38. Las sorpresas del sótano

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Había pasado de la realidad a lo irreal en menos de un día. No podía decir con seguridad si el miedo me invadía a cada instante o si ya era parte de mí que no lograba sentirlo.

Esa noche que volvimos de la fiesta, había dejado algo muy importante en aquel lugar, la confianza.

¿Qué era ahora de mí? ¿Qué fui? O mejor dicho ¿Quién fui en la vida de los Kim?

Enterarme que portaba el apellido Kim solo como un accesorio no fue muy bonito, fue doloroso. Más viniendo de la boca asquerosa de ese tipo esa enorme confesión y por ello dolía mucho más el saber que no  soy hijo de los Kim y que ese decrépito siempre tuvo razón.

"Tus padres te vendieron, eres mío"

Cada vez que recordaba esa maldita frase me hacia querer gritar de la furia, salir corriendo y lanzarme del primer puente que encontrase.

Él siempre dijo la verdad,  ellos no me querían. Ni si quiera fueron honestos al decirme que no era hijo suyo.

A estas alturas de la vida para mí era tan estúpido preguntarme dónde estaban mis verdaderos padres, quienes eran, o el origen de mi triste y patética vida.

Así que iba tan furioso aquella noche, me volví loco. Cuando Yoongi me dijo que fuera a mi habitación me sentí más solo que nunca en la vida y me entró una desesperación muy grande. Había tomado un cuchillo y me quise quitar la vida, si no fuera por ese estúpido entrometido yo ya no estuviera vivo.  Me golpeó y me inyectó algo que creí era veneno o algo así pero ahora veo  que era  un tranquilizante.

Pensé que moriría.

En fin, de que servía ponerme en bandeja de plata mi propia desgracia y llorarle a mi desafortunada vida, igual estaba aquí privado de libertad así que no había mucho por hacer.

Cuando abrí mis ojos ya era de tarde, el lugar estaba tan oscuro que no podía distinguir en donde exactamente me encontraba. Habían  sabanas envolviendo mi cuerpo y me di cuenta que estaba sin pantalón y llevaba la camisa de Yoongi.  El olor de su fragancia amaderada aún era perceptible para mi nariz.

Me senté lento tratando de reconocer algo pero como todo estaba oscuro no podía distinguir mayor cosa. Solo que era una habitación grande y polvorienta.

Salí de la cama y mis pies dieron con el frío de la madera vieja, temblaba un poco hasta los huesos. Era como el presagio de la fatalidad que se avecinaba aquella noche. 

No lo supe hasta después,  cuando me encontré con aquellos ojos oscuros pero a diferencia de otras veces éstos carecían de vida, eran terroríficos.

Creí que se había vuelto loco por la forma en que me miraba, y cuando trató de tomarme por el brazo supe que debía hacer algo. No estaba bien.

Subí corriendo hasta la habitación en busca de algo que pudiera servirme, no encontré nada en ningún cajón, ni en los muebles, bajar no era opción ya que él venía hacia aquí, así que ir hacia  el baño era más factible.

Entré corriendo y cerré la puerta,  había una enorme tina vieja y sucia, las cortinas casi caídas, el espejo del baño estaba sucio, pero abrí el mueble en busca de algo que me pidiera ayudar a contener el brote psicótico que sabía que se avecinaba.
Pude ver como se sostenía la cabeza y esa era una mala señal.

Pero fui muy lento y tonto porque logró alcanzarme, así ya no podía hacer nada por él. Quería ayudarlo pero me era imposible si no lograba si quiera verme frente a él y distinguir que era yo.

Cuando vi que alucinaba supe que estaba perdido, le hablaba a la  pared del baño.

"No es culpa mía, no es culpa mía no lo es, no lo es"

❀𝔇𝔞𝔯𝔨   𝔒𝔟𝔰𝔢𝔰𝔰𝔦𝔬𝔫❀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora