• Capitulo 15

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El día comenzó como cualquier otro, pero con un toque de emoción especial. Me había despertado temprano, el dinero que había ganado la noche anterior ya estaba en mi cuenta y lo primero que hice fue desayunar a toda prisa. Estaba emocionada, tal vez más de lo normal. Era el día en que finalmente compraría esos zapatos que tanto había deseado y, además, haría la sesión de fotos que le había prometido a Tati.

Tatiana seguía profundamente dormida cuando me acerqué a su habitación. No quise despertarla, pero le dejé un mensaje para pedirle prestado su auto. Al rato, me respondió con un simple "llévatelo". Era uno de esos días en los que todo parecía estar alineado para que saliera perfecto. Tomé las llaves del carro y salí con una sonrisa en el rostro.

Me acomodé en el asiento del auto y, mientras manejaba, abrí las ventanas. El viento suave y cálido acariciaba mi rostro, el sol brillaba con fuerza, haciendo que todo pareciera más brillante de lo normal. Era como si el universo supiera que hoy era mi día, un día que esperaba desde hacía semanas.

El trayecto era largo, la tienda quedaba en las afueras de la ciudad, en un lugar bastante exclusivo, pero eso no me molestaba en lo más mínimo. Estaba disfrutando cada minuto del camino, con la música a todo volumen y el sol iluminando el recorrido. Podía sentir la emoción creciendo a medida que me acercaba. Pronto, esos tacones rojos serían míos.

Después de un rato, el paisaje comenzó a cambiar. Las calles se volvieron más amplias, las casas más elegantes, y los carros estacionados afuera de las tiendas eran mucho más lujosos que en mi zona. Finalmente, llegué. Estaba justo enfrente de la tienda, una de esas tiendas reconocidas a nivel mundial, con cuatro pisos repletos de artículos de lujo. Estacioné el auto y, al salir, me tomé un momento para admirar el lugar.

El edificio era imponente, con grandes ventanales que dejaban ver el interior lleno de productos de alta gama. A lo largo de la acera, había una fila de autos de lujo estacionados, algunos con choferes que esperaban pacientemente a sus dueños. El frente de la tienda era elegante, con letras doradas que relucían bajo el sol y una entrada adornada con detalles modernos y minimalistas. El diseño exterior era una mezcla perfecta entre sofisticación y elegancia.

Respiré hondo y entré, sintiendo cómo el ambiente cambiaba de inmediato al pasar por las puertas automáticas. El aire acondicionado me envolvió, y todo dentro de la tienda parecía brillar con un aura especial. Los pisos eran de mármol pulido, y las paredes estaban decoradas con arte moderno. A mi alrededor, los clientes caminaban con calma, explorando las muestras de productos expuestos en vitrinas impecables. Algunos hablaban con los gerentes, que vestían trajes impecables y parecían siempre dispuestos a ayudar, mientras otros simplemente observaban en silencio.

Comencé a caminar por los pasillos del primer piso, mirando todo a mi alrededor. Las estanterías estaban llenas de productos perfectamente organizados por colores y tamaños. Todo estaba diseñado para transmitir lujo y exclusividad. Había ropa, bolsos, perfumes, y cada uno de ellos tenía su propio espacio iluminado de forma estratégica. Los colores suaves y neutros dominaban el ambiente, creando una atmósfera tranquila pero llena de estilo.

Sabía exactamente lo que buscaba, pero aún así, me tomé mi tiempo observando todo. Había algo mágico en caminar por un lugar así, donde cada detalle estaba cuidadosamente pensado para atraer a los ojos más exigentes. Aunque lo que buscaba no estaba en el primer piso, disfruté la experiencia de ver todas esas prendas que parecían sacadas de una revista de moda.

Decidí subir al siguiente piso. Podía haber tomado el ascensor, pero opté por las escaleras. Eran de cristal transparente, con barandas metálicas que brillaban bajo la luz natural que entraba por los ventanales. Cada escalón parecía flotar en el aire, y mientras subía, podía ver cómo todo el piso inferior se desplegaba debajo de mí como si fuera un escaparate gigante. Subir por esas escaleras me hacía sentir como si estuviera en el corazón de la moda, donde solo lo mejor estaba al alcance.

29 razones para quedarme Donde viven las historias. Descúbrelo ahora