CAPÍTULO 77.- segundo fragmento

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—Soy Oliver Moore... —dijo Oliver con la voz quebrada mientras se acercaba al ángel que impedía que nadie se acercara a Liam—. Soy el Rey de esta tierra y padre de Liam. ¿Pueden explicarme qué está ocurriendo?


El ángel, cuya expresión se suavizó al ser tratado con respeto, parecía más dispuesto a hablar con él que con Gabriela, Bael y Estefan, quienes no entendían por qué no podían abrirse paso a la fuerza.


—Sé quién es usted, su majestad —asintió el ángel, contento de recibir una pregunta sincera—, pero lo que está ocurriendo aquí está más allá de cualquier precedente. Lo que hizo su hijo, el príncipe Liam, ha roto muchas reglas celestiales y nadie sabe exactamente qué hacer. Las parcas están exigiendo su alma como pago por todas las que salvó; los ángeles que responden al dios padre lo reclaman por su sacrificio honorable; y los ángeles de la diosa madre lo reclaman por su naturaleza de hombre lobo, alegando que ellos deben encargarse de él.


—¡Pero él no está muerto! —interrumpió Gabriela con una furia desgarradora—. ¡Yo lo sentí, está vivo!


El ángel la ignoró, como si sus palabras no hubieran llegado a sus oídos, y continuó:


—Además, hay un hecho que complica aún más esta situación. La parte lobo de su hijo sigue viva dentro de él. Solo el alma de su lobo permanece, mientras que su parte humana se resiste a abandonar el cuerpo. Es por eso que todo es tan confuso; los altos mandos celestiales están debatiendo qué hacer.


—Entonces... —Oliver sintió que el suelo se desvanecía bajo sus pies, sus palabras temblaron al borde de un abismo—, ¿me está diciendo que no importa lo que decidan, se llevarán a mi hijo de todos modos?


El ángel bajó la mirada, visiblemente entristecido.


—Lamento decir que sí. El príncipe entregó su vida para salvar a todos los que debieron perecer hoy. Lo más probable es que se lo lleven los ángeles de la diosa madre, pues siendo su hijo, es lo que corresponde.


Oliver cerró los ojos, sintiendo como si su corazón se partiera en mil pedazos. Su hijo, su querido heredero, había dado todo por el reino.


Los gritos y sollozos se intensificaron a su alrededor.


—¡Idiota! —Gabriela cayó al suelo mientras Bael trataba de sostenerla—. ¡Maldito idiota! ¡¿Por qué tuvo que salvarme?! ¡¿Por qué?! ¡Él debía vivir! ¡Todo esto fue para que él reinara en paz! ¡Yo debía morir! ¡Se suponía que yo debía hacerlo! ¡Yo me sacrifique para que él viviera!


La desesperación se apoderó de los presentes, y varias voces se alzaron en protesta. Alan intentó avanzar hacia Liam, pero el ángel alzó una mano, deteniéndolo con una ola de energía que demostraba su poder abrumador.


—No pueden acercarse a él —ordenó el ángel con voz firme—. No intenten interferir.


Oliver luchaba por contener sus lágrimas mientras Matt y Alex lo sujetaban, sus propios ojos llenos de dolor. Todos rogaban, desesperados por ver a Liam una última vez.

THE RISE OF THE KINGDOM OF THE SUN 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora