tenía que pagarme lo que había hecho conmigo, tenía que recibir una lección.
Ella había destruido su matrimonio, su vida y de paso la mía.
Le respondí una carta donde decía que no iría, que pasaría las vacaciones de navidad en casa de un amigo, que me había invitado a ir con él. Pero aparecí un 23 de Diciembre en casa, en medio de una nevada.
Agradecía que ella hubiera decidido llevarme lejos de mi padre a un lugar poco accesible.
Se sorprendió cuando me vio entrando, recuerdo su sonrisa de satisfacción cuando me vio ahí parado en medio de la sala. Rápido se acerco a mí, sus manos se colocaron sobre mi pecho y recorrieron un camino hasta mis hombros. “Has crecido tanto” había dicho.
En ese momento sentí algo burbujeante salir de mi interior y explotar sobre mí.
Yo había tomado sus dos manos para alejarla de mí con fuerza, ella había vacilado, su sonrisa se tenso y sus ojos se habían agrandado de sorpresa. No tenía idea que solo había regresado para terminar mi trabajo ahí, lo que debí hacer cuando tuve infinidad de oportunidades.
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❀𝔇𝔞𝔯𝔨 𝔒𝔟𝔰𝔢𝔰𝔰𝔦𝔬𝔫❀
Fanfiction¿𝐔𝐧 𝐩𝐬𝐢𝐜ó𝐩𝐚𝐭𝐚? 𝐍𝐨 𝐦𝐞 𝐝𝐞𝐬𝐜𝐫𝐢𝐛𝐢𝐫í𝐚 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐮𝐧𝐨, 𝐭𝐚𝐦𝐩𝐨𝐜𝐨 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐮𝐧 𝐝𝐞𝐬𝐞𝐪𝐮𝐢𝐥𝐢𝐛𝐫𝐚𝐝𝐨 𝐦𝐞𝐧𝐭𝐚𝐥. 𝐃𝐢𝐫í𝐚 𝐦á𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐨𝐲, 𝐮𝐧 𝐚𝐩𝐚𝐬𝐢𝐨𝐧𝐚𝐝𝐨 𝐩𝐨𝐫 𝐝𝐢𝐬𝐟𝐫𝐮𝐭𝐚𝐫 𝐥𝐚𝐬 𝐜𝐨𝐬𝐚𝐬...