—Aún están a tiempo de irse —dijo Estefan apareciendo de repente—, los puedo llevar en cinco segundos donde sus mamis.
Taylor puso los ojos en blanco, estaban a punto de ser atacados y ella con su grupo de amigos estaban a punto de meterse en una guerra terrible. Donde enfrentarían las mayores fuerzas sobrenaturales que han podido existir.
Entonces tenía que llegar Estefan con su bocaza.
—¿No deberías estar en otro lado? —preguntó Taylor con mala cara.
—Me pidieron que revisara las trampas —dijo Estefan con las manos en los bolsillos.
—Ya las revisé varias veces —asintió Raimi sujetando fuertemente su espada nervioso porque el suelo seguía temblando por momentos—, todo está en orden, las activaremos cuando el enemigo llegué a tierra.
—¿Cuándo será eso? —preguntó Steve que estaba relajadamente sentado sobre una roca, pareciendo muy aburrido—, porque hace más de una hora que están intentando cruzar la cúpula invisible y parece que nunca lo lograron.
—Las fortificamos demasiado al parecer —habló Estefan mirando al horizonte—, pero es mejor, no sé qué son lo que han mandado a matarnos, pero son demasiados y sus cuerpos están calcinándose y ahogándose, intentando cruzar la cúpula.
—¿Soy yo o están acercándose unos meteoritos? —preguntó Taylor señalando el cielo.
Estefan levantó la vista al igual que los otros y vio que efectivamente unas bolas que parecían prendidas en fuego verde se acercaban más y se hacían cada vez más grandes.
—Mierda —gruñó Estefan.
Desplegó sus alas y salió volando a donde estaba Bael y su mamá Catrina, justo para ver junto a ellos como una de las bolas gigantes que al parecer eran enormes rocas, envueltas en un fuego verde sobrenatural se acercaban cada vez más. Escucharon cómo cortaban el aire con un silbido mortal antes de estrellarse contra el escudo del Reino. Cada impacto resonaba como un trueno, reverberando a través de la cúpula y haciendo temblar la isla.
—Romperán la cúpula pronto —Catrina miro a los dos jóvenes—, prepárense, seremos los primeros en luchar con lo que sea que venga por el aire.
—¿Taylor tenía lista las trampas? —preguntó Bael—, apenas caiga la cúpula, esas cosas entraran por el mar.
—Si, ya lo revisé —Estefan se pegó a su madre—, todos ya están en sus posiciones.
Al principio, la cúpula intentó resistir, absorbiendo los golpes con su brillo inquebrantable. Pero la persistencia del enemigo era implacable. Con cada nuevo proyectil, la cúpula se debilitaba, sus destellos se volvían menos intensos, y pequeñas grietas comenzaron a aparecer. Finalmente, tras un golpe particularmente violento, la cúpula cedió. Un crujido ensordecedor llenó el aire cuando la barrera se rompió en miles de fragmentos que cayeron como lluvia de cristal sobre la isla que se desintegró en el aire.
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THE RISE OF THE KINGDOM OF THE SUN 2
Manusia SerigalaEste libro es la quinta y ultima parte de la saga de Alfa King.