• Capitulo 27

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Entramos al restaurante con un aire de seguridad, aunque mi mente estaba procesando cada paso que dábamos. El ambiente era acogedor, pero cargado de una elegancia que te hacía sentir observado por todos los rincones. Luces tenues, velas en cada mesa, y un murmullo constante de conversaciones en las que el dinero y los negocios probablemente eran los principales protagonistas. A simple vista, todo parecía perfecto, pero sabía que esta cena era mucho más que una simple comida. Lo que estaba en juego era grande, muy grande, y el futuro de la empresa dependía de que todo saliera bien.

Kai y yo caminamos en silencio hacia una mesa en la esquina del salón, siguiendo las indicaciones del anfitrión. Desde lejos, vi a una pareja de esposos sentada, charlando y sonriéndose el uno al otro. No había dudas, eran ellos.

—Creo que son ellos —le susurré a Kai mientras intentaba mantener una sonrisa profesional.

—Sí, sin duda —respondió Kai, con su habitual tono tranquilo y seguro.

Nos miramos brevemente antes de continuar caminando hacia ellos. Al acercarnos, ambos se giraron hacia nosotros con sonrisas amables. Los reconocí de inmediato por las fotos que nos habían mostrado en la oficina: el señor Laurent, un empresario francés de renombre, y su esposa, Valérie, una mujer encantadora que había sido su mano derecha durante años.

—Buenas noches, señor Laurent, señora Valérie —saludó Kai, extendiendo la mano—. Soy Kai Foster… y ella es Sophia Brown.

—¡Oh! Qué gusto conoceros finalmente —dijo el señor Laurent mientras estrechaba la mano de Kai con entusiasmo.

—El placer es nuestro —respondí, tratando de mantener mi tono firme pero amigable.

La señora Valérie me estudió durante unos segundos, con una sonrisa juguetona en su rostro, como si estuviera analizando cada detalle de mi atuendo y comportamiento. Luego, me dedicó una mirada cálida que me hizo sentir un poco más cómoda.

—Eres realmente preciosa, Sophia —dijo Valérie con un acento suave pero marcado—. Me encanta cómo te has arreglado. ¡Esos tacones son maravillosos!

Me sorprendió el cumplido, pero lo agradecí con una sonrisa genuina.

—Muchas gracias, es muy amable —respondí—. Usted también luce espectacular, ese vestido es precioso.

—Oh, este vestido —rio Valérie, agitando una mano—. Es solo algo sencillo, pero me alegra que te guste.

—habla perfecto el Español —dije

—mis abuelos maternos son de ecuador y viví un tiempo con ellos , con el tiempo aprendí.

Nos sentamos finalmente, con Kai y el señor Laurent ya inmersos en una conversación sobre la empresa y los detalles del contrato. Mientras ellos hablaban sobre cifras, estadísticas y oportunidades de expansión, Valérie y yo nos quedamos un poco al margen, aunque ella no tardó en dirigirse a mí con más preguntas.

—Entonces, Sophia, ¿cómo te sientes trabajando en una empresa tan grande? —me preguntó con genuino interés.

—Es emocionante, sin duda —respondí, tratando de no sonar demasiado formal—. Siempre hay algo nuevo por aprender, y el ambiente es muy dinámico. Nunca sabes qué tipo de desafío te espera al día siguiente.

—Eso suena increíble. Yo trabajé muchos años al lado de Laurent, y aunque a veces puede ser agotador, también es muy gratificante. —Sonrió con un brillo nostálgico en los ojos—. Además, trabajar con alguien tan cercano a ti tiene sus ventajas.

La forma en que lo dijo me dejó un poco descolocada. ¿Se refería a que Kai y yo...?

—Sí, definitivamente, debe ser... interesante trabajar junto a su esposo —respondí, tratando de evadir cualquier malentendido.

29 razones para quedarme Donde viven las historias. Descúbrelo ahora