Unas manos femeninas acariciaban mi rostro con demasiada gentileza, demasiada para ser incluso normal, pero nadie podría notarlo, nadie diría que ese simple acto mantenía intenciones tan oscuras como ocultas que yo ya conocía perfectamente.
Aún así no me moví ni me alejé, no quería hacerla enojar eso era terrible.
-M-mami, ¿Puedo comer helado? -pregunté dudoso a la mujer de cabello rubio al lado mío.
Sus oscuros ojos viajaron de su teléfono hacia mí provocando que me encogiera en la silla.
Sonrió, con aquella sonrisa tan perfecta, su labial rojo resaltaba sus finos labios y un escalofrió me recorrió de arriba abajo. Solo quería helado, solo eso. Sin tareas, ni sorpresas, ni premios... solo quería un día comer un helado sin saber que me lo había ganado por ser buen niño.
No me gustaba ser un buen niño.
Asintió.
-Por supuesto cariño, puedes no veo por qué no.
Sonreí, mi sonrisa hacia brillar mis ojos e iluminaba mi pálido rostro.
-Ve por tu helado, yo te veré desde aquí.
Ella extendió un billete y yo lo tomé aún sin poder creer que comería helado, así nada más. Sin perder más tiempo salí corriendo hasta la heladería que estaba a solo unos cuantos pasos de la mesa donde estábamos con mi madre. Pedí un delicioso helado de vainilla con chispas de chocolate y volví feliz al lado de ella quién seguía viendo cosas en su teléfono.
Comí aquel helado de una manera tan feliz porque sentía libertad para hacerlo.
Pronto volvimos a casa después de que mamá habló con un hombre y bajé corriendo del auto con ella pisando mis talones, al cerrarse la puerta de la casa escuché que me llamaba.
-Yoongi.
Lo supe entonces.
Sabía que ese helado no iba a ser gratis al final. Tenía un pie en el primer escalón porque subiría a mi habitación pero me detuve al escuchar que era llamado y lentamente me di la vuelta.
-¿Si mami?
Me miró detenidamente y después señaló hacia su habitación, tragué saliva. Yo solo era un niño, pero a mis diez años ya sabía que esas cosas que me obligaba a hacer no eran buenas.
Un niño no debe tocar a su mamá de otra manera más que fraternal. ¿Verdad? ¿Soy un monstruo por hacer eso? ¿Por acceder? Mamé me enseño que los hijos obedecen siempre a sus padres, pero... ¿Eso está bien?
Yo no me sentía bien cada vez que ella me obligaba a hacer cosas, me daban asco...simplemente no me sentía bien pero cuando desobedecía pasaba horas metido en esa caja vieja y polvorienta, me sentía como un sucio muñeco de trapo que mamá usaba para jugar cuando quería.
Un pobre muñeco roto que todos dejan al final del armario.
-¡Yoongi!
Caminé lentamente hacia ella como queriendo evitar lo inevitable. No odiaba a mi madre pero había cierta repulsión hacia ella, se convertía en otra cuando no obedecía. Pero yo no podía sólo contra ella, y eso era lo que más dolía, que estaba sólo.
Desgraciadamente ella había ganado mi custodia contra papá y él se fue lejos después de que el juez le negó visitas supervisadas. Las mentiras de mamá hicieron creer al juez que papá era el malo cuando me estaba dejando a merced del verdadero peligro.
-Te compré un helado, debes ser agradecido hijo.
A pasos lentos me adentré hasta ese lugar al cual yo llamaba la habitación oscura, ya que siempre en lo que yo estaba adentro con ella permanecía en penumbra, ninguna luz encendida. Así que realmente no podía ver a mamá pero yo sabía que era ella, que estaba ahí y que era lo que hacía.
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❀𝔇𝔞𝔯𝔨 𝔒𝔟𝔰𝔢𝔰𝔰𝔦𝔬𝔫❀
Fanfiction¿𝐔𝐧 𝐩𝐬𝐢𝐜ó𝐩𝐚𝐭𝐚? 𝐍𝐨 𝐦𝐞 𝐝𝐞𝐬𝐜𝐫𝐢𝐛𝐢𝐫í𝐚 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐮𝐧𝐨, 𝐭𝐚𝐦𝐩𝐨𝐜𝐨 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐮𝐧 𝐝𝐞𝐬𝐞𝐪𝐮𝐢𝐥𝐢𝐛𝐫𝐚𝐝𝐨 𝐦𝐞𝐧𝐭𝐚𝐥. 𝐃𝐢𝐫í𝐚 𝐦á𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐨𝐲, 𝐮𝐧 𝐚𝐩𝐚𝐬𝐢𝐨𝐧𝐚𝐝𝐨 𝐩𝐨𝐫 𝐝𝐢𝐬𝐟𝐫𝐮𝐭𝐚𝐫 𝐥𝐚𝐬 𝐜𝐨𝐬𝐚𝐬...