THE RISE OF THE KINGDOM OF THE SUN 2

CAPÍTULO 68.- primer fragmento

—¿Ya te vas? —Theo miro con tristeza a Taylor—, amor no necesitas ese tonto título, eres la mejor cazadora en mi corazón.

—Eres tan estúpidamente tierno —Taylor lo beso acariciándole el rostro—, te voy a extrañar.

Theo miró con aflicción como Taylor empacaba sus cosas.

—Odio no poder acompañarte —suspiro Theo tumbandose en la cama, al lado de la maleta que llenaba Taylor—, la última vez casi te matan.

—La última vez, terminé pidiéndote que te casaras conmigo porque entendí que quería estar a tu lado y ser tu esposa hasta el final de nuestra vida —Taylor terminó de poner la última prenda, no era una maleta muy grande porque la mayoría de los días iba a estar internada en la prueba y no iba a tener ni el tiempo ni la oportunidad de cambiarse en esas circunstancias—, puede que esta vez tengamos otra sorpresa.

Theo gimoteó como un cachorro.

—Oh gran lobo bebé —Taylor se recostó sobre él—, esta vez es diferente, yo estoy ahí para atrapar malos cazadores, apenas sienta el peligro, Estefan y Bael aparecerán en la escena.

Theo la volvió a besar y después la abrazo con fuerza.

—El gran enfrentamiento que esperamos hace años está por pasar —dijo Theo aspirando su aroma lo más que pudo—, estoy tan aterrado de que te pasé algo, yo te puse en esta posición.

—No seas un tonto paranoico —Taylor se acomodó a gusto en el pecho de su esposo—, voy a estar bien, ¿Acaso no confías en mis habilidades?

—Claro que confió en tus habilidades, son ellas la que me hacen pensar dos veces antes de decir algo estúpido que pueda hacerte enojar —el tarareo pasando su mano por la espalda de la cazadora—, pero mi corazón es muy débil cuando se trata de ti. Perderte me atormenta.

Estuvieron así algunos minutos, acostados y aferrados el uno al otro. Entonces escucharon una risotada que venía de la sala y sonrieron.

—Oh, realmente me duele dejar a Cedric —Taylor tuvo que levantarse con determinación y sin verle la cara a Theo, porque esos ojos tristes y manipuladores hacían que le doliera el pecho—, no te desveles con él, lo consientes demasiado.

Salieron de su habitación, Theo cargaba la maleta de Taylor con odio, como si esta fuera la que se llevará a su esposa.

Encontraron a Cedric jugando en el corral que pusieron en la sala, a un lado en un coche dormía Percival, el bebé de Gerard.

Ji eun , la esposa del cazador leía un libro de biología de hombres lobos, sentada en un sofá al lado de los bebés.

—¿Aún no llega Gerard? —Taylor le interrumpió yendo a cargar a su hijo.

—No, seguro está que contempla esos horribles cuchillos —Ji eun cerró su libro—, espero que cuando termine esa bendita prueba, pase más tiempo aquí. A penas su hijo lo conoce.